Dubai aprueba una ley que recompensa con hasta 50.000 dirhams a quienes devuelvan objetos perdidos

Bullicio en el downtown de Dubai. (Fuente externa)
La iniciativa revela una filosofía de ciudad: la obsesión por la confianza, el orden y la corresponsabilidad ciudadana

Dubai ha dado un paso que está llamando la atención internacional. No es una inversión multimillonaria, ni un nuevo rascacielos, ni un récord Guinness. Es algo aparentemente simple —la manera en que se gestionan los objetos perdidos—, pero que revela una filosofía de ciudad: la obsesión por la confianza, el orden y la corresponsabilidad ciudadana.

El emirato acaba de aprobar la Ley Nº 17 de 2025, un marco legal que regula cómo deben tratarse los bienes perdidos o abandonados en su territorio. La novedad no está solo en la estructura normativa, sino en lo que implica para residentes y visitantes: quien devuelva un objeto perdido de forma correcta podrá recibir hasta el 10% del valor del bien, con un máximo de 50.000 dirhams.

Una medida que combina civismo con pragmatismo. Y que, además, abre una conversación más profunda sobre la identidad del emirato.

Un sistema pensado para funcionar como un reloj

La ley define dos conceptos clave:

  • Propiedad perdida: bienes que el dueño extravió sin intención de abandonarlos.
  • Propiedad abandonada: objetos de valor “renunciados” explícita o implícitamente por su poseedor.

La institución encargada de gestionar todo es la Policía de Dubai, que deberá crear un registro minucioso: fecha, lugar del hallazgo, descripción del objeto, identidad de quien lo entrega y evidencia del entorno donde fue encontrado.

El proceso es extremadamente preciso:

  • Quien encuentre un objeto debe notificarlo dentro de 24 horas a través del sistema electrónico oficial.
  • La entrega física del objeto debe hacerse en un máximo de 48 horas.
  • Hasta entonces, el objeto no puede ser usado, manipulado con fines personales ni retenido más allá de lo estrictamente necesario.

El mensaje es claro: Dubai quiere combinar eficiencia, transparencia y trazabilidad en un asunto que, en muchos países, suele quedar en tierra de nadie.

La recompensa: un incentivo que rompe paradigmas

No es una cifra simbólica.

El gobierno ha establecido que la persona que entregue un objeto perdido de forma legal y reglamentada puede recibir hasta el 10% del valor estimado del objeto, con un tope de
50.000 dirhams.

Es decir: si alguien devuelve un reloj de 200.000 dirhams, podría recibir una recompensa de hasta 20.000.

Si se trata de una cartera con 1.000 dirhams, la recompensa potencial es de 100. Y hay más.

Si después de un año nadie reclama el objeto, la persona que lo encontró puede solicitar quedarse con él. Siempre y cuando:

  1. Lo haya registrado correctamente.
  2. Lo haya entregado en los plazos estipulados.
  3. No presente impedimentos legales o casos excepcionales definidos por la policía.

Un modelo que premia el civismo y penaliza la pasividad.

Un régimen sancionador contundente

La ley también establece multas severas para quien incumpla cualquiera de los pasos: desde 500 hasta 100.000 dirhams, pudiendo llegar a 200.000 en casos graves o reincidentes.

Retener un objeto, usarlo sin autorización, manipularlo, retrasar la entrega o no notificarlo correctamente puede interpretarse como una forma de apropiación indebida.

Dubai quiere dejar claro que devolver lo que no es propio no es solo un acto de buena fe: es una obligación legal.

Una lectura más profunda: lo que esta ley revela sobre Dubai

Lo más interesante de esta iniciativa es su dimensión cultural.

En un mundo donde las grandes ciudades luchan contra la pérdida de confianza social, Dubai apuesta por un modelo donde:

  • La tecnología y la trazabilidad reducen la discrecionalidad.
  • La recompensa convierte el buen comportamiento en un acto reconocido.
  • La claridad de las reglas genera un ecosistema de orden que protege tanto a ciudadanos como a turistas.
  • Las instituciones actúan como garantes de seguridad, no como meras gestoras.

Dubai lleva años construyendo su reputación como un destino donde la seguridad y el civismo forman parte del “lujo” que vende al mundo.

Esta ley encaja perfectamente en ese relato: la ciudad donde puedes olvidar tu móvil en un taxi y recuperarlo. La ciudad donde las normas funcionan. La ciudad que no deja nada al azar.

Un mensaje al mundo y a quienes viven aquí

Más allá del incentivo económico, esta ley envía un mensaje contundente: la confianza es un activo, y Dubai está dispuesta a protegerla como parte esencial de su identidad y su futuro.

Mientras otras sociedades aceptan resignadamente que ciertos comportamientos “son lo normal”, Dubai apuesta por crear estándares propios. Y, en ese proceso, está modelando una cultura cívica moderna, basada en responsabilidad individual, transparencia institucional y cooperación social.

Devolver un objeto podría parecer una anécdota. Aquí, se convierte en una política pública que inspira.