jueves. 28.03.2024

El jeque Suhail bin Mubarak Al Ketbi, tío del jeque Mohamed bin Zayed, fue enterrado este martes en Abu Dhabi. El príncipe heredero de Abu Dabi y subcomandante supremo de las Fuerzas Armadas asistió a las oraciones fúnebres y al entierro junto con otros funcionarios de EAU.

Las imágenes del príncipe heredero sentado sobre la tierra del cementerio obligan a explicar cómo se realiza el ritual del enterramiento de un cuerpo en el Islam.

Envueltos con un sudario y en contacto directo con la tierra, los cadáveres son sepultados sin ataúd y sin esperar 24 horas después de su muerte.

Otra de las tradiciones del rito musulmán es la colocación del cadáver en la tumba inclinado sobre el costado derecho y con la cara mirando hacia La Meca en Arabia Saudí, la ciudad santa más importante de la religión islámica. El fallecido, además, no puede yacer en el mismo recinto en que estén enterradas personas de otras confesiones.

Antes de envolver el cuerpo en el sudario, el cadáver es lavado por una persona, que se denomina mukrema.

En la actualidad hay 25 hombres y mujeres que se dedican a lavar cadáveres antes del entierro, empleados por el Municipio de Abu Dhabi. El proceso se lleva a cabo en las morgues de Sheikh Khalifa Medical City y en el hospital Mafraq. Sólo dos de los 25 son nacionales de Emiratos Árabes Unidos.

Todos los cuerpos que llegan a la morgue son lavados, pero los de los musulmanes son atendidos de acuerdo a la sunna islámica.

"Con las personas no musulmanas atendemos los cuerpos de acuerdo a los deseos de sus familias. Si desean vestirlos con determinada ropa cumplimos con ello". Las familias también pueden lavar los cuerpos de su familiar si así lo solicitan. "Si quieren hacerlo ellos mismos, entonces le mostraremos cómo hacerlo, pero es emocionalmente muy difícil para la mayoría", declaró en 2015 la mukrema emiratí Mariam Hassan, al diario The National.

Sólo los hombres asisten al entierro. Cada uno de los presentes debe tirar a la fosa al menos tres puñados de tierra mientras rezan. Una sencilla piedra marcará el lugar donde quedó enterrado el difunto.

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