martes. 19.03.2024

El Medio Oriente en nuestra casa

"María y José simbolizan a tantas personas de este mundo convulso, que huyen víctimas de la violencia, de la pobreza, que buscan una condición mejor para sus hijos, un futuro posible"

Por estos días, el mundo occidental recrea en sitios públicos y privados, una estancia del antiguo Medio Oriente y le rinde tributo o franca veneración. Le damos variados nombres al símbolo creado por San Francisco de Asís, aquel monje que hablaba del Hermano Sol y la Hermana Luna y era amigo de los animales y la naturaleza. A la invención del buen Francisco, en España la denominan Belén, pero en otros sitios de Iberoamérica se habla de nacimientos, posadas, en Colombia le llamamos pesebre a la representación de la escena que rememora el nacimiento de nuestra fe.

Soy católico y cada año espero con nostalgia y alegría el momento de hacer el pesebre en la sala del hogar, porque visito de nuevo mi infancia alrededor de las figuritas de arcilla de pastores, animalitos de granja como burros, bueyes, tres viajeros que van avanzando por el camino de cartulina, siguiendo la estrella de papel aluminio que alumbra con un pequeño bombillito la pesebrera en donde se ha ubicado una pareja, quienes aguardan el momento en que nazca la esperanza, en forma de tierno bebé.  Cada país tiene sus tradiciones, en nuestro caso está la novena, cuando familiares y amigos se reúnen durante nueve días, previos a la celebración de la navidad, para leer la crónica del viaje de María y José hasta Belén, rezar, cantar villancicos, comer los platos típicos navideños y compartir un buen momento.

Durante esos nueve días, tenemos en mente a una familia que, vista con los ojos del presente, sería definida como desplazada o refugiada, sin poder encontrar un sitio digno ad portas del nacimiento del niño. Es un caso desesperado el de aquellos migrantes que al final solo pueden llegar a un humilde cobertizo, sin posibilidad de atención médica, de cuidados especializados o las más básicas comodidades. María y José simbolizan a tantas personas de este mundo convulso, que huyen víctimas de la violencia, de la pobreza, que buscan una condición mejor para sus hijos, un futuro posible. Durante estos días, cuando en teoría se ablandan los corazones, ojalá pudiéramos ser más sensibles con personas como aquellos que cada año nos congregan alrededor del pesebre.

Sea el momento para desearle lo mejor a la grata familia de EL CORREO DEL GOLFO, a su equipo periodístico y administrativo, a los colegas columnistas, así como a los amables lectores, respetando profundamente sus creencias religiosas, reciban alegría y tranquilidad durante estas fechas de tan hondo significado para los cristianos. En nuestra sala reproduciremos las arenas del desierto, las palmeras y agua de los oasis, así como sus habitantes vestidos con túnicas y sandalias, que llevan cubiertas sus cabezas, como todavía es frecuente ver en esa parte del mundo.

Para todos que haya mucha salud, felicidad y prosperidad, pero especialmente que la paz anide en los corazones de los seres humanos, sobre todo en aquellos sitios en donde actualmente muchas familias huyen del terror, la intolerancia, la pobreza y la falta de oportunidades, familias como la de nuestro querido pesebre.

Feliz navidad y un venturoso 2017.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/   En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

El Medio Oriente en nuestra casa
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