viernes. 03.05.2024

Eric Calderwood, profesor de Literatura Comparada y Árabe por la Universidad de Illinois, se convirtió en uno de los más reputados expertos estadounidenses sobre Al Andalus gracias a una cadena de casualidades. Con 17 años cayó en sus manos el documental de Carlos Saura sobre el flamenco. En ese momento estudiaba danza y quedó absolutamente impactado por una de las obras más redondas del cineasta español. La casualidad quiso también que su hermano tuviera una novia sevillana bailaora de flamenco que vivía en Boston. Fue ella la que lo animó a pedir una beca, hacer las maletas y plantarse en Sevilla para que diera rienda suelta a una de las pasiones de su vida en una academia de baile.

En el corazón de Andalucía quedó cautivado por el flamenco. Pero no únicamente. También descubrió las huellas de Al Andalus, que aún perviven en la colosal arquitectura islámica. “Cuando llegué a Sevilla, tenía unas ideas muy borrosas sobre la historia de Al Andalus”, asegura en vídeoconferencia desde Urbana, una pequeña localidad cercana a Illinois. “Y, de repente, veo huellas andalusíes por todos lados. Visité la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada y el Alcázar de Sevilla, pero también intuí formas más cotidianas de relacionarse con el legado de Al Andalus a través de la música, el baile, los gestos, el lenguaje, la comida o el espacio”.

Eric Calderwood no logró cimentar una rutilante carrera como bailaor flamenco. Pero aquel fascinante viaje le abrió las puertas de una prolífica trayectoria académica como investigador de la historia de Al Andalus. El profesor americano se trajo de España la semilla de un proyecto científico que ya lo acompaña de por vida. Y se trajo también algunas interrogantes que no han parado de martillearle la cabeza. Por ejemplo. ¿Cuál es la relación entre el Al Andalus medieval y el mundo en el que vivimos hoy?

Esa pregunta cobró sentido muy pronto en su propio país. Concretamente, el 11 de septiembre de 2001. Ese día un grupo de fundamentalistas islámicos ejecutaron uno de los atentados más diabólicos de la historia contemporánea y pusieron el planeta patas arriba. “A raíz del 11-S, Al Andalus se convirtió en un tema de debate político en EEUU. En una forma de pensar en la larga relación entre el mundo musulmán y Occidente, y en la búsqueda de un modelo de convivencia entre culturas”.

Un año después, en 2002, apareció en las librerías estadounidenses un ensayo que revolucionó el mercado editorial. Bajo el título de “El ornamento del mundo”, María Rosa Menocal rescató la historia de la convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos en la España andalusí. “El libro apareció en un momento clave. Yo estaba terminando mis estudios universitarios y me dio un nuevo impulso para entender la historia de Al Andalus y pensar el legado andalusí desde EEUU”, explica.

¿Y usted cree que Al Andalus dio respuesta al ‘shock’ emocional del 11-S en EEUU?

No. No se trata de dar respuestas sino de plantear nuevas preguntas. De reorientar cómo pensamos la historia o cómo entendemos el desarrollo de las relaciones entre culturas. De cómo se relaciona la sociedad estadounidense con la larga historia del mundo musulmán.

¿Y como se ve Al Andalus desde Estados Unidos?

Hasta el momento de la publicación del libro de María Rosa Menocal, Al Andalus era básicamente un tema de debate académico. Más allá de los círculos académicos bastante reducidos, el público general tenía muy pocos conocimientos. Al Andalus vendría a significar dos cosas en el contexto estadounidense. Por un lado, el mito de la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos. Y digo mito no porque sea falso sino por esa forma de pensar en Al Andalus como modelo. El segundo significado es más orientalista. Al Andalus como huella de lo ‘otro’, de alteridad que vive dentro de nosotros. Esta huella exótica que uno puede ver en monumentos como la Alhambra.

Eric Calderwood, en la presentación de su libro en la sede de Casa Árabe en Córdoba (España). En la imagen, junto a Javier Rosón, Hasna Daoud y José Antonio González Alcantud
Eric Calderwood, en la sede de Casa Árabe en Córdoba (España), junto a Javier Rosón, Hasna Daoud y José Antonio González Alcantud.

Todavía quedaba una nueva casualidad. En 2014, Eric Calderwood y su esposa se mudaron a Urbana, ubicada a dos horas de Chicago. En el primer paseo que dio por la localidad se encontró una discreta mezquita. Y, para su sorpresa, la fachada estaba decorada con el famoso ornamento bicolor rojo y blanco de los arcos de la Mezquita de Córdoba. “Me pareció insólito”, exclama el profesor de Literatura Comparada. “Cómo es posible que en una mezquita de una pequeña ciudad del interior de EEUU se haga alusión a Córdoba. Entonces entendí que Al Andalus como idea ha sido muy útil para muchas comunidades, no solo de Europa y Oriente Medio, sino también en Asia o en América”.

En la suma de todas estas casualidades se sustenta su último trabajo de investigación sobre Al Andalus, publicado hace apenas un par de meses en inglés. Con el título de ‘On Earth or in Poems, The Many Lives of al-Andalus’, el experto estadounidense intenta dar respuesta a la pregunta que gravita sobre su cabeza desde que visitó Sevilla hace más de dos décadas. “Al Andalus es una idea que ha viajado en el tiempo y el espacio, y que ha cobrado nueva vida en nuevos contextos geográficos. Es decir, es una idea que se ha adaptado a muchas necesidades sociales y políticas en muchos lugares del mundo. Esa idea es el motor de mi libro”, sostiene Calderwood.

