domingo. 28.04.2024

Una mirada al Nadaísmo

El Nadaísmo para algunos fue una especie de religión laica, sin Dios pero con un claro profeta en la Tierra, el poeta Gonzalo Arango
El poeta colombiano Gonzalo Arango, claro referente del Nadaísmo. (Fuente externa)
El poeta colombiano Gonzalo Arango, claro referente del Nadaísmo. (Fuente externa)

“Todo es mío, en el sentido que nada me pertenece”

Gonzalo Arango

Hace unos días, en mi programa favorito de televisión, Saber y Ganar, concurso cultural de la televisión pública española que ha cumplido 26 años de presencia ininterrumpida, salió una pregunta relacionada con el Nadaísmo, movimiento contracultural que se inició en los años sesenta en Colombia, que tuvo manifestaciones en diversas expresiones literarias y artísticas, pero especialmente en la poesía. Como no hay mucho conocimiento sobre ese fenómeno contestatario, sea el momento para dar una mirada sobre el mismo.

El Nadaísmo se originó en 1958, con un acto provocador hasta el extremo, la quema de libros clásicos de literatura colombiana en una plaza pública, pues sus integrantes se presentaban como una reacción al establecimiento, pero especialmente en la poesía, contra los movimientos que habían imperado hasta ese momento en Colombia. El Nadaísmo para algunos fue una especie de religión laica, sin Dios pero con un claro profeta en la Tierra, el poeta Gonzalo Arango, y unos discípulos o apóstoles destacados, algunos todavía que sobreviven.

Gonzalo Arango fue un escritor con una obra variada y dispersa, pero su gran contribución a la cultura latinoamericana, fue precisamente la fundación del Nadaísmo que se nutrió en las fuentes de grupos artísticos de vanguardia europea y estadounidense (dadaísmo, surrealismo, generación Beat, jazz, rock), así como en los textos del filósofo colombiano Fernando González. Arango publicó el “Primer manifiesto nadaísta” y alrededor del mismo, se unieron una serie de jóvenes colombianos, de diferentes regiones del país, que se identificaron con su inspiración rebelde y crítica.

El Nadaísmo hecho a la imagen y semejanza de su autor, refleja virtudes y defectos, valores, antivalores y contradicciones de una generación que no terminaba de encontrarse, la cual podía pasar de un radical ateísmo al misticismo religioso. Sin embargo, a pesar de las críticas recibidas en su momento, marcó un momento de quiebra, interesante y necesario, irreverente en un país que hasta ese momento era demasiado formal y parroquial, señalando un camino que fue retomado en otros países latinoamericanos.

Algunos de los autores que pueden considerarse nadaístas fueron Alberto Escobar Ángel, Elmo Valencia, Amilcar Osorio, Jaime Jaramillo Escobar (conocido por su seudónimo X-504), uno de los más notorios poetas del grupo. La destacada novelista Fanny Buitrago, también estuvo vinculada con el nadaísmo, así como la dramaturga y ex ministra de cultura Patricia Ariza. Suelen mencionarse a otros autores, que aunque tuvieron alguna relación, fueron independientes del grupo como el poeta Mario Rivera o el gran novelista Germán Espinosa.

Gonzalo Arango
Cubierta del Manifiesto Nadaísta de Gonzalo Arango.

Sobreviven quizás dos de los más destacados fundadores del movimiento, los escritores Eduardo Escobar y Jotamario Arbeláez, a quien en dos oportunidades los medios de comunicación han dado por muerto, pero él ha salido sonriente a desmentir su partida. Precisamente el humor fue uno de los sellos de identidad de algunos nadaístas como Jotamario, quien con su habitual ironía, dio varias posibilidades de definición del movimiento:

“Desarmad un reloj. Ahora armadlo de nuevo. Esa pieza que os sobra, ¿la veis? Es el Nadaísmo.”

“El Nadaísmo es un beso enviado desde la punta de un guante de box”.

“El Nadaísmo en un cuento de nunca acabar”.

“Dios nos castigó con el Nadaísmo” Padre de Jotamario.

“Si el Nadaísmo fuera algo bueno, ya lo habrían inventado en mi tiempo. Abuela de Jotamario”.

“Existen mil definiciones de Nadaísmo. Todas falsas”. Jotamario.

Algunos dicen que el Nadaísmo tuvo fecha de defunción en 1960, otros con la muerte de su fundador, Gonzalo Arango, (1976) o a medida que han venido falleciendo sus representantes más conocidos, otros lo consideran un movimiento atemporal y por lo tanto sin fecha de caducidad.

El Nadaísmo tuvo en la música protesta, a su propio representante, el cantautor Pablus Gallinazus (Gonzalo Navas Cadena), amigo de Arango, quien, dentro de un amplio repertorio, tuvo como canción bandera “Una flor para mascar”. Finalizamos esta mirada de soslayo al nadaísmo con esa canción emblemática de una época, tan revolucionaria como inocente y que sin proponérselo, se convirtió en movimiento artístico de vanguardia en América Latina.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.

Una mirada al Nadaísmo
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