Dedicado a Cruz María y Aldemar
Colombia es un gigantesco nido de aves, no en vano, es el primer país con este tipo de fauna en el mundo y la prueba reside en el patio de la casa de los queridos amigos, a quienes va dedicada esta nota, quienes viven en el municipio de Gigante, Departamento del Huila, en el centro-sur del país.
Con mi esposa Patricia, hace unas semanas tuvimos oportunidad de visitar a esta bonita pareja que conocimos en Nicaragua, cuando Aldemar Puentes se desempeñaba como consultor de la agencia alemana de cooperación técnica (GTZ) y quien esto escribe prestaba servicios en la Embajada de Colombia en Managua. Aldemar es un colombiano que es especialista en gestión pública y ha dedicado buena parte de su vida a ayudar a los gobiernos locales de diferentes países latinoamericanos en temas de planeación y administración.
Aldemar es un hombre que no puede ocultar su fascinación por la política, entendida como servicio público, como auténtica vocación de entrega a los demás, es carismático y sus conciudadanos le aprecian, pero con Patricia ya le hemos insistido que nunca se lance al ruedo político (varias veces le han propuesto que se candidatice como alcalde de su municipio), pues para alguien tan honesto y ético como él, incluso puede resultar peligroso ese ejercicio. Seguramente seguirá siendo consejero ad honorem de los gobernantes locales, que sean lo suficientemente inteligentes para seguir sus sabias recomendaciones y aportar al mejoramiento de la calidad de vida de sus vecinos.
Aldemar, ahora retirado, dedica su tiempo a gestionar una pequeña finca, fruto de su trabajo, así como a leer y escribir, pues es un escritor que guarda historias fascinantes en su memoria, que ojalá se vayan concretando en novelas, cuentos o algún libro de memorias. Por su parte Cruz María es una artista plástica, a quien esperamos, sus actividades domésticas y atención a sus hijos que se reparten por el mundo, le dejen tiempo, para retomar el pincel y la paleta de colores, pues varios de sus preciosos cuadros adornan su hogar en Gigante.
La casa de Aldemar y Cruz María, tiene un espacioso patio, en el cual han plantado una pequeña huerta y algunos árboles frutales, que parece tener el imán perfecto para atraer algunas de las aves emblemáticas del Huila. Este Departamento es famoso, para los turistas nacionales y extranjeros, por sus paisajes espectaculares, por tener algunas de las variedades de café más aromáticas de Colombia y por sus legendarios parques arqueológicos como el de San Agustín, que guardan los vestigios de culturas enigmáticas, tema sobre el cual volveremos en otra columna.
Pero también es uno los sitios con mayor diversidad de aves, como el atrapamoscas apical, chilacoa, coclí, colibrí gorra azul, el bello barranquero, el tucancito esmeralda, la eufonía del Magdalena, diferentes tipos de tángaras y de vencejos, para nombrar algunos. Nombres que aprendí en una exposición estudiantil, en el museo arqueológico de San Agustín. Las imágenes que adornan esta columna, incluyendo una fotografía que podría participar en un concurso (la de la parejita de loritos) las tomó mi esposa Patricia Mogollón.
Con Patricia, somos aficionados a la observación de aves. Cuando estuvimos viviendo en Chicago, uno de nuestros sitios favoritos era un pequeño santuario para ese pacifico ejercicio, situado en North Lake Shore Drive, que descubrimos gracias a otra amiga colombiana, la escritora Martha Cecilia Rivera, quien reside en esa ciudad. Como se observa, nos vamos especializando en encontrar amigos colombianos, escritores, que atraen a las aves del cielo.
Ahora bien, a decir verdad, en nuestras incursiones al mencionado sitio en Chicago, en el que podíamos estar horas, durante la época de migración de aves, nunca vimos tantos pájaros diferentes como en los minutos en los que degustábamos el desayuno en casa de nuestros amigos y cuyas fotografías aparecen en esta columna. Para quienes gustan de la observación de aves, como los españoles Erundino Alonso o Paz Herrera, requieren viajar a Colombia, a cualquier parque natural o más fácil, a la casa de Aldemar y Cruz María, en donde además les atenderán con cariño.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.