sábado. 04.05.2024

Una operación inédita volverá a levantar un faraón de 25 metros en Karnak

El coloso de Amenhotep III lleva siglos despedazado en el suelo y expertos españoles lo ensamblarán en una macro reconstrucción que cuenta con 150 obreros, 33 técnicos y una grúa industrial de 45 toneladas

Uno de los bloques de Amenhotep III esparcido en el suelo, en una imagen captada a principios del siglo XX
Uno de los bloques de Amenhotep III esparcido en el suelo, en una imagen captada a principios del siglo XX

Karnak es el complejo de templos más importante del mundo. Se encuentra situado a 500 kilómetros al sur de El Cairo y tiene una extensión de 30 hectáreas, plagada de edificios milenarios construidos por decenas de faraones en una de las épocas más sorprendentes de la antigüedad. Junto al templo de Amon-Ra, se encuentra una enorme base cuadrada de piedra de casi cuatro metros de altura y 120 toneladas de peso. Sobre el pedestal, hay adosados unos pies gigantescos que pertenecían al coloso del faraón Amenhotep III. El resto del cuerpo se halla diseminado en cientos de bloques esparcidos por el suelo desde hace siglos.

Si todo sigue su curso, en mayo próximo la descomunal estatua de 25 metros de altura será puesta en pie, gracias a un insólito proyecto dirigido por un equipo de científicos de la Universidad de Córdoba (España). A su frente, figura la doctora y egiptóloga Marina Esteve. Más de 150 obreros y 33 técnicos participan desde septiembre en una restauración arqueológica extremadamente compleja. En estos casi tres meses, los expertos han clasificado, documentado y numerado las cientos de piezas diseminadas junto al pilono de Amon-Ra.

Un buen número de ellas ya han podido ser identificadas. Y han sido agrupadas por criterios anatómicos. Por ahora, ya tienen ordenados siete fragmentos del cinturón del faraón, varios bloques de las piernas, el brazo izquierdo completo, parte del derecho y trozos de la barriga y la cabeza. Para comprender las dimensiones del coloso, baste decir que una pieza de la mano tiene dos metros de longitud y que el brazo completo alcanza los siete. Se trata, por tanto, de una operación descomunal, que ha exigido la intervención de una grúa industrial de 45 toneladas para mover los pesados bloques. La grúa, además, tiene la capacidad de pesar cada piedra que moviliza.

La egiptóloga Marina Esteve (tercera por la derecha), junto a parte del equipo egipcio en Karnak
La egiptóloga Marina Esteve (tercera por la derecha), junto a parte del equipo egipcio en Karnak

En las próximas semanas, tienen previsto excavar en las inmediaciones de la base para buscar nuevos fragmentos de Amenhotep III. Algunos han podido ser reutilizados a lo largo de la historia para otros usos. En una casa cercana, por ejemplo, los expertos han localizado inscripciones faraónicas en las letrinas, previsiblemente procedentes del viejo coloso. Todo ese material será recuperado para integrarlo en el proyecto.

Todas las piezas del coloso no podrán ser recuperadas. Muchas se habrán perdido para siempre. En su lugar, se fabricarán réplicas con los mismos morteros naturales que utilizaron los faraones hace 3.300 años. Una vez identificadas y ordenadas, se articulará una estructura metálica que se anclará en la fundación de la base. Y las piezas se irán ensamblando hasta recomponer el milenario coloso de Amenhotep III. El aspecto será homogéneo pero se podrán distinguir los trozos originales de los duplicados.

Aún no se conocen las causas de la destrucción de la formidable estatua faraónica. Algunas hipótesis sostienen que el coloso se vino abajo a causa de un terremoto. Otras teorías creen que fue desmontado para enterrarlo en el templo, tal como acostumbraban en el Antiguo Egipto. Esa interrogante también será despejada en el proyecto que protagoniza el grupo de investigación Oriens de la Universidad de Córdoba.

