miércoles. 24.04.2024

Localizada en Córdoba la probable ciudad perdida de Almanzor

El arqueólogo Antonio Monterroso identifica al este de la antigua capital de Al Andalus estructuras bajo tierra de hasta 930 metros de longitud gracias a técnicas avanzadas de láser aéreo. Todo indica que podría tratarse de Medina Azahira, el mítico complejo palatino destruido en 1009 por una revolución popular que fulminó el Califato omeya

Medina Azahara en la provincia española de Córdoba. (Fuente externa)
Medina Azahara, la ciudad palatina fundada por Abderramán III en el siglo X, cuyos restos se conservan a 5 kilómetros de Córdoba. La ciudad de Almanzor, Medina Azahira, podría haber sido localizada por un arqueólogo cordobés, pero aún se encuentra sumergida bajo tierra en un lugar no revelado todavía

Medina Azahira, la ciudad perdida de Almanzor, podría haber sido identificada en una zona de sierra al este de Córdoba, si se confirman los datos contenidos en un informe entregado hace tres semanas por el equipo del arqueólogo Antonio Monterroso en la Delegación de Cultura del Gobierno andaluz. Lo que parece ser una considerable estructura fortificada de hasta 930 metros de longitud ha sido reconocida por un avanzado sistema de láser aéreo, según avanzó en primicia el diario digital Cordópolis. Por su ubicación, por su gran tamaño y por la naturaleza de los vestigios, existe una alta probabilidad de que las edificaciones correspondan con la legendaria ciudad que Almanzor, chambelán del califa Hisham II y último gran gobernante de Al Andalus, mandó construir en Córdoba a finales del siglo X.

Hasta ahora, de su existencia solo había constancia en las fuentes árabes medievales, principalmente de Ibn Hayyan, historiador y funcionario de la dinastía amirí. Los textos indican que Almanzor emprendió un gran proyecto palatino en las afueras de Córdoba que rivalizara con Medina Azahara, la espléndida ciudad construida por Abderramán III. A la muerte de Al Hakam II, Almanzor ocupó la más alta responsabilidad del Califato de Córdoba para cubrir la minoría de edad de Hisham II, legítimo heredero de la dinastía omeya. Debido a que no tenía sangre real, Almanzor nunca pudo ser nombrado califa, pero acumuló un extraordinario poder bajo su mandato y fundó una nueva ciudad palatina como símbolo de autoridad y dominio.

Medina Azahira se convirtió en la nueva sede administrativa, política y diplomática de Al Andalus durante 30 años. Todo se vino abajo un 15 de febrero de 1009, siete años después de la muerte de Almanzor, cuando una revolución popular arrasó el complejo urbano amirí y derribó el Gobierno de su hijo Abderramán Sanchuelo, autoproclamado califa, en abierto desafío de los preceptos islámicos. De la ciudad no quedó piedra sobre piedra. Y su historia se sumergió en una larga nebulosa de siglos, solo verificada en las crónicas andalusíes.

Arqueólogos y arabistas se han lanzado durante décadas a la resolución de uno de los enigmas más indescifrables de la historia de España. Ya en el siglo XIX, el escritor y ensayista Teodomiro Ramírez de Arellano situó la ciudad palatina de Almanzor en el barrio cordobés de la Fuensanta. Leopoldo Torres Balbás y Levi Provençal, un siglo después, se inclinaban también por ubicar Medina Azahira en el flanco este de la ciudad. El arabista e historiador Antonio Arjona afinó un poco más y señaló a lo que hoy es el polígono industrial de las Quemadas como posible enclave del complejo amirí. En sus prospecciones, halló sillares y algún arco de herradura, que resultaron pertenecer a una fortificación visigoda. Otro arabista insigne, Rafael Castejón, aventuró una nueva ubicación: el Pago de Tejabana, cerca del campus universitario de Rabanales.

Almanzor, fundador de la ciudad perdida de Medina Azahira
Almanzor, fundador de la ciudad perdida de Medina Azahira.

Hasta 21 enclaves distintos han sido barajados en los últimos dos siglos, según un estudio de Juan Quiles publicado a finales de 2021. En ninguno de ellos se concretó registro arqueológico alguno que certificara la existencia de Medina Azahira. La hipótesis de Antonio Monterroso, en cambio, cobra un vuelo muy distinto. Para empezar, viene avalada por indicios fehacientes proporcionados por un sistema de detección láser aéreo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Toda España está cartografiada por medio de este innovador sensor capaz de facilitar modelos digitales muy exactos. Los archivos son de acceso público, aunque están colgados en bruto. El equipo de Monterroso los ha procesado y, después de un laborioso trabajo, ha logrado identificar más de 200 yacimientos arqueológicos en el norte de Córdoba.

El de la supuesta ciudad de Medina Azahira está ubicado en una zona de sierra a varios kilómetros de Córdoba capital en dirección a Villafranca. Su localización permanece en la más estricta discreción por razones de seguridad. Todo apunta a que se trata de una finca privada de uso ganadero o cinegético. Los propietarios no han sido informados todavía ni se ha producido ninguna inspección física. Las únicas pruebas figuran en un expediente de una veintena de páginas, integrado por planos aéreos e información técnica, que obra ya en poder de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

El sistema de detección láser aéreo es capaz de identificar estructuras subterráneas. El supuesto complejo de Almanzor está enterrado, aunque aún no se sabe a qué profundidad. Si se verifica su autenticidad, estamos ante un hallazgo histórico. Aun queda, sin embargo, un largo camino hasta confirmar la hipótesis. El siguiente paso ya está en manos de la Junta de Andalucía. Los técnicos de la Delegación de Cultura deberán ponerse en contacto con los propietarios de la finca, informarles del hallazgo y solicitar una inspección inicial sobre el terreno. Más tarde, podrían efectuarse prospecciones arqueológicas.

Alberto Montejo, ex director del Conjunto Arqueológico de Medina Azahara y actual jefe de Protección del Patrimonio Histórico de la Junta, se muestra cauto. Apenas tiene información sobre el descubrimiento. “Ahora procede investigar y comprobar sobre el terreno si hay restos de cerámica de la época, trozos de mármol o fragmentos de capiteles. Algo tendría que haber en la superficie”.

Para ello, habrá que solicitar permiso a los propietarios de la finca y activar los protocolos administrativos previstos en la normativa autonómica. La Consejería de Cultura tiene transferida la tutela del patrimonio histórico andaluz y capacidad inspectora para actuar en casos de esta naturaleza. “Podría tratarse también de una almunia omeya que todavía no conocemos”, aventura Montejo.

Antonio Monterroso es profesor de Arqueología de la Universidad de Córdoba y responsable de la Unidad Patricia. Dirige uno de los grupos de investigación pioneros en el uso de tecnologías de teledetección, que permite localizar yacimientos arqueológicos por procedimientos no invasivos. Gracias a estos nuevos instrumentos de rastreo, Monterroso localizó el anfiteatro de Torreparedones y la antigua ciudad romana de Mellaria, ambos en la provincia de Córdoba.

En las próximas semanas o meses, se activarán los mecanismos administrativos para investigar y confirmar el supuesto hallazgo de Medina Azahira. Si se verifica su existencia, estaremos en camino de descifrar uno de los enigmas arqueológicos más fascinantes de la historia peninsular.

Localizada en Córdoba la probable ciudad perdida de Almanzor
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