viernes. 29.03.2024

Docenas de manifestantes molestos por los despidos y las dificultades económicas en Omán marcharon el martes por una importante ciudad, en el tercer día de manifestaciones en el sultanato. Hubo marchas en Sohar, una ciudad 200 kilómetros al noroeste de la capital, Muscat, que se ha convertido en un núcleo de las manifestaciones.

Vídeos compartidos en medios sociales mostraban una larga línea de policías antimotines y manifestantes que en un momento dado aparecían arrojarles piedras. Las imágenes coincidían con lugares conocidos en Sohar, la primera ciudad importante al que se llega en el sultanato tras cruzar la frontera desde los vecinos Emiratos Árabes Unidos.

Otros vídeos mostraban a manifestantes en la calle el lunes por la noche en Salalah, una ciudad unos 850 kilómetros al suroeste de Muscat. En las imágenes se veía a policías armados con porras haciendo detenciones. La Policía Real de Omán no informó de ningún arresto.

Las autoridades confiscaron los celulares de los detenidos, según el Gulf Center for Human Rights y Omani Association for Human Rights. Los activistas también dijeron que los medios en Omán, que están bajo estricta supervisión del Gobierno, fueron advertidos de que no informaran sobre las manifestaciones.

“El Gobierno omaní debe poner fin de inmediato a la política de silenciar y restringir las libertades públicas, incluidas la libertad de protestas pacíficas y la libertad de la prensa”, manifestaron los grupos.

La televisora estatal omaní sí mencionó el lunes por la tarde que personas desempleadas habían acudido a las oficinas del Ministerio de Empleo para “acelerar el tratamiento de su situación”. También mostró una imagen de una protesta pacífica.

Según informó la agencia de noticias AP, se trata de las primeras protestas registradas en el mandato del sultán Haitham bin Tariq, que asumió el poder en enero de 2020 tras la muerte del veterano sultán Qaboos bin Said. Los medios estatales indicaron el lunes que el empleo está “entre las prioridades más importantes” del sultán Haitham.

Omán tiene que hacer frente a devoluciones de préstamos por valor de miles de millones de dólares, algunos adeudados a China, y necesita aún más dinero conforme su joven población reclama empleos. El Gobierno no puede permitirse las subvenciones vitalicias de otros países del Golfo Arábigo.

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