Las tormentas de arena y polvo que cubren estos días a Emiratos Árabes Unidos han disparado los niveles de contaminación y han puesto de manifiesto la preocupación de que los residentes podrían sufrir algún problema. Este fenómeno meteorológico ocurre normalmente en verano y a menudo está asociado con los vientos shamal del noroeste.
Según informa el diario The National, los datos de la calidad del aire revelados este lunes indicaron que EAU tenía el aire que estaba más contaminado que el de muchas ciudades.
Cerca del mediodía del lunes, un proveedor comercial de información de calidad del aire, BreezoMeter, puntuó a Dubai con una calificación de cuatro y Abu Dhabi una cifra de nueve en una escala de 100 puntos, donde las cifras más bajas indican los niveles más altos de contaminación. Las cifras de las ciudades de Nueva Deli, Pekín, Bombay y Bangkok fueron 11, 22, 29 y 55, respectivamente, lo que sugiere que su aire era más limpio.
La Agencia de Medio Ambiente de Abu Dhabi indicó que los fenómenos naturales eran parte de la razón por la cual los niveles de contaminación del emirato podrían ser más altos que los umbrales recomendados. "Las tormentas de arena a menudo ocurren en EAU de febrero a marzo y de junio a agosto", reveló Ruqaya Mohammed, gerente de la Sección de Calidad del Aire, Ruido y Cambio Climático. Mohammed dijo que la calidad del aire en el emirato de Abu Dhabi se monitoreaba en tiempo real a través de 20 estaciones de monitoreo fijas y dos móviles que medían hasta 17 contaminantes. Entre estos se encuentran PM10, que es material en partículas de hasta 10 micrómetros de tamaño, y PM2,5, que es de hasta 2,5 micrómetros.
El material particulado se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades. "Los datos de la red muestran que los niveles en el emirato de Abu Dhabi superaron el límite nacional estándar para el primero y los valores de referencia para el segundo", explicó Mohammed.
Emiratos Árabes Unidos respondió con firmeza en 2015, cuando las cifras del Banco Mundial indicaron que el país tenía el aire más contaminado del mundo, y los funcionarios afirmaron que los efectos de las tormentas de arena no deberían agruparse con la contaminación provocada por los seres humanos. El país añadió que sus propias cifras indicaban niveles de contaminación mucho más bajos.
Los estudios revelaron que cada año más de 120.000 muertes, o aproximadamente el 7 por ciento de todas las muertes prematuras, en la región de Mena se asocian con la contaminación del aire.
Peter Knippertz, profesor de meteorología en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe en Alemania, que investiga las tormentas de arena en los desiertos, dijo que para las personas que viven en áreas rurales, las tormentas de arena podrían ser "la principal fuente de contaminación del aire". El profesor Knippertz sugirió que los efectos inducidos por el hombre podrían estar influyendo en que las tormentas de arena fueran más comunes. El exceso de pastoreo que afecta la cantidad de vegetación es uno de los factores que pueden causar un aumento en las tormentas de polvo.
Asimismo, Knippertz señaló que debido a que podría viajar cientos de kilómetros, el polvo acumulado en Siria e Irak, posiblemente como resultado de cambios causados por el hombre, podría afectar la región del Golfo. Dijo que el conflicto en Siria no permite el cuidado de los campos, lo que llevó a una mayor erosión. "Esta parte del año prácticamente no tiene precipitaciones". "Una vez que el polvo está en el aire, las partículas más pequeñas pueden tardar semanas en asentarse".
Si bien hay medidas que los gobiernos pueden tomar para tratar de reducir la cantidad de polvo generado, como la promoción de una gestión efectiva del suelo, dijo que estos esfuerzos deben llevarse a cabo a nivel internacional. "En un país pequeño comoEmiratos Árabes Unidos, si ninguno de los vecinos toma medidas también, recibe el polvo de otros". "Dada la situación en Siria, no tengo mucha esperanza de que podamos ver grandes mejoras en el futuro cercano", concluyó el experto.
