jueves. 09.05.2024

Bajo los escombros del palacio real de Nínive, la capital del imperio neoasirio, apareció una sorprendente colección de tablillas de arcilla talladas en escritura cuneiforme. La rudimentaria biblioteca fue fundada en el siglo VIII por el rey Sargón II y ampliada una década después por Ashurbanipal. Cuentan las crónicas que llegó a acumular 22.000 tablillas, en la que ha sido catalogada como la biblioteca más antigua de la historia.

Más de 2.700 años después, y en honor a aquel prodigio pionero, otro ciudadano asirio de origen iraquí llamado Samuel Shimon fundó la revista Banipal para difundir la literatura árabe contemporánea en occidente. Fue en el año 1998 en Londres. Junto a la investigadora Margaret Obank, su esposa, pusieron en marcha un proyecto inédito que buscaba acercar dos culturas que se daban la espalda históricamente. En total, se editaron 75 números con una periodicidad cuatrimestral durante nada menos que 25 años.

La amistad y el amor por la literatura nos unieron”, asegura Shimon a El Correo del Golfo desde Reino Unido. Ambos constataron la secular carencia de traducciones de literatura árabe al inglés y reflexionaron sobre la forma de “reducir el foso” que separa al lector anglosajón de la narrativa que se produce en Oriente Medio y el Magreb. El primer número de Banipal apareció en febrero de 1998. Y, ya en su primer editorial, Margaret Obank anunció los “tres pilares” en que se fundamentaba la revista: defender la literatura árabe como “parte esencial de la civilización humana”; profundizar en el “diálogo” entre diferentes culturas; y abrazar el “puro deleite estético” de la lectura.

La revista se ha centrado durante este cuarto de siglo en publicar traducciones de poesía, cuentos y capítulos de novelas árabes. Ocasionalmente, Banipal dedica un dosier especial a la cultura foránea, que se publica bajo el epígrafe de ‘Literatura invitada’. El objetivo es “promover el diálogo” entre los autores árabes y no árabes. Sus páginas han acogido a escritores consagrados y a jóvenes desconocidos que empezaban a despuntar en sus países de origen. Mahmoud Darwish, Adonis, Zakaria Tamer, Gha’eb Tu’ma Farman, Ghalib Halasa Youssef, Khalida Said, Alaa Al Deeb o Fadhil Al Azzawi han protagonizado el contenido de la revista Banipal todos estos años.

Samuel Shimon y Margaret Obank, en la puerta del Museo Dostoievski (San Petersburgo) en diciembre de 2016
Samuel Shimon y Margaret Obank, en la puerta del Museo Dostoievski (San Petersburgo) en diciembre de 2016

Muchos jóvenes talentos han encontrado en la publicación londinense una plataforma de lanzamiento inmejorable para dar a conocer su obra. Es el caso de la omaní Jokha Al Harthy, la egipcia Mansoura Ezz al Din, el saudí Mohammed Hasan Alwan, el iraquí Ahmed Saadawi o el libanés Iman Hamidan Younis. La publicación también ha dedicado monográficos a la literatura de buena parte de los países árabes, en gran medida ignorada en Europa y EEUU. Marruecos, Sudán, Yemen, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Túnez, Jordania, Libia y Argelia han exhibido su fuerza creativa en las páginas de Banipal.

“La revista ha desempeñado un papel decisivo en la traducción de la literatura árabe”, sostiene Samuel Shimon. “Tanto es así”, agrega, “que un académico veterano en la enseñanza de la literatura árabe ha llegado a afirmar que habría que referirse a la literatura árabe antes o después de Banipal”. Su impacto en la cultura árabe ha sido, desde luego, capital en los últimos 25 años. Pero no ha sido una aventura cómoda. Desde el primer momento, Margaret Obank y Samuel Shimon fueron conscientes de las dificultades que entrañaba la empresa. “La continuidad de la revista dependía exclusivamente de nuestro esfuerzo personal”, admite el escritor iraquí. “Nadie nos la encargó”, añade, “y por ello debimos asumir toda responsabilidad”.

Durante los tres primeros años, los dos editores asumieron íntegramente la carga económica de la publicación. Solo después comenzaron a recibir suscripciones desde Europa, Estados Unidos, Corea, Australia y Japón, además de una ayuda para las traducciones concedida por el Arts Council England. Ese impulso permitió la supervivencia del magacín durante 25 años. Hasta que llegó diciembre de 2022. Justo con la publicación del número 75 los promotores de la revista organizaron una fiesta en el centro de Londres. Margaret Obank tomó el micrófono y se dirigió a los asistentes. “La revista Banipal anuncia su cese después de 25 años de publicación regular e ininterrumpida”, declaró.

