sábado. 27.04.2024

La prohibición de la ‘abaya’ en Francia reactiva el debate sobre la islamofobia

Los expertos discrepan sobre la idoneidad de una medida que agita los cimientos de la laicidad como columna vertebral de los valores de la República francesa
El Gobierno francés prohíbe la 'abaya' en las escuelas
El Gobierno francés prohíbe la 'abaya' en las escuelas

Casi 20 años después de la prohibición del velo islámico en la escuela francesa, el Gobierno galo acaba de dar una nueva vuelta de tuerca a la política educativa basada en la neutralidad a ultranza con el veto a la ‘abaya’ y el ‘qamis’ árabes, dos prendas tradicionales de la comunidad musulmana. El Ejecutivo de Enmannuel Macron persigue erradicar cualquier signo religioso en la enseñanza, que, en su opinión, debe representar el espacio de “lo común”. Y lo hace a través del discurso de la laicidad, uno de los cimientos históricos de la República francesa.

La medida ha desencadenado un nuevo seísmo social en un país con graves problemas de convivencia intercultural y un creciente caldo de cultivo islamofóbico promovido por la pujante extrema derecha. Casi 300 alumnas acudieron esta semana a la escuela vestidas con la ‘abaya’, en claro desafío a la medida gubernamental, aunque únicamente 67 de ellas acabaron rechazando las explicaciones de las autoridades educativas y regresaron a casa. El Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) anunció acciones legales contra una norma que presuntamente discrimina a una comunidad, la islámica, que agrupa a 5,4 millones de personas en el país galo, casi el 9% de la población.

La medida gubernamental ha vuelto a incendiar el debate político y lanza serios interrogantes sobre la capacidad integradora del régimen que alumbró los valores universales de igualdad y fraternidad en el siglo XVIII. Francia está dividida y los expertos discrepan sobre la idoneidad de una iniciativa que pone en el foco a la comunidad musulmana. “Desde 1989, los racistas en Francia no podían aceptar el hecho de que musulmanes, negros y árabes se están volviendo más visibles. Entonces se les ocurrió la idea de que Francia tiene que prohibir cualquier forma de visibilidad religiosa, como una manera de condenar al ostracismo y excluir a las minorías. Recodificaron la "laicidad" para hacer eso”, escribió esta misma semana el sociólogo e investigador Marwan Muhammad en Twitter.

Bajo su punto de vista, la reinterpretación del concepto de laicidad, básico en la República francesa, coloca en los “individuos” la obligación de neutralidad, en lugar de en el “Estado”. ¿Y qué significa neutral?, se pregunta Marwan Muhammad. Ser “religiosamente invisible” y “políticamente silencioso”. En ese proceso iniciado por el Gobierno francés en 2004, reflexiona el sociólogo, se empezó prohibiendo el ‘hiyab’ en la escuela, luego el ‘niqab’, más tarde el ‘burkini’ y finalmente la ‘abaya’.

“Me parece una medida profundamente racista”, asegura sin paños calientes Elena Arigita, arabista de la Universidad de Granada, especializada en el estudio del islam en Europa. “La neutralidad de la escuela se ha ido desarrollando de una manera en que solo permite una forma de ser visible. Y eso excluye a una parte de la población, que es una minoría claramente discriminada”, afirma en declaraciones a EL CORREO DEL GOLFO.

La especialista cree que no es casualidad que este tipo de debates sean lanzados a la esfera pública en momentos de crisis, coincidiendo con oleadas de atentados o con revueltas populares de los ‘banlieues’ en el extrarradio de las urbes galas. “Se islamizan los problemas”, protesta Arigita. “¿El problema es el islam o unas políticas que excluyen?”, se pregunta. “Lo que nos está diciendo Gabriel Attal con esta medida es que el buen musulmán es aquel al que no se le nota que es musulmán”, señala en referencia al ministro de Educación, responsable directo de la directiva que prohíbe la ‘abaya’ de la escuela.

Elena Arigita es crítica con el modelo de laicismo “militante” practicado por el Gobierno francés en los últimos años porque excluye la posibilidad de una “escuela diversa”. Este tipo de laicidad “disciplina en una manera de ser neutral, que responde a una clase media francesa blanca”. Todo lo demás, señala, queda fuera. Incluso el velo, bajo su prisma, es una prenda que puede tener varias lecturas y no únicamente como símbolo religioso. “Tiene tantas lecturas como la cruz. Y una cruz la puede llevar Madonna de una manera, un punki de otra y una beata de otra distinta”.

