Amanece un nuevo año en un Oriente Medio desgarrado por el conflicto y el cambio

Celebración de Año Nuevo en Damasco. (X)
En Líbano un frágil alto el fuego entre Israel y Hezboláh ha puesto fin a los combates, pero el país sigue lidiando con un colapso económico y una inestabilidad política crónica
Las calles de Damasco bullían de emoción este martes mientras los sirios celebraban la llegada de un nuevo año, marcado este por la inesperada caída del gobierno de Bashar Assad semanas atrás. A pesar de las esperanzas de un futuro más prometedor, la región sigue dividida entre la esperanza y el desánimo, reflejando los profundos contrastes que caracterizan a Oriente Medio.

En la capital siria, muchos ciudadanos vieron en este nuevo comienzo una oportunidad para reconstruir un país que ha sufrido una devastadora guerra civil. Abir Homsi, una residente de Damasco, expresó a la agencia de noticias AP su optimismo sobre el futuro: "Espero que podamos regresar a cómo éramos antes, cuando la gente se unía para celebrar festividades sin restricciones". Sin embargo, la realidad para muchos sigue siendo sombría, con el recuerdo fresco de años de conflicto.

Por otro lado, Abdulrahman Al-Habib, originario de Deir Ezzor, llegó a Damasco en busca de familiares desaparecidos bajo el régimen de Assad. En la plaza Marjeh, donde los familiares de desaparecidos buscan respuestas, Al-Habib compartió su esperanza de que el nuevo año traiga paz al mundo árabe.

La situación no es diferente en Líbano, donde un frágil alto el fuego entre Israel y Hezboláh ha puesto fin a los combates, pero el país sigue lidiando con un colapso económico y una inestabilidad política crónica. A pesar de las adversidades, algunos libaneses intentan disfrutar de pequeñas escapadas. Youssef Haddad, que llevó a su familia a esquiar en Mzaar, comentó: "A pesar de lo que hemos vivido, tenemos grandes esperanzas de que todo mejore".

Sin embargo, para muchos, el optimismo es un lujo. Mohammad Mohammad, desplazado por el conflicto, reflexionó sobre los retos a los que aún se enfrentan: "Espero que la paz y el amor prevalezcan el año que viene, pero la realidad indica que nos esperan más desafíos". Su vida ha sido profundamente afectada por la violencia, y el deseo de retornar a un estado de normalidad es palpable.

Más al sur, en Gaza, la cruel realidad se cierne sobre los palestinos, quienes sufrieron enormemente durante el año pasado debido a la guerra entre Hamás e Israel. Nour Abu Obaid, una mujer desplazada, relató el dolor insuperable de haber perdido un hijo y enfrentarse a la devastación generalizada: "El 2024 fue un año de hambre, desplazamiento y sufrimiento. No esperamos nada en 2025".

Por su parte, Ismail Salih, que ha perdido tanto su hogar como sus medios de vida, anhela que la guerra cese para permitir la reconstrucción de Gaza. "Deseo que el próximo año podamos vivir como el resto del mundo, en paz y tranquilidad", afirmó.

Así, mientras Oriente Medio se adentra en este nuevo año, las promesas de cambio se enfrentan a realidades dolorosas, y aunque algunos mantienen la esperanza, otros continúan sumidos en el sufrimiento, deseando un futuro mejor en medio de la incertidumbre. La llegada de 2025 no solo simboliza un nuevo capítulo, sino también la búsqueda persistente de paz en una región desgarrada por el conflicto.