jueves. 28.03.2024

Dichoso 'exit permit'

"Necesitamos este permiso para poder salir del país. Teniendo en cuenta que Qatar tiene una población de poco más de dos millones de habitantes y la única ciudad prácticamente es Doha, esta burocracia nos hace sentir prisioneros del sistema"

El dichoso 'exit permit' o, traducido a cristiano, permiso de salida, es un requisito legal para poder abandonar del país (aunque sea por un día). Esta es una de las cuestiones más fastidiosas que sufrimos los expatriados residentes en Qatar. Cuando vas a viajar, lo solicitas a la empresa que te esponsoriza y, siguiendo las políticas correspondientes, lo gestionan. En realidad supone menos de un minuto y lo llevan a cabo, de manera electrónica, en el departamento de recursos humanos. Pero a menudo lo convierten en toda una odisea. Y eso me sucedió la última vez que viajé.

El mes pasado visité a mi amiga Carmina en Dubai. Durante un fin de semana estaría fuera de Qatar y no había pedido ni un minuto de vacaciones. Volaba el jueves por la noche y el domingo envié el correo correspondiente, con copia a mi jefa, sobre la solicitud de este permiso. Ella contestó y autorizó a que alguien me lo firmara en su nombre porque ella no iba a venir a la oficina durante toda la semana.

Aquí he de hacer un inciso. Ella trabajó desde casa porque cerraron toda la Perla al tráfico durante el día. El motivo era una competición deportiva, las carreras de bicicletas. Y así, sin más, cortan todo el tráfico de esa zona y, casi a modo de broma, establecen un servicio de 'watertaxi' que enlaza la Perla con Katara. Y para recoger a los viajeros, un sistema de carritos de golf recorrían la zona para llevarlos al puerto. Esto parece una broma, pero no lo es. Mi jefa no salió en toda la semana, mis amigos que viven o trabajan allí lo sufrieron y yo no quedé con mi amigo americano durante los dos fines de semana. Bueno, el segundo me pilló en Dubai, pero tampoco habría podido.

El caso es que la empresa me pedía la firma de mi jefa diciendo algo así como que me podía ir el fin de semana (¡ojo al asunto!) y entonces los de recursos humanos lo tramitarían. Durante esos cinco días me dio tiempo a todo. Anduve buscando una firma cual mendigo, una limosna. Su padre no vino en toda la semana (luego resultó que estaba enfermo). Y su marido, no sé muy bien por qué, me dijo que no me lo firmaba. Así, se le cruzó la idea feliz. Al qué hago entonces, me respondió que pusiera la solicitud dentro del sobre, junto a los planos que le enviaba para revisar. Al día siguiente se lo pedí y el tío había perdido el sobre. A mí los planos me daban igual, ¡pero mi permiso no! Por cierto, todo apareció cuando yo ya había vuelto de mi fin de semana.

Mi jefa me dijo que hablara con el chico de recursos humanos, que ella había enviado el correo autorizándome (autorizándome… ¡ni que fuera una esclava!) a salir del país. Se estaban agotando los días y me senté enfrente del chico. Según él, el correo de mi jefa no decía que daba el visto bueno para mi “exit permit” sino que autorizaba a que alguien lo firmara por ella. Otra persona tenía que estampar su linda rúbrica para mí. Yo estaba algo más que cabreada. Ella no está, su padre no está. Su marido no me lo firma y encima, me pierde el papel. Y me dice el chico que vaya al CEO de la empresa y que me lo firme. Acudo al perro guardián que es la secretaria del CEO. Me enseña los dientes –como es su costumbre- y me dice que no se queda con mi documento, que su jefe no me va a firmar eso. Vuelvo al departamento de recursos humanos, que está en el otro extremo del edificio. Conforme recorro los pasillos, mi adrenalina sube más y más y me acerco al punto de no retorno, esa línea que una vez sobrepasada me hace sacar el tauro que llevo dentro y no mido. No filtro y en ese momento no me importan las consecuencias. Le muestro mi enojo al chico. Me quiero ir a Dubai un fin de semana, en mi tiempo libre, pedí el 'exit permit' con una semana de antelación y nadie me lo había resuelto. Cada vez más alterada. Cada vez elevando más la voz. Y, acercándome al punto de no retorno, delante de bastantes personas y casi sin medir mis palabras, le digo que modifique el 'exit permit' y que no lo haga para Dubai. Que iba a cambiar el destino. Me iba a ir a España. ¡¡Pero para siempre!! El manager del departamento, al escuchar la tensión, sale de su despacho y pregunta que qué pasa. Le explicamos y le dice a su subordinado que le escriba a mi jefa y le pida un correo donde ella mencione explícitamente que puedo salir del país. Y así se hizo. A última hora, como siempre.

A mí me quedó muy mal sabor de boca. Sentí que tenía que rogar mis derechos como si se tratara de una limosna. Sí, este suceso me dolió en el orgullo y también en la dignidad. Me recordó qué pasaría si necesitara salir por una emergencia (Dios no lo quiera).

Y el caso es que necesitamos este permiso para poder salir del país. Teniendo en cuenta que Qatar tiene una población de poco más de dos millones de habitantes y la única ciudad prácticamente es Doha, esta burocracia nos hace sentir prisioneros del sistema. Dicen que con la nueva ley que entrará en vigor en diciembre la situación mejorará, pero no las tengo yo todas conmigo…

El caso es que me fui el fin de semana. Disfruté, estuve con Carmina, quedé con amigos que tengo en Emiratos y me despejé un poco. En diciembre viajo a Abu Dhabi. El domingo les pido el 'exit permit'. Me da lo mismo si detectan mi sarcasmo.

---------------------

En la imagen que ilustra el texto, el aeropuerto de Doha, punto de entrada y de salida en Qatar.

Dichoso 'exit permit'
Comentarios