viernes. 29.03.2024

Los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en Arabia Saudita han vuelto a dar la cara. Esta vez en relación con las leyes y regulaciones que impiden a las mujeres ejercer su derecho a solicitar o renovar sus pasaportes.

La denuncia ha partido de Samar Al-Miqrin, una mujer saudí muy activa en las redes sociales y medios de comunicación, que ha levantado la voz porque las viudas en su país tienen que buscar a "guardianes" varones en cada ocasión que necesitan solicitar un pasaporte o renovarlo.

Estas gestiones se encuentran más al alcance de la mano de las viudas con hijos. En caso contrario, la mayoría de las veces se ven obligadas a desembolsar una fuerte cantidad de dinero para encontrar un tutor.

Si el tutor disponible resulta ser una persona codiciosa y amante del dinero, Samar Al-Miqrin asegura que antes que ayudar a la mujer viuda "lo que hará será saquearla". De hecho, algunos tutores demandan fuertes sumas tanto para realizar el papeleo como para acompañar a las viudas al extranjero ya que no está permitido que lo hagan solas.

En el artículo firmado por Al-Miqrin en el diario Saudi Gazette, la activista cuenta que recibió una carta de una viuda, de 43 años, madre de tres hijos, que estudian en la universidad, y de dos hijas, actualmente en la escuela intermedia.

Esta viuda, de nombre Ruqaya, se dirigió a la Dirección General de Pasaportes en su ciudad para solicitar un documento que le permita salir de Arabia. Su solicitud fue rechazada porque no tiene un tutor. El funcionario del Departamento de Pasaportes le dijo que designara a su hijo mayor como su tutor. Ruqaya se sorprendió por las leyes y reglamentos. Entre otras razones, porque no podía comprender que su propio hijo, a quien ella le había dado la vida, tuviera que ejercer como su guardián.

Ruqaya, según el relato de Samar Al-Miqrin, rechaza estas normativas porque cree que ella es una mujer adulta que puede tomar sus propias decisiones y que, en ningún caso, necesita a su hijo para decidir o que le diga si puede viajar o no. Aunque Ruqaya puede ir a la Corte y nombrar a su hijo como su tutor, no quiere hacerlo porque va en contra de sus principios.

La pregunta que se hace Al-Miqrin tras dar a conocer esta situación es "¿hasta cuándo las mujeres sadíes sufrirán el desprecio de leyes humillantes?".

Las viudas saudíes, en manos de sus hijos mayores y tutores
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