jueves. 28.03.2024

A Khalid, un ingeniero de 40 años que vive en Dubai, se le puso la piel de gallina mientras caminaba por el piso poco iluminado de un bloque de apartamentos de hotel en el sexto piso. Cuando llegó a la vivienda 606, llamó a la puerta con temor tras mirar el pasillo vacío.

Mientras esperaba a que se abriera la puerta, Khalid estaba pensando en cómo solo 24 horas antes, estaba revisando la aplicación de citas Tinder, cuando apareció una foto de una hermosa rubia. Después de presionar el botón 'Me gusta' en su perfil, recibió un mensaje de la rubia para encontrarse con ella en el apartamento de su hotel. Tras charlar  por WhatsApp, se enteró de que se llamaba María. Ella le envió su ubicación pidiéndole que viniera rápidamente.

Cuando se abrió la puerta, Khalid apenas podía ver nada ya que el apartamento estaba oscuro, con solo una luz roja tenue proveniente de la sala de estar. Escuchó la voz de una mujer pidiéndole que entrara y afirmó que María lo estaba esperando dentro. Muy incómodo, Khalid sintió un movimiento detrás de la puerta y percibió que algo no iba bien, por lo que corrió hacia el pasillo y bajó las escaleras para salir rápidamente del edificio. Afortunadamente, pudo alcanzar su coche y llegar a casa. Al contar su terrible experiencia, Khalid se considera afortunado. En ese momento de lucidez se dio cuenta de que casi lo estafan al recordar todo lo que había leído de las bandas que usan plataformas de citas en línea con el fin de atraer a las víctimas y saquearles su dinero.

Pero muchos otros no han tenido la suerte de Khalid y caen en la red de los chantajistas.

La Policía de Dubai alerta continuamente de las estafas en internet y aconseja que se desconfíe siempre si la persona con la que está hablando parece demasiado buena para ser verdad.

El 25 de junio de 2020, cuando un indio estaba revisando Tinder, hizo clic en una publicación supuestamente de una mujer rubia europea. Hizo un trato con ella por un masaje de 500 dirhams. Envió un WhatsApp de su ubicación en un apartamento de hotel. A las 23.30 horas de esa misma noche, llamó a la puerta del piso 1103. Una mujer nigeriana le abrió la puerta y lo guió al interior del piso oscuro. “Cuando cerró la puerta, aparecieron otras tres mujeres y dos hombres pidiéndome que les diera la billetera. Me robaron 600 dirhams y dos tarjetas de crédito. Me ataron las manos y me obligaron a dar la contraseña de las tarjetas. Sacaron 33.600 dirhams de mi cuenta bancaria”, contó el indio al Tribunal de Primera Instancia de Dubai.

En otro caso, Julio, un americano, recibió a través de una aplicación de videollamada la solicitud de amistad de una desconocida. Después de lo que parecía una rápida conversación intrascendente, Julio desveló detalles de su vida privada y sus contactos, ese fue su gran fallo. Imágenes íntimas comprometedoras grabadas por la "nueva amiga" pasarían a ser de dominio público si el americano no realizaba una transferencia de 3.000 dólares.

El abogado Wageh Ameen Abdulaziz del World Center Advocates and Legal Consultant, manifestó al diario Gulf News que  “la ley de EAU es clara en este punto e impone un duro castigo. Si el sospechoso se hizo pasar por otra persona para atraer a una víctima y luego encerró o secuestró a una víctima y amenazó o agredió físicamente, entonces el castigo será de hasta cadena perpetua".

Agregó que el país está muy al tanto de los desarrollos y ha emitido una ley de delitos informáticos para abordar las violaciones a través de Internet. “La estafa electrónica implica chantaje. Los usuarios de Internet deben tener cuidado con su privacidad en las plataformas de redes sociales y saberlo bien. La gente no debería aceptar solicitudes de amistad de extraños”, agregó Abdulaziz.

"Si ha sido víctima de una estafa, no tenga temor y denuncie el incidente en la comisaría de policía más cercana o llame por teléfono a la Policía", concluyó.

Atención en Emiratos Árabes con las desconocidas que contactan por internet
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