Han pasado cuatro meses. Y Samuel Shimon intenta poner en orden las piezas del rompecabezas. “La revista ha sido independiente desde sus inicios y ha dependido de los esfuerzos individuales de dos personas decididas a reducir la brecha entre la literatura árabe y la internacional, así como a establecer una base de lectores que amen la literatura árabe”, argumenta el escritor asirio.

Número 2 de la revista Banipal en español, publicado en verano de 2020
Número 2 de la revista Banipal en español, publicado en verano de 2020

Banipal se ha nutrido de un reducido equipo de trabajadores y voluntarios. Margaret Obak y Samuel Shimon han sustentado el enorme esfuerzo que ha exigido su edición con “plena convicción, energía y entusiasmo”. “Siempre teníamos entre manos una gran cantidad de obras árabes dignas de ser traducidas”, señala Shimon, que asegura que sin la pasión desplegada por los editores no hubiera sido posible “dispensar tanta energía diaria” a lo largo de todos estos años.

Pero Banipal pone punto final a su publicación en inglés. “No continuamos, no porque haya dejado de ser necesario, sino porque Margaret y yo, en tanto que actores principales, ya no podemos seguir”, lamenta el escritor iraquí. Y agrega: “La racanería de las instituciones culturales árabes hacia la revista, y su falta de respuesta hacia nosotros, nunca ha sido motivo de queja o decaimiento”. Con todo, los dos editores se sienten “enormemente felices” del camino recorrido y con la certeza de haber “cumplido a la perfección” sus expectativas.

Sin embargo, siempre que se cierra una puerta se abre una ventana. Y Banipal emprendió un nuevo camino en su versión en español antes de la pandemia. En mayo próximo la revista publicará el número 10 en la lengua de Cervantes y comenzará a imprimir sus ejemplares en Madrid. “La idea de publicar la versión en español fue a petición de amigos arabistas españoles”, explica Shimon. La consecución del premio Sheikh Zayed en 2020, que reportó una retribución de 220.000 dólares, permitió propinar un impulso decisivo a la “aventura española”.

El nuevo número estará dedicado a la literatura de Arabia Saudí, cuya producción cultural apenas llega a las librerías de Europa, América o Asia. “La literatura de Arabia Saudí es una parte esencial de la literatura árabe”, subraya el editor. Y la presencia de escritores saudíes es “casi homologable” a la de sus colegas de Egipto, Irak, Líbano y Marruecos. De hecho, desde la puesta en marcha del prestigioso Premio Internacional de Ficción Árabe, conocido como Arab Booker, tres escritores saudíes lo han ganado: Abdo Khal, Raja Alem y Mohammed Hasan Alwan. Además, indica Shimon, la autora saudí Omaima Al Khamis ha ganado el Premio Naguib Mahfouz y tres novelas del escritor Yousef Al Mohaimeed han sido traducidas al inglés. La nómina de poetas de Arabia Saudí también es notable.

El próximo número de Banipal en español presenta una selección de cuentos, novelas y poesías de 27 escritores, hombres y mujeres. También incluye además tres estudios sobre los orígenes del cuento corto, la novela y la poesía firmados por los prestigiosos críticos literarios Saad Al Bazei, Abdeluaziz Al Sebail y Ali Zaalah.

En su edición en español, Banipal se ha rodeado de un pequeño equipo de colaboradores, entre los que figuran el traductor Antonio Martínez Castro, Jaafar al Aluni, sobrino de Adonis, el poeta Trino Cruz y el artista plástico Hanoos. “La revista ha tenido y tiene mucha importancia, porque da cuenta de la literatura del mundo árabe, que es muy desconocida en occidente”, asegura el pintor iraquí Hanoos, residente en España desde 1981. “Aquí todavía hay gente que cree que en el mundo árabe solo hay desierto y palmeras. Dar visibilidad a cantidad de autores desconocidos es una labor maravillosa”.

La revista no se ciñe únicamente en difundir la literatura árabe, sino que da cabida también a otro tipo de manifestaciones culturales, como la pintura, la arquitectura y el pensamiento. “Samuel Shimon ha tenido muy buenos amigos entre la literatura árabe. Es muy peculiar, muy buena persona y muy espontáneo, y con mucho entusiasmo por hacer cosas”, asegura Hanoos. En este próximo número, se editarán 600 ejemplares en papel y a color. La revista tiene 192 páginas.

Samuel Shimon nació en el seno de una familia asiria en la ciudad iraquí de Habbaniyah en el año 1956. Abandonó Irak en diciembre de 1978 y recorrió Amán, Beirut, Chipre, El Cairo, Yemen y Túnez antes de lograr el derecho de asilo en Francia en 1985. Es autor de cuentos y poesía desde finales de los setenta, y llegó a publicar en la revista Al Karmel, editada por el poeta Mahmoud Darwish. En París fundó la editorial Gilgamesh y en 1996 se trasladó a vivir a Londres, donde puso en marcha Banipal, esa gran ventana a la cultura árabe.

Una ventana a la cultura árabe