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viernes. 10.10.2025

Hace unos meses inicié, junto con la profesora Vanessa Lago, un proyecto de ámbito cultural sobre Yemen. El objetivo es que más personas conozcan y valoren la riqueza cultural, histórica y humana de un país que, durante mucho tiempo, ha sido reducido a estereotipos o limitado a noticias sobre el conflicto. Esta guerra, que comenzó en 2014, enfrenta al movimiento hutí —una organización político-armada con base en el norte del país— contra el gobierno yemení reconocido internacionalmente. El conflicto ha provocado una de las peores crisis humanitarias del mundo, con millones de desplazados, colapso de servicios básicos y una generación de niños creciendo entre bombardeos, hambre y pérdida. Sin embargo, más allá del dolor, Yemen sigue siendo un país de extraordinaria resiliencia.

Actualmente trabajamos en una exposición cultural que busca transmitir la esencia de Yemen a través de fotografías, arte, objetos tradicionales y testimonios. Nuestro propósito es crear un espacio de reflexión y entendimiento intercultural que acerque esta realidad a públicos que, quizás, nunca han tenido contacto directo con el país.

En noviembre pasado, Vanessa viajó a Hadramaut, Socotra y otras regiones del sur de Yemen y documentó su experiencia con fines académicos y culturales. Su experiencia sobre el terreno ha sido clave para nutrir el proyecto con una mirada cercana y profundamente respetuosa hacia la identidad yemení.

Una joya del sur de Yemen

Hadramaut, una región del sur de Yemen que, a tan solo unas horas de avión de los Emiratos Árabes Unidos, ofrece un contraste asombroso con la imagen que suele proyectarse del país. Lejos de los titulares sobre la guerra que asola el país, Hadramaut nos sorprende y nos atrapa a la vez con un patrimonio milenario, paisajes sorprendentes y una identidad profundamente arraigada que merece ser contada.

Hadramaut es conocida por sus paisajes desérticos, su arquitectura ancestral y la resiliencia de su gente. Este extenso valle ha sido testigo de siglos de historia. En la antigüedad, fue un punto estratégico para las caravanas que conectaban el mundo árabe con África y Asia. Se destacó por la producción de incienso y mirra, dos de los productos más valiosos del comercio antiguo. Su capital, Mukalla, sigue siendo un centro cultural e histórico de gran relevancia. A lo largo de los siglos, Hadramaut fue parte de diferentes imperios, como los himyaritas, los rasulíes y los otomanos. Las construcciones de barro y piedra que aún se conservan, con sus vivos colores y detalles ornamentales, evocan ese pasado glorioso. Algunas incluso recuerdan a la arquitectura del sur de la India, reflejo de antiguos vínculos comerciales entre ambas regiones.

Paseo marítimo de Mukalla. Fotografía: Vanessa Lago
Paseo marítimo de Mukalla. Fotografía: Vanessa Lago

Una diáspora que conecta regiones

Hadramaut no solo ha influido dentro de las fronteras yemeníes, sino también en el exterior. De hecho, los Emiratos Árabes Unidos albergan a una comunidad yemení considerable: en 2013, más de 90,000 yemeníes residían en el país, según estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Aunque no existen cifras exactas sobre cuántos provienen específicamente de Hadramaut, lo cierto es que esta región ha mantenido históricamente una fuerte tradición migratoria hacia los países del Golfo. Los hadramíes han formado parte activa del tejido social y económico de los EAU, contribuyendo al intercambio entre ambos países.

Un ejemplo de esta conexión entre Hadramaut y los Emiratos Árabes Unidos es el de Wedad Al Saumahi. Su historia refleja el arraigo y la continuidad cultural de la comunidad hadramí en el país. Su abuelo, originario de Hadramaut, emigró a los Emiratos junto con su esposa e hijos en busca de nuevas oportunidades. Su padre nació ya en suelo emiratí, y ella misma creció en este país, absorbiendo tanto su entorno local como las profundas raíces de su herencia yemení.

“Soy nacida y crecida en Emiratos Árabes, y también por mi familia y cultura, soy hadramí”, afirma Wedad con orgullo. Recientemente graduada en Medicina por la Universidad Carolina de Praga, en la República Checa, sueña con visitar algún día Hadramaut y contribuir a su desarrollo. Su historia ilustra cómo la identidad hadramí no solo se preserva en la diáspora, sino que se proyecta hacia el futuro con compromiso y esperanza.

Entrevista con la Dra. Wedad Al Saumahi. El Correo del Golfo
Entrevista con la Dra. Wedad Al Saumahi. El Correo del Golfo

Paisajes que conmueven

La geografía de Hadramaut sorprende por su diversidad. Sus paisajes son una mezcla de desiertos rojizos, montañas majestuosas y valles llenos de vida. La vasta llanura que rodea las montañas crea una atmósfera que parece de otro mundo. En sus tierras secas se encuentra el desierto de Rub' al Khali, el mayor desierto de arena continua del mundo, que se extiende desde Arabia Saudita hasta Yemen.

A pesar de su clima árido, la región es conocida por sus oasis, pequeños paraísos en medio del desierto donde brotan manantiales que sostienen la agricultura y la ganadería local. Los cultivos de dátiles, hortalizas y granos se concentran en los valles, y los agricultores, con gran esfuerzo, logran mantener vivos estos espacios en condiciones extremas. La belleza de Hadramaut no solo radica en su naturaleza, sino también en cómo su gente ha aprendido a convivir con este entorno desafiante, creando un equilibrio único entre el ser humano y la tierra.

Paisaje de Shibam. Fotografía: Vanessa Lago
Paisaje de Shibam. Fotografía: Vanessa Lago

Resiliencia en tiempos difíciles

Lo que realmente distingue a Hadramaut es la fortaleza y la amabilidad de su gente. Los hadramíes, conocidos por su hospitalidad legendaria, han mantenido a lo largo de los siglos una tradición de acogida que los hace únicos. Este trato cercano se percibe no solo con los visitantes, sino también en el seno de sus propias comunidades. En un mundo donde la adversidad a menudo genera división, Hadramaut sigue siendo un ejemplo de unidad y resistencia.

Desafortunadamente, el conflicto armado en Yemen ha dejado una huella profunda también en Hadramaut. Como en muchas otras regiones del país, esta zona ha sufrido desplazamientos masivos, la destrucción de infraestructuras clave y un severo deterioro económico. Sin embargo, su población sigue dando ejemplo de resiliencia y compromiso con la reconstrucción. Las comunidades locales, con el apoyo de líderes tradicionales y jóvenes, trabajan día a día por recuperar su entorno.

A pesar de los enormes desafíos, Hadramaut conserva una riqueza cultural y humana que invita al optimismo. Su historia milenaria, sus paisajes y la fortaleza de sus habitantes demuestran que, incluso en contextos de adversidad, hay espacio para el renacer. Es crucial que la comunidad internacional no solo brinde ayuda humanitaria, sino que apoye iniciativas sostenibles que impulsen la paz y el desarrollo.

Hadramaut no solo ha sido testigo de la guerra: también encarna el espíritu de quienes se niegan a rendirse. Su realidad inspira a quienes creen en un Yemen digno, en paz y con futuro.

Tarde familiar al aire libre en Hadramaut. Fotografía: Vanessa Lago
Tarde familiar al aire libre en Hadramaut. Fotografía: Vanessa Lago

 

Hadramaut en Yemen: Una historia viva