viernes. 26.04.2024

La arqueóloga española Carmen del Cerro lleva 28 años trabajando ininterrumpidamente en el yacimiento de Al Madam, un poblado de la Edad del Hierro situado en el Emirato de Sharjah, cerca de la frontera con Omán. Desde 2013 dirige la misión arqueológica, la única de bandera española que opera en toda la Península Arábiga. Casi tres décadas después, el equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid ha logrado sacar a la luz decisivos hallazgos sobre la vida de aquel grupo humano establecido a los pies del monte Hajar 800 años antes de Cristo, tal como ha informado EL CORREO DEL GOLFO en media docena de artículos publicados desde 2016.  

34 kilómetros al norte de Al Madam existe una necrópolis amenazada por el imparable crecimiento de las infraestructuras viarias. Allí trabaja también el grupo de Carmen del Cerro desde hace escasamente dos años, después de que la Dirección de Antigüedades de Sharjah se lo solicitara formalmente. Hasta ahora apenas han podido excavar una única tumba y examinar superficialmente el conjunto del centenar de enterramientos. Todo indica, tras la inspección preliminar, que las tumbas pertenecen a la cultura Hafit, la más antigua documentada en la Edad del Bronce del Golfo, fechada 2500 años antes de nuestra era.

La necrópolis de Al Khudairah está situada en un promontorio. La cultura Hafit, común a toda la península de Omán entre el 3200 y 2500 antes de Cristo, ubicaba sus enterramientos en áreas montañosas, por razones aún no suficientemente aclaradas. Algunas hipótesis sostienen que se trata de marcadores del territorio efectuados por estos grupos humanos seminómadas. Las tumbas son circulares construidas en piedra sin trabajar y con capacidad para albergar entre 2 y 5 individuos. Se han identificado un total de 79 enterramientos más otros 34 elementos aún no determinados. 

Las tumbas pertenecen a la cultura Hafit, la más antigua documentada en la Edad del Bronce del Golfo, fechada 2500 años antes de nuestra era

“La tumba excavada parece de época Hafit”, asegura desde Madrid la profesora Carmen del Cerro. Los huesos hallados carecían de colágeno y la técnica del carbono 14 no funcionó. No obstante, todos los elementos materiales disponibles hasta ahora indican que con toda probabilidad la necrópolis pertenece a ese periodo. A partir del 2500 a.C. aparece en la Península de Omán una nueva cultura denominada Umm An Nar, ligada ya a la práctica del sedentarismo y la aparición de la agricultura. Sus necrópolis se sitúan en la planicie, cerca de los oasis. Las tumbas son más grandes, con un mayor número de cámaras y fabricadas de piedra trabajada de calidad excepcional, según describe Carmen del Cerro

“Toda la Península de Omán es una auténtica maravilla”, afirma la acreditada arqueóloga, especialista en historia antigua mesopotámica. “La del Golfo es una zona no conocida, que se abrió a la investigación arqueológica mucho más tarde”. Hay que tener en cuenta que Babilonia empieza a excavarse en la última década del siglo XIX mientras que la primera tumba que se abre en Emiratos data del año 1970. “Eso ha supuesto”, argumenta Del Cerro, “que la cultura antigua de esta zona no figure en los manuales de arqueología y que, por tanto, la gente no la estudie. Pero tiene un potencial arqueológico increíble”. De tal forma que todo este extraordinario patrimonio antiguo está cerca de ser inscrito en el listado del Patrimonio Mundial de la Unesco. 

Carmen del Cerro, ante el Centro Arqueológico de Sharjah. (EL CORREO)
Carmen del Cerro, ante el Centro Arqueológico de Sharjah. (EL CORREO)

“En el Golfo tenemos culturas funerarias increíbles”, explica por vía telefónica, “pero contamos con pocos restos de la vida de aquellos pobladores. No tenemos ninguna ciudad. Todos son yacimientos pequeñitos hasta que no llega el primer milenio”. La razón es clara. La región no soporta una gran población asentada, a causa de la severidad de las condiciones climáticas. “No hay lluvia suficiente y hay que explotar la economía del oasis”, argumenta. El florecimiento urbano de las últimas décadas se sustentó no únicamente en el descubrimiento de los pozos petrolíferos. También en la invención de la bomba de agua. Y hay una causa natural que lo explica: debajo de Omán, el Golfo y parte de Arabia hay una de las mayores bolsas de agua dulce del mundo. En la antigüedad, el nivel freático se situaba a 5 o 6 metros de profundidad. Hoy se encuentra a 40 metros bajo la superficie. 

Y el agua es un elemento clave del desarrollo humano. Ahí radica, sostiene Carmen del Cerro, la razón por la cual Mesopotamia y Egipto desarrollaron culturas sorprendentemente avanzadas mucho antes que el resto de países. “En el Golfo no hay ríos”, señala. Mucho menos de la envergadura de El Nilo, el Tigris o el Éufrates. “Y de los ríos se saca el agua y los canales de irrigación para dar de comer a mucha gente. La cultura, desde el punto de vista de las ciudades, la arquitectura, los palacios, los templos y, sobre todo, la escritura, está en Mesopotamia”. Entonces se produce el desarrollo del Estado. Emerge la división social, los excedentes agrícolas, el reparto de bienes y la propiedad privada. “Todo eso ocurre a partir del año 3500 antes de Cristo. Se adelanta a todo el mundo y por eso se identifica como la cuna de la civilización”.  

Sharjah es el que destina más fondos a la promoción de la cultura y a la protección del sobresaliente tesoro arqueológico que aún duerme en el subsuelo

En el Golfo, en cambio, no hay escritura hasta el periodo grecorromano. Tampoco en Arabia, ni en Turquía, ni en Grecia. “Esa es la gran diferencia”, aclara Carmen del Cerro. “No quiere decir que las culturas del Golfo no sean increíbles y se quede una sorprendidísima ante las estructuras funerarias. Pero no es lo miSmo. Hay otros parámetros”. Las primeras escrituras están datadas alrededor del 200 a.C. Se trata de estelas funerarias encontradas en tumbas de Mleiha, en el centro de Sharjah. Las piezas están grabadas en escritura subarábiga, que es la lengua que se hablaba en el sur de la península en el siglo II antes de Cristo. Tampoco se detectan templos hasta el primer milenio, en que aparece algún pequeño santuario o altar. 

Carmen del Cerro empezó a excavar en Sharjah bajo la dirección de Joaquín Córdoba a principios de los 90. Desde entonces, ha participado regularmente cada año en las campañas arqueológicas de Al Madam, con la excepción de 2016 y 2017, en que protagonizaron la gran exposición del Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid. Ha trabajado también en prospecciones de Irak, Siria y Asia Central. La misión arqueológica española en Al Madam se sostiene gracias a la financiación del Emirato de Sharjah, que aporta el 90% de los recursos económicos necesarios. “Nuestro Gobierno no tiene especial interés en Próximo Oriente. España está más volcada hacia América. A mí me cuesta mucho trabajo conseguir subvenciones cada año”. De los siete emiratos confederados, Sharjah es el que destina más fondos a la promoción de la cultura, en general, y a la protección del sobresaliente tesoro arqueológico que aún duerme en el subsuelo. 

“El emirato de Sharjah tiene un potencial arqueológico increíble”
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