La obra se divide en cinco capítulos y un epílogo. El primero se refiere a Al Andalus como símbolo de lo árabe. A finales del siglo XIX, en el contexto del movimiento literario de la ‘nahda’ o renacimiento, Al Andalus emergió como un modelo para construir una cultura árabe moderna. El segundo trata de pensar Al Andalus desde el norte de África y los bereberes. En opinión de Calderwood, la época omeya se erigió desde el principio como el gran esplendor de Al Andalus y la cultura amazig norteafricana quedó excluida de la comunidad andalusí. 

El tercer capítulo aborda la cuestión del género y el feminismo. El legado andalusí fue reivindicado por las pioneras del feminismo árabe de Oriente Medio, particularmente Egipto, como modelo autóctono de liberación de la mujer, que no es fruto del colonialismo europeo, sino perteneciente a una tradición que se remonta a la Edad Media peninsular. La relación metafórica entre Al Andalus y Palestina es el cuarto capítulo, mientras que el quinto se centra en la convivencia, pero enfocada a través de la música como mecanismo de colaboración intercultural.

El epílogo aborda el caso de la Mezquita de Córdoba y el conflicto ciudadano generado en los últimos años sobre su identidad. “La pregunta fundamental sigue siendo la misma”, insiste Eric Calderwood. “¿Son los musulmanes los ‘otros’ o son ‘nosotros’?. O sea, ¿forman parte del tejido nacional y colectivo o son ajenos?”.

¿Y cuál es su respuesta?

Al Andalus sigue siendo un tema conflictivo en los debates sobre la historia de España porque existe una definición de España y de lo español que se ha construido en contraposición a Al Andalus. Existe un discurso que define Al Andalus como enemigo conceptual de lo español. Y esta es una idea que tiene una larga historia y que se empieza a fraguar ya en el momento de la conquista de Granada, aunque tiene quizás su apogeo en el siglo XIX con la formación del discurso sobre la identidad española.

Hay un resurgimiento del pensamiento neoconservador en España que ha recuperado el viejo concepto de Reconquista. Vox lo utiliza de manera recurrente para reafirmar la catolicidad española frente a Al Andalus y la “invasión” de la inmigración musulmana.

-En el discurso de la derecha, Al Andalus ocupa el lugar del ‘otro’. De lo extranjero. Y para políticos como Santiago Abascal, los musulmanes y los árabes han sido y siguen siendo un elemento extranjero e incluso enemigo. Hace poco, Abascal dijo que Europa está amenazada por “turbas de antieuropeos” que no están dispuestos a adaptarse a nuestra manera de vivir y que piensan que somos nosotros quienes nos tenemos que adaptar. La pregunta es obvia: ¿quién es nosotros? ¿quién está incluido y quién no? Si tú partes de una identidad colectiva que excluye a los musulmanes, es muy difícil que asumas Al Andalus como una parte fundacional de la cultura española y europea.

Ese pensamiento ya lo acuñó Menéndez Pelayo en el siglo XIX en su famoso libro ‘Historia de los heterodoxos’, donde establecía una identidad española inmutable y vinculada al catolicismo. Todo lo que quedaba fuera (judíos, liberales, musulmanes, protestantes, librepensadores) no formaba parte del ser español.

Sí. desde luego. Hay una definición de lo español que se ha construido en contraposición de lo andalusí y esta idea tiene una larga historia, que se consolida en el siglo XIX con muchos pensadores. Vox es la recuperación de una idea que ya existió en el siglo XIX: una identidad basada en la homogeneidad.

Calderwood se sitúa en las antípodas de ese discurso excluyente. El profesor de Illinois está convencido de que lo islámico forma parte de ‘nosotros’. Y no únicamente se refiere al ámbito europeo, sino que también lo defiende en su calidad de ciudadano de EEUU. “Cuando empecé a estudiar Al Andalus, lo veía como una cosa exótica y ajena a mí. Pero, a lo largo del tiempo, mi idea ha ido evolucionando y ahora lo entiendo como parte de mi propia formación cultural”.

Y sostiene: “Al Andalus es un legado universal que ha viajado a través del mundo y ha cobrado vida propia en nuevos contextos. Claro que la relación que yo podría tener con Al Andalus no es la misma que quizás tiene alguien de Córdoba”. En su opinión, lo musulmán siempre ha formado parte de lo que hoy llamamos Europa. Y añade: “Yo diría que es un elemento fundacional de la cultura occidental. No se puede concebir la cultura occidental sin la aportación de los musulmanes y los árabes y, por lo tanto, tenemos que pensar en modelos de identidad que tengan en cuenta esa pertenencia y ese pasado común”.

¿Al Andalus es un puente de entendimiento entre el mundo árabe, España y Occidente?

Al Andalus es un puente importante entre Europa y el mundo árabe. Y hasta cierto punto podríamos decir que España, con su legado andalusí, forma parte del mundo árabe. Como también podríamos decir que la cultura árabe es uno de los elementos constituyentes de la cultura española moderna. Pero hay que andar con un poco de cuidado. Son ideas que podrían tener una proyección muy positiva pero también tienen una genealogía muy turbia. Durante los años 30 y 40 del siglo pasado muchos escritores y pensadores asociados con el régimen franquista afirmaban que España era un puente entre Europa y el mundo árabe. Y utilizaban esta idea para justificar el proyecto colonial de España en Marruecos y sus ambiciones imperialistas en el mundo. La idea de puente ha tenido otros usos que yo no comparto y que hay que tener en cuenta.

“Al Andalus es un legado universal que ha viajado a través del mundo”
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