sábado. 20.04.2024

Es entendible la reacción del mejor jugador de fútbol del mundo, por bronca, frustración, dolor... Es la clase de decisión que se toma en caliente. Nada aconsejable por cierto, pues todo merece su análisis.

Tratándose de un país netamente futbolístico, es comprensible que aflore la mediocridad en cada instante, en cada frase, en cada análisis. Y que en el día después, con el periódico del lunes en la mano, todos seamos técnicos.

Pero de ahí a tener que escuchar que Messi es un fracasado, que sería mejor que no regrese al país, hay un abismo que realmente habla muy mal de los argentinos. Afortunadamente es una minoría.

Si hubiésemos ganado, el triunfo, la gloria, sería de todos los argentinos, pero como se perdió una nueva final -la cuarta-, la derrota solamente es de Messi. Nada más inmerecido. Lionel Messi no se merece esto.

Qué podemos esperar de un país donde se le exige más a un futbolista que a un político. Eso habla a las claras de lo que somos como sociedad.

Messi es el más grande jugador de fútbol del planeta, pero hay argentinos que con sus actitudes demuestran que no se merecen a un jugador como él.

Lionel Messi, quien supo enfrentar y superar dificultades físicas para cumplir con su sueño de jugar en la Selección Argentina, no solo tiene que hacer oídos sordos a las despiadadas criticas hacia su persona sino que debe continuar en el combinado nacional.

La inmensa mayoría de los argentinos sufrió con él en cada final perdida, lloró con él, se entristeció con él. Hoy en Argentina todo es dolor e incertidumbre por la decisión de Messi. Ha dado comienzo al operativo clamor, desde el Presidente de la Nación hasta el niño más humilde del país, que con lágrimas en los ojos le piden con gritos desgarradores "no te vayas, Lio".

Ahora solo resta conocer cuál será la decisión definitiva de la mega estrella del fútbol mundial, que gracias a Dios es argentino.

"No te vayas, Lio"
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