El Tribunal Penal de Dubai ha condenado a un año de prisión, a pagar una multa de 39.900 dírhams y a deportar del país a un asiático tras ser declarado culpable de falsificación de tarjeta, hacerse pasar por agente de policía y confiscar el importe de la multa de la cuenta de una europea tras engañarla. Al parecer cometió el delito en complicidad con otra persona que aún se encuentra prófuga.
Los detalles del caso se remontan a julio de 2022, cuando la europea presentó una denuncia en la que afirmaba que había sido estafada tras una llamada. Afirmó que el acusado la contactó por teléfono y se presentó como un oficial de policía del Departamento de Investigación de Fondos Públicos, alegando que tenía la tarea de actualizar los datos de los titulares de cuentas que residían en Emiratos Árabes Unidos.
La demandante explicó que inicialmente se negó a facilitar sus datos personales al acusado, pero que posteriormente éste reforzó su afirmación enviándole una tarjeta supuestamente de la policía por WhatsApp. Luego le exigió que le proporcionara sus datos de tarjeta, identificación y pasaporte, además de la contraseña de un solo uso (OTP) que había recibido en su número de teléfono.
Lo justificó alegando que necesitaba verificar las fuentes de sus fondos, amenazándola con que, de lo contrario, tendría que rendir cuentas legalmente.
Tras finalizar la conversación telefónica, se sorprendió al descubrir que se había transferido una suma de 39.900 dirhams de su cuenta bancaria a una cuenta alternativa. En consecuencia, intentó comunicarse con el acusado, pero éste había cortado la comunicación. Procedió a avisar a la policía y al banco, con el fin de que se desactivara la tarjeta.
Un agente de policía declaró que un equipo de investigación había reunido pruebas e identificado al acusado, quien posteriormente fue detenido. Durante el interrogatorio, el acusado admitió ser el titular de la cuenta utilizada en la operación fraudulenta. Afirmó que una persona de su nacionalidad había abierto la cuenta bancaria por medios electrónicos, habiéndole proporcionado documentación fotográfica de su identidad, pasaporte y residencia.
Posteriormente se emitió una tarjeta de débito a la referida cuenta bancaria, la cual fue recibida por el imputado y posteriormente transferida al prófugo, quien procedió a utilizarla para retirar las sumas que habían sido transferidas.