viernes. 29.03.2024

Miss Universo por cinco minutos

"Los reinados de belleza para los colombianos son mucho más que un entretenimiento pasajero, se constituyen en una pasión nacional como el fútbol, la música o la política"
Miss Colombia

Los reinados de belleza para los colombianos, son mucho más que un entretenimiento pasajero, se constituyen en una pasión nacional como el fútbol, la música o la política. De cierta forma, es otra terapia colectiva frente a los males que nos aquejan de vez en cuando. Su aparente liviana naturaleza, ha propiciado obras literarias, crónicas periodísticas, sesudos estudios académicos, e incluso livianas notas como la presente.

Es indeterminado el número de reinados de belleza en Colombia, desde el nacional en Cartagena, tradición cultural de la legendaria ciudad, pasando por varios certámenes internacionales como el del Café, todas las ferias y fiestas locales cuentan con reinado. Se calcula que podrían ser más de tres mil los reinados en nuestro territorio. Quizás sea nuestra secreta aspiración de pertenecer a la nobleza o el benigno invento masculino para admirar la belleza de las compatriotas, sin la censura de madres, esposas o novias.

En la competencia internacional más importante en esta materia, Miss Universo, oficialmente hemos tenido dos reinas, cinco virreinas y un sinnúmero de finalistas. En la década del ochenta, se decía que a pesar de ser más bonitas las colombianas, no era conveniente que fueran elegidas, por los supuestos problemas de imagen del país. La política internacional se asoma aun en las pasarelas, entre canutillos y lentejuelas. Acaba de suceder un hecho inusitado que ha sido la noticia de cierre de fin de año en el mundo. Colombia tuvo por cinco minutos, una nueva Miss Universo, la bella Ariadna Gutiérrez.

En un acontecimiento inédito en la historia de la televisión, en vivo y en directo, ante millones de espectadores, a la candidata colombiana se le coronó, y sin miramientos fue destronada cinco minutos más tarde, en un golpe de estado incruento. Las lágrimas de felicidad se convirtieron en amargo fluido. Todos nos preguntamos qué había pasado, ¿acaso era 28 de diciembre y esto era una «inocentada», una broma pesada a todo un país por parte de la organización del certamen?

Fuera equivocación o actuación premeditada, aparte de la frustración para una nación tan aficionada a los reinados de belleza, la humillación de la que fue objeto la candidata colombiana resultó monumental. Mala decisión de los productores televisivos de continuar la emisión del programa y exponer a las protagonistas del espectáculo al ridículo, pues las estrellas del evento pagaron los platos que otros rompieron de forma burda y escandalosa.

Ha sido tanta la conmoción, que ha motivado el único comentario sensato del Sr. Donald Trump en los últimos meses, que las representantes de Colombia y Filipinas compartan el título. En todo caso, se debe destacar la actitud serena de Ariadna Gutiérrez, en medio de la confusión y el caos del momento. En reacción madura y digna. Ariadna hizo honor a su nombre, del horrible laberinto creado esa noche, salió con la cabeza en alto, así fuera sin corona.

Recuerdo otra anécdota. En 2005 la Miss Universo fue la reina canadiense de origen ruso, Natalie Glebova, quien había participado en Colombia en el año 2004 en un concurso de belleza llamado Maja Mundial, en el cual quedó tercera y ganó la representante colombiana, Sandra Milena Sánchez. La historia da para un silogismo, fórmula utilizada en la filosofía y la ciencia. Primera premisa: Natalie fue Miss Universo. Segunda premisa: Sandra le ganó un concurso de belleza a Natalie. Conclusión: Sandra era más bella que Miss Universo. Es decir que Sandra Milena, así como Ariadna, en cierto modo pueden argumentar que han sido las mujeres más bellas si no del universo, al menos de este planeta.

Ahora bien a la señorita Ariadna Gutiérrez, esos cinco minutos como Miss Universo, la catapultaron a la fama mundial. Es probable que en el futuro sea mucho más recordada que la candidata filipina que le sucedió en el trono que ella no alcanzó a disfrutar. Además, por aquello de la relatividad del tiempo, Colombia puede certificar que tuvo la tercera Miss Universo de su historia, así fuera por cinco minutos, las fotografías no mienten.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera y escritor por vocación. Esta columna de opinión se publicará en el blog que el autor lleva con sus apellidos literarios: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/

Miss Universo por cinco minutos
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