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martes. 26.08.2025
A sus 66 años, Paolo Martinelli, exobispo auxiliar de Milán y actual vicario del vicariato apostólico de Arabia del Sur, demuestra una energía sorprendente comparable a la de un veinteañero. Este pasado fin de semana predicó los ejercicios espirituales a sacerdotes de Comunión y Liberación en España, donde su mensaje resonó con entusiasmo entre los asistentes.

Martinelli, que ha transitado desde la vibrante metrópoli milanesa hacia una región desértica que alberga cerca de un millón de católicos de diversas nacionalidades, afirmó: “Arabia del Sur es una iglesia de migrantes”. En esta jurisdicción trabajan 65 sacerdotes y 50 religiosas, lo que hace palpable la diversidad de la comunidad eclesiástica, compuesta mayoritariamente por rito latino (85%) y un 15% de iglesias católicas orientales.

En el coloquio 'Ser cristiano en Oriente Medio', organizado por la Fundación Pablo VI, el obispo destacó la importancia de la misión en su labor pastoral: “Estar en misión significa ser enviado por alguien, a alguien, con alguien”, enfatizó.

Martinelli compartió su experiencia de pasar de la urbe al desierto, donde las temperaturas alcanzan hasta 42 grados a la sombra, acompañado por un grupo de frailes que han hecho de este entorno su hogar. El vicariato de Arabia del Sur se erige como un “laboratorio para el futuro de la Iglesia”, según el obispo, quien subrayó la fuerte presencia capuchina en la región.

Emiratos Árabes Unidos, donde Martinelli tiene su sede, es una amalgama de culturas donde nueve millones de residentes son migrantes. “La política migratoria aquí cuida mucho a todas las culturas y religiones”, indicó, añadiendo que la modernidad y la tradición conviven en armonía.

En su intervención, Martinelli resaltó la existencia de nueve parroquias en Emiratos, siendo la más grande de ellas una ubicada en Dubai, que alberga a más de 150.000 fieles cada fin de semana. “Este es un milagro”, apuntó, al tiempo que señaló que la comunidad eclesial también se organiza en comunidades lingüísticas, apoyando así la integración de los migrantes.

El vicario también expresó su deseo de retomar la presencia de la Iglesia en Yemen, un país con un significativo valor histórico para el vicariato, que ha sufrido conflictos prolongados. “Rezo para que se abran nuevas vías de presencia cristiana”, concluyó Martinelli, quien continúa su trabajo con la firme creencia de que “ser enviado te hace querer a las personas”.

El obispo Martinelli habla del “milagro” de Dubai