viernes. 19.04.2024

Harta

"Que seamos todos más humanos, que dejemos de distinguir el mundo entre árabes y occidentales"
musulmanes navarros por la paz

Hasta las pelotas estoy de leer y escuchar en prensa información manipulada sobre –siempre- el mismo tema. Hasta las mismísimas pelotas estoy de hablar con gente que vive en España y que me comentan cuestiones sobre el ISIS, el terrorismo, que confunden Islam con islamismo y que, además, están convencidos de que eso que me cuentan son verdades absolutas. Porque lo han leído en la prensa, lo han escuchado en la radio o lo han visto en el telediario.

Hay mil ejemplos, pero la guinda que me ha empujado a escribir estas líneas ha sido un comentario en El Mundo. Explicaban por qué se dan más casos de terrorismo en Francia que en España o Gran Bretaña. El periodista, que parece muy informado, expone sus razones y una de ellas, es “el hecho de tener un vivero mucho más numeroso de terroristas potenciales entre los cinco millones de musulmanes franceses con problemas de integración”. Y yo me pregunto, ¿este tipo de frases se deben a la ignorancia o a la mala intención de quienes las firman?

Lo siento porque voy a ensañarme con el escritor de ese análisis, aunque es solo un ejemplo de los centenares o de los miles que encontraríamos pronto en los medios de comunicación de occidente si nos paramos a observar. El caso es que este me sirve de ejemplo. Llama a los musulmanes de Francia “vivero de terroristas potenciales”. ¿Qué les habría parecido a los habitantes de San Sebastián, por ejemplo, si hace unos años alguien les hubiese llamado “vivero de terroristas potenciales”?

Este caso me ha irritado especialmente porque me ha tocado de cerca. Viví un año en Marsella y tenía amigos de Argelia y de Túnez. Ellos me abrieron sus puertas y me ofrecieron amistades que doce años después siguen vivas. Yo vi los guetos, los barrios residenciales de duro hormigón y seco asfalto donde vivían, bien separados de los franceses. Yo visité a los primos de mis amigos en los bloques de edificios donde solo residían árabes. Algunos, de tercera generación, es decir, sus padres ya habían nacido en Francia. Esos árabes musulmanes fueron hospitalarios conmigo como pocos.

Pues me ha tocado las pelotas en particular que llamen a esas personas “vivero de terroristas potenciales”. Y me toca las pelotas cada día lo que leo en prensa, lo que escucho en las televisiones occidentales o lo que tantos compatriotas míos comparten en Facebook. Por desconocimiento, por mala intención o, seguramente, porque son manipulados de manera intencionada continuamente.

Hace casi cuatro años que vivo en Oriente Medio. Me relaciono a diario con árabes y con musulmanes. Algunos son mis amigos, otros me caen mal. Los hay con buen corazón, con mala uva, simpáticos, desagradables, buenos profesionales, holgazanes. Los hay de todo tipo. Hay 1500 millones de musulmanes en el mundo. Antes de ser musulmanes son personas y esto se nos está olvidando. ¡Se nos está olvidando! Los están convirtiendo en el enemigo. ¡Muerte al infiel! ¿Estamos locos o qué?

Ayer me explicaba una persona cercana desde España que si alguien desea formar parte del ISIS debe hacerse primero musulmán, en caso de que no lo sea. Y ella me confirmaba que así era porque lo habían dicho en la tele. Es esta maldita propaganda la que ha creado dos bandos, los buenos y los malos. Y cada uno tiene su sitio. Normalmente los de piel más blanca están en el de los buenos. Los mahometanos, claro, ya se sabe en cuál. Y lo más increíble es que lo están consiguiendo. El mundo occidental está asumiendo que los musulmanes son malos, son terroristas o al menos en potencia y si no, mira cómo siembran el terror. Ah… y sus compañeros de Credo no matarán, pero mira como no los critican. Por cierto, señores, sí los critican y sí condenan cada una de las barbaries producidas en el mundo. Otra cosa es que no se les ponga voz.

En fin, al menos me he desahogado escribiendo estas líneas. Al menos yo no estoy en ningún bando porque no creo en esa puñetera polarización que tanto interesa a algunos. Y al menos, hoy por hoy, conservo algo de criterio para ver la manipulación de la prensa y la propaganda que está llevando a cabo el bando de “los bueno”. Ojalá más gente lo haga.

Y cuando digo que más gente lo haga, que no se limiten a esa moda progre de criticar el hecho de que lloramos por los atentados de Europa y no por los de otros países. Esos que reivindican que no hay seres humanos de primera y de segunda, que no se limiten a parlotear. Por supuesto que por esto hay que protestar, pero que después de compartir esos posts orgullosamente en sus muros –qué buenas persona son, por cierto-, que de verdad sean consecuentes. Porque seguramente el siguiente que cuelguen sea denunciando el uso del hijabo diciendo lo perniciosas que son las religiones.

Es que este es otro tema que me indigna, el postureo ignorante. Y no hace falta ir a Europa para verlo. Yo me muevo en la comunidad española que reside en Qatar y por aquí hay mucho progre de esos que dicen que en su día lloramos a París y nadie se acordó de Líbano. Y en la conversación siguiente se quejan de los putos moros, de sus costumbres y ya de paso, de los libaneses.

Y yo ya he perdido el hilo de lo que estaba escribiendo, pero es que este asunto hace que me hierva la sangre. Y para no liarlo más, acabaré con una petición. Que seamos todos más humanos, que dejemos de distinguir el mundo entre árabes y occidentales, que dejemos de alimentar esa brecha, que seamos más objetivos que nos volvamos críticos con los medios de comunicación.

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Harta
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