jueves. 28.03.2024

De un hincha de Millonarios a Santa Fe

EL CORREO DEL GOLFO recoge la exitosa carta que Dixon Moya, hincha de Millonarios, dirige en su blog de El Espectador a sus amigos de Santa Fe tras proclamarse el equipo colombiano campeón de la Copa de Suramérica de fútbol

Cuando uno tiene corazón azul, se dice que la felicidad completa es ver ganar a Millonarios y esperar que pierda Santa Fe, aunque hoy me contradiga. Para los lectores extranjeros me refiero a los dos grandes equipos de Bogotá. En nuestro caso, cuando se habla del “clásico”, no nos referimos al Real Madrid contra el Barcelona, es más, nosotros los hinchas fieles capitalinos, no tenemos más equipos en el mundo que los nuestros, los de Bogotá, el albiceleste y el cardenal, por los colores de sus uniformes.

A pesar de la rivalidad histórica, paradójicamente he descubierto que tengo muchos amigos con ese terrible defecto de seguir al otro equipo, incluso mi esposa Patricia cuando la conocí se declaraba afecta a Santa Fe, bueno, perfecta no podía ser, aunque durante los últimos años ella ha desarrollado cierto cariño por  Millos, quizás porque le enternece el leal sentimiento que el cuadro embajador le produce a su marido. A esos amigos, va esta carta abierta y sincera.

Aunque exista la competencia permanente, es indudable que un equipo no puede vivir sin el otro. Es una simbiosis perfecta, pues uno termina tan pendiente del equipo vecino como de aquel de sus amores. En los textos de hinchas legendarios del Santa Fe como los dos Daniel Samper (padre e hijo, quienes comprueban el carácter hereditario de ciertas enfermedades), se menciona más a Millonarios que a su propio equipo. Hay un permanente esfuerzo intelectual en los hinchas de cada conjunto, por crear chistes y bromas a costa del otro.

La vida no sería igual si uno de los dos equipos bogotanos desapareciera, descendiera de categoría o se fuera de la ciudad. En ese momento, nos faltaría un componente esencial de nuestra existencia como aficionados al fútbol. Si hay algo que nos identifica a los seguidores de las dos escuadras capitalinas, es que aprendimos a ser buenos hinchas durante la adversidad. No claudicamos durante los malos tiempos, pues como las verdaderas amistades, el buen seguidor se conoce más en los momentos de derrota que de victoria. Tal fidelidad crea un hermanamiento insospechado; además nos hemos beneficiado de cierto efecto positivo de imitación, cuando uno de los dos equipos ha logrado triunfos, parece que motiva al otro a intentar superarlo, ayudándolo indirectamente a mejorar, eso también se agradece.

Ojalá regresen los tiempos en que uno podía ir al estadio bogotano Nemesio Camacho “El Campín”,  en familia y en la misma tribuna nos sentábamos hinchas azules y rojos en un ambiente de familiaridad y respeto, para disfrutar de un clásico.  Más allá de gracejos que nos sabemos toda la vida sobre los dos equipos, nos tratábamos con cordialidad e incluso analizábamos el partido, en donde generalmente el que salía mal librado era el pobre árbitro. Al fin y al cabo, siempre cantábamos el mismo himno, el de nuestra ciudad.

Actualmente muchos jóvenes con necesidades sociales, resentimientos y los problemas normales de su edad, se refugian en las llamadas barras bravas que dicen seguir a los equipos y en ocasiones sus conflictos desembocan en lamentable e injustificable violencia. Eso no tiene nada que ver con el fútbol, ni con los dos equipos en su esencia, son situaciones externas y extremas que ameritan ser controladas y tratadas en su complejo origen social, educativo y cultural.

Sea el momento para felicitar a Santa Fe por el logro de la Copa Sudamericana. En buena hora, por mis amigos y por la mitad de Bogotá que celebra con justicia. Nosotros los fieles hinchas de Millonarios, seguiremos esperando el regreso de la gloria, para el equipo que sin exageración llegó a ser uno de los más importantes del mundo, el inolvidable ballet azul, por el momento que la fiesta sea roja y blanca que viene bien con la navidad, pues es el uniforme de Papá Noel…tranquilos que no haré el conocido chiste! Felicidades!

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera y escritor por vocación. Otras columnas de opinión se publican en el blog que el autor lleva con sus apellidos literarios en el periódico El Espectador de Colombia: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/

De un hincha de Millonarios a Santa Fe
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