Una de las claves de todo este fenómeno en Francia, y en otros muchos países, en opinión de la investigadora de la Universidad de Granada, tiene que ver con la irrupción de la extrema derecha en las instituciones y su discurso abiertamente xenófobo. “De una forma muy clara lo que está haciendo es mostrar que el racismo es estructural. Se está normalizando la exclusión de las minorías”, argumenta.

Las razones esgrimidas por el Gobierno francés van en dirección contraria. El propio Attal ha declarado que la ‘abaya’ “estigmatiza a los musulmanes” y “representa una amenaza para sus derechos fundamentales”. Lo que busca la medida es que el espacio educativo se muestre sin signos religiosos distintivos y que ningún alumno reconozca la creencia de otro por sus atuendos. Uno de los factores que más ha influido en la adopción de una normativa tan drástica como esta es el crimen del maestro que exhibió en clase las caricaturas de Mahoma. Y Macron fue tajante en una entrevista concedida a la televisión francesa: “No podemos actuar como si no hubiera habido el atentado terrorista y el asesinato de Samuel Paty”.

El arco parlamentario está fracturado ante la decisión gubernamental. La derecha y la extrema derecha apoya sin fisuras la prohibición de la ‘abaya’, mientras que la izquierda articula posiciones disidentes. Para Melenchon, dirigente de la izquierda alternativa, el veto vuelve a poner a los musulmanes “en la diana”. En cambio, para socialistas y comunistas va en la línea tradicional de la práctica laicista en las escuelas. Muchos intelectuales también han respaldado la iniciativa. El catedrático de Filosofía Henri Peña-Ruiz, uno de los mayores referentes del pensamiento laicista francés, ha defendido en la prensa gala la ley de 2004, que “sustrae la escuela de todo proselitismo religioso”. Porque el espacio educativo, ha apuntalado, debe ser el “lugar de lo que es común”.

Bárbara Ruiz-Bejarano, miembro de la Junta Islámica de España, muestra su contrariedad con el veto porque atenta contra la libertad religiosa, que es un “derecho reconocido en la declaración universal de las personas”. Ya de origen, reflexiona, es cuestionable que la ‘abaya’ constituya un símbolo religioso. Muchos especialistas sostienen que se trata de un simple atuendo tradicional sin ninguna connotación de carácter islámico.

La medida del Gobierno francés, además, puede provocar un “efecto boomerang”, a juicio de Ruiz-Bejarano, que acabe por potenciar una respuesta de reafirmación identitaria en muchas personas de origen árabe o musulmán que jamás hayan dado importancia a esta forma de vestir. “Quiero pensar que ha sido un intento de evitar situaciones de exclusión, pero que está consiguiendo el efecto contrario”.

El resultado es la imposición de un “rodillo cultural laico” que pretende que todo el mundo vista igual, cuando es imposible impedir que cada uno “lleve su cultura consigo”. En el fondo de la cuestión, abunda la miembro de la Junta Islámica, lo que subyace es el fracaso de Francia y sus políticas de “integración de las minorías”. Y afirma tajantemente: “Francia es un país islamófobo”.

Ruiz-Bejarano, con todo, defiende la laicidad del Estado, aunque no en la forma en que la interpreta el Gobierno francés. “El Estado debe ser neutro, pero no las personas”, precisa. “Yo estoy de acuerdo en que los actos oficiales no deben ser religiosos para respetar la diversidad ciudadana”, afirma, siempre y cuando las personas puedan expresar públicamente sus convicciones.

El jurista y experto en laicidad Mehmet Saygin también modula un discurso en esta misma onda. “El principio de laicidad, que implica la neutralidad del Estado, no afecta por definición a los usuarios de los servicios públicos”, sostiene en un artículo publicado el pasado lunes en la revista digital ‘Middle East Eye’. En su opinión, el laicismo es un “ que se basa en varios otros principios: igualdad, no discriminación, libertad religiosa y no injerencia recíproca entre las iglesias y el Estado”.

El jurista inserta la medida del ministro Gabriel Attal en otro marco bien distinto. “Después del burkini, el Gobierno francés utiliza el secularismo para excluir a los musulmanes en relación con la ‘abaya’”, escribe Saygin. “El mensaje que se está dando es muy fuerte”, explica Elena Arigita, por su parte. “O renuncias a la identidad de tu familia o no hay futuro para ti en Francia. El problema no es una ‘abaya’. El problema son las políticas que excluyen a las minorías. Y eso es claramente racismo estructural”, concluye.

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