viernes. 29.03.2024

Con frecuencia ignorado entres sus llamativos vecinos en Emiratos Árabes Unidos, Omán es el contraste perfecto al brillo desmesurado de la región. Así como Dubai tiene sus rascacielos e islas artificiales, Omán se caracteriza por picos escarpados y playas de arenas blancas. 

Si bien Dubai es conocido como un lugar para quemar el presupuesto, Omán se está convirtiendo en el lugar para quemar energía.

La abrumadora diversidad de paisajes naturales ha convertido al país en un creciente polo de atracción para los buscadores de aventura --en una tarde se puede ir del mar a las montañas y al desierto. Y ahora, gracias a un puñado de flamantes hoteles ambiciosos, estas emociones se pueden disfrutar desde la comodidad de un centro turístico de nivel internacional. 

Los buceadores avezados ya saben que el mar frente al extremo de la Península Arábiga ostenta algunos de los mejores y más subestimados lugares de buceo del mundo. 

Los arrecifes de coral de las Islas Daymaniyat, una reserva natural protegida en el Golfo de Omán, albergan peces guitarra, tortugas de carey, pastinacas, anguilas y caballitos de mar. Siga la costa en coche una hora desde Muscat, y luego haga un paseo en barco de una hora –poco esfuerzo para un viaje de un día enero– o un safari con buceo durante el fin de semana.

Dos horas al sur de Muscat puede surcar las dunas del desierto de Wahiba. Es un paseo de montaña rusa que pondrá a prueba sus habilidades como conductor experto de 4x4, que lo llevará sobre las suaves crestas de oro y llevará a valles poco profundos. 

Después, practique glamping en el terreno rígido con Hud Hud Travels, compañía que crea tiendas de campaña de estilo beduino, las cuales se levantan de la arena como un oasis inesperado con colchones suaves, textiles locales y baños privados. Pero el silencio ensordecedor es la máxima comodidad. 

Se tarda sólo unas cuatro horas en un 4x4 desde Dubai hasta las peñascosas montañas Jabal Akhdar de Omán. Los picos y valles están hechos para caminar, y sus casi 2.000 metros sobre el nivel del mar los convierten en un excelente terreno para el entrenamiento en altura. Si planea su viaje entre marzo y mayo, llegará para la estación de las rosas, cuando las colinas estallan con un manto color carmesí.

Alójese en el complejo turístico de 115 habitaciones construido hace 10 meses, Anantara Jabal Akhdar, que se erige desde la fértil meseta Saiq como una fortaleza de piedra arenisca con vistas a desfiladeros.  Ahí, los “gurúes de la montaña” locales le ayudarán a organizar el itinerario perfecto. Podrá hacer rapel en el cañón, atravesar caminando tres antiguas poblaciones vecinas o descender al valle llamado Wadi de las Cascadas. No todo es esfuerzo, mientras tanto, su gurú encontrará un lugar panorámico para una taza del intenso café omaní con cardamomo junto a uno de los pequeños ríos de la zona.

En Salalah, una ciudad en la costa sur de Omán, incluso un viaje espiritual puede tomar un giro aventurero. La zona es popular entre los residentes del Golfo durante el verano khareef, o la temporada de lluvias –los monzones son una novedad para los saudís y emiratíes, quienes bajan en masa para un descanso del calor–. El resto del año, los visitantes vienen por cielos soleados, temperaturas cálidas y kilómetros de playas vírgenes.

Otro atractivo es el spa en el Baleed Resort Salalah by Anantara, un refugio con 136 habitaciones blancas. Inscríbase a una sesión de meditación tibetana en el desierto para una experiencia etérea de mente y cuerpo. Un terapeuta le acompañará al Rub Al Khali (también llamado el cuarto vacío) para realizar la práctica antigua encima de una duna justo antes de la puesta del sol. Más tarde, tómese unos momentos con sus pensamientos bajo un cielo reluciente y lleno de estrellas.

Los secretos mejor guardados del vecino Omán
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