martes. 19.03.2024

Ibn al-Jatib en la encrucijada

"La relevancia del territorio ibérico como puente de diálogo entre Oriente y Occidente simboliza la responsabilidad que tiene nuestro pueblo para encontrar la clave de armonía que nos haga reconocernos en nuestras supuestas contradicciones identitarias"

El pasado 24 de noviembre impartí en la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, Sevilla, bajo el auspicio de su Cátedra al-Andalus, una conferencia sobre el personaje que ha ocupado mis últimos cinco años de estudio. La charla llevaba por título: 'A caballo entre dos mundos: el granadino Ibn al-Jatib y el renacimiento de al-Andalus', donde defendía yo la encomiable lucha de este gran polígrafo y visir a mediados del siglo XIV en un Occidente Islámico a punto de desmoronarse.

La actividad política de Ibn al-Jatib y su inmensa producción intelectual tuvo lugar en la etapa de esplendor del reino nazarí. Un reino que se constituyó a principios del siglo XIII en la Península Ibérica tras la caída del Imperio almohade, último ente político en lograr la unificación de las dos orillas del Estrecho, y al que se le dio el golpe de gracia con la caída de Granada en 1492, fecha que por su significado marcó para muchos el inicio del Renacimiento en España.

Sin embargo, en mi exploración de la variada obra de este polímata y de la de algunos de sus contemporáneos, he percibido un inmenso impulso de renovación, tanto cultural como político, que este grupo de intelectuales trataba de llevar a cabo siglo y medio antes de sumarnos a la ola de renovación europea. En mi tesis doctoral llamé a la evidencia de este fenómeno en el caso de nuestro granadino: 'La Innovación Jatibiana', en la que se aprecia un debatir entre las influencias espirituales orientales y ciertas características que definirán posteriormente el Renacimiento italiano.

Este proyecto de renovación, que por los avatares de la historia no pudo florecer, llevando a muchos de sus representantes al exilio y en el caso de Ibn al-Jatib también a su asesinato, se extendía más allá de las fronteras andalusíes del momento hacia los reinos cristianos y cruzando el Estrecho. Una experiencia del pasado que ejemplifica la relevancia del territorio ibérico como puente de diálogo entre Oriente y Occidente, y que simboliza en nuestros tiempos actuales la responsabilidad que tiene nuestro pueblo para con el mundo en encontrar la clave de armonía que nos haga reconocernos en nuestras supuestas contradicciones identitarias.

Ibn al-Jatib en la encrucijada
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