sábado. 27.04.2024

Una sólida mayoría de jóvenes árabes, cifrada en el 76%, están preocupados por la pérdida de la cultura y los valores tradicionales en un mundo cada vez más globalizado, según refleja una nueva entrega de la macro encuesta efectuada por la consultora ASDA’A BCW, con sede en Dubai. Para buena parte de ellos, la religión y la familia o la tribu siguen definiendo su identidad personal, incluso por encima de la concepción de una sociedad liberal y tolerante, más acorde con los marcos de pensamiento occidentales.

Al menos, el 27% de los jóvenes consultados entre 18 y 24 años colocaron a la religión y la familia en la cúspide de sus signos identitarios. La nacionalidad (15%), el idioma (11%), la herencia árabe (8%), el género (7%) y las creencias políticas (4%) son otras de las referencias con las que sienten sintonía, pero claramente en un orden jerárquico inferior. La zona de Levante (Irak, Siria, Líbano, Jordania y Palestina) es la que registra un mayor vínculo con los sentimientos religiosos (30%), seguida del Magreb (27%) y el Golfo (25%). La familia y la tribu, por su parte, son más importantes para la identidad de los jóvenes del Magreb (37%), seguido de los países del Levante (21%) y el Golfo (20%).

La preocupación por la devaluación de los valores tradicionales entre los jóvenes árabes se ha incrementado significativamente en los últimos cinco años, según señala el sondeo, que se ha realizado sobre una muestra de 3.600 menores de 24 años en 53 ciudades de 18 países del Magreb y Oriente Medio. En consonancia con sus arraigadas convicciones islámicas, una gran mayoría del 73% no cree que los valores religiosos representen un obstáculo para el desarrollo del mundo árabe, aunque, sin embargo, el 85% de los encuestados admite que la religión ocupa un papel “demasiado importante” en la región.

Quizás por esa razón, una parte notable de los consultados (58%) están convencidos de la necesidad de reformar las “instituciones religiosas”, aunque la encuesta no precisa a qué tipo de entidades se refiere. Con todo, esa cuota ha descendido drásticamente en solo un año (19 puntos menos). Es importante señalar que la consulta se realizó en el mes de marzo, coincidiendo con la fiesta sagrada islámica del Ramadán.

Los jóvenes árabes, según refleja el sondeo, también defienden que las leyes nacionales de sus respectivos países deben basarse en los estándares derivados de la Sharia o ley islámica y no en el derecho civil o consuetudinario, en parte heredado de las tradiciones jurídicas de las potencias coloniales, cuya presencia en suelo árabe se prolongó hasta bien entrado el siglo XX. Esta opinión está mucho más extendida entre los jóvenes del Golfo y Levante (68%) que del norte de África.

Para Sunil John, presidente de MENA y fundador de la consultora ASDA’A BCW, la nueva entrega de la macro encuesta arroja algunas conclusiones reveladoras. “La generación Z sigue guiada por la fe, con una afinidad hacia su religión más fuerte que nunca”, explica el experto. Otra revelación digna de mención, a su juicio, tiene que ver con la relación de los jóvenes y su propia lengua. “El idioma árabe no es tan integral para su sentido de tradición o sus valores culturales como se podría haber pensado”, ya que la mayoría sostiene que es “menos importante” para ellos de lo que lo fue para sus padres.

Ese fenómeno idiomático tiene que ver con los efectos imparables de la globalización. “La pérdida de importancia que la juventud le da a la lengua árabe es inevitablemente un síntoma de la omnipresencia de Internet y las redes sociales”, argumenta Sunil John. Y agrega: “Es motivo de preocupación, sobre todo, por el papel potencialmente disminuido del idioma árabe como fuerza unificadora entre las naciones árabes”.

El periodista y académico James Dorsey, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), sostiene que la macro encuesta revela un puñado de “contradicciones” propias de sociedades en estado de “transición”. Sobre todo, subraya el especialista, “a medida que los países árabes diversifican sus economías, renegocian contratos sociales y redefinen identidades, así como normas culturales y religiosas a un ritmo vertiginoso”.

Dorsey pone el foco en que la mayoría de los encuestados destacaron la “importancia de la religión y la tradición” en su vida personal, al tiempo en que creen que estos valores juegan un papel “demasiado importante” en los asuntos regionales. Bajo su perspectiva, la encuesta “deja abierto” a qué aspectos de los asuntos regionales se referían los jóvenes y “cómo se relacionan con la religión” en su vida personal. Otra de las aparentes contradicciones que aflora el sondeo, según James Dorsey, tiene que ver con la priorización de las tradiciones culturales por encima de la creación de una sociedad liberal y globalizada, cuando más del 80% de los consultados destacaron la necesidad de respetar las libertades, la igualdad y los derechos humanos.

Justamente, esa fue la idea principal subrayada en la primera entrega del sondeo de ASDA’A BCW, publicada por EL CORREO DEL GOLFO el pasado viernes. En ese apartado del estudio demoscópico, se revelaba también que más de la mitad de los jóvenes árabes había considerado alguna vez en su vida la opción de abandonar sus países en busca de un horizonte mejor. El deseo de emigrar era más intenso en la zona de Levante (53%), que en el Magreb (48%) o en el Golfo (27%), donde la fortaleza económica de sus países reduce drásticamente las aspiraciones de movilidad de sus jóvenes.

Precisamente, una gran mayoría de los consultados en la zona de Levante y el norte de África consideran que la economía de sus países va en una “dirección equivocada”, mientras que los jóvenes del Golfo tienen la percepción generalizada de que las políticas económicas de sus gobiernos se mueven en la “dirección correcta”.

La religión y la familia son los principales signos identitarios de la juventud árabe
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