martes. 23.04.2024

La aerolínea Emirates, con sede en Dubai, contrató durante 2015 a cinco mil tripulantes de cabina, pero fueron muchos los miles de aspirantes que se presentaron a sus conocidas jornadas de reclutamiento por todo el mundo, ¿dónde está la clave para ser uno de los elegidos?

La periodista Nieves Fernández recoge en una información que publica elcorreo.com cómo fue la selección de tripulantes de cabina de Emirates en la ciudad española de Bilbao.

Poco antes de las nueve de la mañana, que es la hora elegida para la cita el vestíbulo del Hotel Melià ya es un desfile de aspirantes a azafatos de vuelo. Y es que Emirates Airlines, una de las compañías más lujosas del mundo da mucha importancia a la imagen: ellos acuden con chaqueta y corbata; ellas, faldas de tubo e impoluto moño de bailarina, la más profesional hasta se ha acordado del pañuelo al cuello. Otra ha venido con pantalones y mira de reojo al resto, y aquella con el pelo suelto se lo recoge rápidamente en una coleta.

"Me presenté al casting de Vueling y a otro de Iberia y nada. A ver si aquí...", comentan entre sí las aspirantes.

Fundamental es reunir los requisitos exigidos por la empresa, para los jóvenes mayores de 21 años españoles llegar a las 212 centímetros en puntillas es lo más fácil, hablar y escribir en inglés cada vez es más común y no tener tatuajes, "me rechazaron en el primer cribaje, tengo un pequeño tatuaje en la espalda y alegaron que puede transparentarse con la camisa", comentó una joven desilusionada.

A priori las condiciones no son excesivamente rigurosas para poder optar a un empleo seguro, bien remunerado gracias a un más que respetable paquete de beneficios que incluye el gasto de vivienda en Dubai.

En total, 94 son los candidatos que descienden con el fin de trabajar como tripulantes de cabina de Emirates Airlines. La compañía lleva casi un año paseándose por media España en busca de personal, que buena falta le hace tras encargar una flota de 258 aviones y a punto de dar el salto a Latinoamérica.

Esta vez es el turno de los bilbaínos... pero también de los asiáticos, que son más de diez en el grupo: "He venido de Corea del Sur sólo para esta prueba", cuenta Hazel, su nombre occidental. "Luego viajaré por Europa, aprovecharé para visitar a amigos que viven en Berlín, París, Florencia… ¿Qué es lo típico que se puede comer en Bilbao? Aquí no hay más que bares con cositas pequeñas", pregunta inocentemente y en perfecto inglés. Llegará a la última ronda.

La prueba se realiza íntegramente en inglés, la representante de Emirates que guía a los participantes se presenta y... ¡golpe de suerte!, tiene claro acento español. "Menos mal", resopla un joven rubio. Comienza el 'casting': muestran un vídeo introductorio de la compañía y de cómo el petróleo convirtió a Dubai en el monstruo cosmopolita que es ahora. Se advierte de lo agotador del trabajo, de los horarios cambiantes, del continuo jet-lag y del trato exigente de la clientela; también de los viajes, del salario generoso y de lo bonito de conocer a gente de todo el mundo. Las normas a seguir en un país islámico hacen torcer el gesto de más de uno: hay que vestir con 'decoro' (especialmente las chicas), no mostrar afecto en público, prohibido beber alcohol... "Cuando acudís a la casa de alguien os adecuáis a sus normas; aquí sucede lo mismo".

En ordenada fila india, los aspirantes entregan sus currículums. Y un vistazo discreto a los papeles de los rivales confirma la sospecha inicial: esta gente es profesional. Esperan su turno en una pose perfecta, manos cruzadas delante del cuerpo. En los currículums, historiales impecables, en la presentación y en el contenido. ¿Azafata por ser guapa? Sí, pero por mucho más. Una chica de Corea menciona que estudió Historia del Arte, una bilbaína que cursa Lenguas Modernas y un tercer compañero suyo, que no pasará de esta primera fase, acredita hasta cinco idiomas.

De la cola al mostrador, unos tres metros a recorrer bajo la atenta mirada de la seleccionadora, que recoge los curriculums, mientras los aspirantes escriben su nombre y se preparan para el primer examen. En medio, dos cables, ¡peligro! Suertudas las que saben caminar en tacones. La mujer hace un par de preguntas: "¿Algún tatuaje visible? Están prohibidos. No sirve que digáis que lo vais a eliminar. Si lo puedo ver, quedáis descartados. (...) ¿Has trabajado en Disney? Eso es una buena formación básica".

Casi 45 minutos después, termina la recogida y sobre las 12.15 horas se publica la primera criba: de 94 solo 27 aspirantes pasan a la segunda fase, que comenzará en apenas tres minutos. "He venido solo por acompañar a un amigo y he pasado yo. Es el síndrome de 'Operación Triunfo'", bromea una chica mientras escucha los mensajes de audio (y de 'odio') que su amigo, al que han descartado, le manda por WhatsApp.

Los primeros finalistas se muestran confiados. Es un grupo mayoritariamente femenino (el 70%), pero también hay chicos: rubios, morenos, de raza asiática, americanos... Divididos en grupitos de tres, comienzan las pruebas de creatividad: "¿Qué uso original podría hacer un científico nuclear de un paraguas? ¿Y un presentador de radio de unas orquídeas?". El objetivo es que se conozcan entre ellos… y venderse. Sonrisa de muñeca, piernas cruzadas por los tobillos y manos en el regazo. "Hola a todo el mundo", saluda muy cortésmente un chico, como si los demás fuesen clientes. "He pensado que… Perdón, hemos pensado que…", corrige rápidamente otra candidata. Todos asienten amablemente, como si fuera lo más interesante que han oído en mucho tiempo.

En apenas media hora, está decidido. Unos minutos en el pasillo y se desvela el nombre de los 20 candidatos que pasarán a la tercera fase. Estos deberán enfrentarse a una entrevista personal y a una prueba de inglés; las otras siete personas, los descartados, abandonan con caras largas lentamente el hotel, casi habían sentido la arena del desierto bajo sus pies.

Dentro de un mes, los afortunados (no han especificado cuántos contratarán en Bilbao) recibirán la invitación para hacer las maletas y poner rumbo a Dubai, donde pasarán los próximos tres años. Los que cayeron en las primeras fases deberán esperar seis meses hasta volver a presentarse a las pruebas de Emirates -"no intentéis ir a Madrid la semana que viene; los requisitos de la compañía no habrán cambiado y seguiréis sin cumplirlos", advierten en la compañía-. Los que alcanzaron la última prueba, sin embargo, deberán guardar el 'business look' hasta dentro de un año.

Un casting de Emirates Airline, desde dentro
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