Pese a su juventud, 31 años, Marina Esteve ya ostenta un acreditado expediente investigador como egiptóloga. Esta será su décima campaña en Luxor, donde empezó a trabajar en 2014 en labores de restauración arqueológica. Experta en antropología física, es perito judicial en arqueología forense enfocada en la momificación y la autentificación de piezas del Antiguo Egipto. La egiptóloga Isabel Plumed codirige el proyecto, mientras que el profesor Pedro Marfil ejerce como director académico. El equipo científico español se completa con un ingeniero, un arquitecto, dos epigrafistas, una fotógrafa, tres documentalistas, un geólogo y un grupo de restauración.

Es la primera vez que la Universidad de Córdoba logra un proyecto en Egipto. Y nunca antes una mujer española tan joven había dirigido una misión arqueológica en el formidable tesoro faraónico. “El secretario de Antigüedades egipcio nos llamó”, explica Marina Esteve al otro lado del teléfono desde Luxor. “Necesitaba un equipo activo como el nuestro. Pedimos el proyecto y nos lo concedieron en marzo pasado”. Ya han documentado todos los bloques disponibles y han revisado el estado de la base del coloso, que necesita una fundación nueva, debido a las aguas subterráneas y el movimiento de tierras ocasionado por los terremotos.

Cama de piezas arqueológicas perfectamente ordenadas junto a la localización de Amenhotep III (Foto: Valentina de Juan)
Cama de piezas arqueológicas perfectamente ordenadas junto a la localización de Amenhotep III (Foto: Valentina de Juan)

La base es de cuarcita y granito y tiene inscripciones por las cuatro caras. Para levantarla, la grúa de 45 toneladas no será suficiente, por lo que se necesitarán dos máquinas de mayor tonelaje. “Estamos hablando de una operación muy grande, en cuanto a que hay que levantar la base, moverla, restaurarla y volverla a poner en su sitio”, asegura la directora del proyecto.

Esteve calcula que el coloso se construyó al final del periodo de Amenhotep III. “Ni siquiera se llegó a terminar de construir el pilono y solo se levantó un coloso, cuando normalmente los faraones edificaban dos”, explica. Por todo ello, la egiptóloga data la estatua en una fecha en torno al año 1370 antes de nuestra era. Es decir, el coloso de Amenhotep podría tener 3.393 años de antigüedad. Una soberana barbaridad. “Y está como recién hecho”, asegura Esteve. “Las inscripciones se conservan de maravilla. Tienen una calidad impresionante”.

Nunca se había afrontado la reconstrucción de un coloso tan grande en Egipto. Anteriores restauraciones llegaban a los 12 metros de altura, la mitad del desafío que representa Amenhotep III. “Creo que en China hay una estatua mayor, pero en Egipto es la reconstrucción más grande”, indica. Las últimas reparaciones que se han hecho de esa naturaleza fueron las del coloso Tutmosis III y los de la entrada del templo de Luxor. En ambos proyectos participó el equipo técnico egipcio que ahora trabajará a las órdenes de Marina Esteve. “Tienen muchísima experiencia”, subraya la directora del proyecto. “Entienden la piedra como si de verdad les hablara. Es una cosa increíble”.

Para acelerar los trabajos, se establecerán dos turnos diarios, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde. El Ministerio de Antigüedades egipcio quiere inaugurar a finales de mayo, si no se produce ningún contratiempo. Todo el proyecto tiene un coste “elevadísimo”. Y será patrocinado previsiblemente por un inversor privado, cuya identidad no se ha hecho pública. Desde hace cinco años, el Gobierno egipcio no concede misiones arqueológicas exclusivamente extranjeras y envía un supervisor local para inspeccionar el desarrollo de cada proyecto.

¿Vértigo? “Mucho, la verdad. Pero hemos organizado un grupo muy bueno que sabe cómo tiene que trabajar. Y que hayan confiado en nosotros para hacer este proyecto es una maravilla”, admite. En mayo, si todo sigue su curso, Amenhotep III volverá a levantar su enorme figura sobre el mítico templo de Karnak.

Una operación inédita volverá a levantar un faraón de 25 metros en Karnak
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