Cuatro días en Katmandú
Katmandú, 6 de mayo de 2018, 08.00 horas
- Problema a la vista.
- ¿Ya?
No habían transcurrido ni diez minutos desde que bajamos del avión de FlyDubai y pusimos el pie en Nepal. Nuestra tarjeta bancaria no funcionaba en la ventanilla de visados, donde teníamos que abonar 50 dólares, 25 por cabeza, para que nos abrieran las puertas del país como turistas durante 15 días. Para colmo, nunca imaginamos que en la terminal del aeropuerto tampoco hubiera cajeros que aceptaran nuestra 'credit card' del Emirates NBD de Dubai. Un desastre. Sin efectivo en el bolsillo y sin tarjetas operativas, imposible superar las barreras de inmigración. Estábamos varados en una tierra que visitábamos por primera vez.
- ¿Qué hacemos?
Vimos a un policía. Había que intentarlo. Le explicamos en nuestro 'inglés de grocery' lo que ocurría.
- Wait, dijo.
Eso hicimos. Esperar. No había zona de fumador, con lo que la ansiedad crecía.
- Help us!, insistí
Sin respuesta. Y ya llevábamos una hora plantados allí mientras observábamos como las continuas cargas humanas de los aviones que aterrizaban desde Dheli, Muscat, Abu Dhabi o Kuala Lumpur aparecían y desaparecían. La situación no pintaba bien. Había que hacer un intento a la desesperada.
- Please, please, sir, help us!
SIN DINERO
Empezábamos a pensar que estábamos en una situación similar a la que en una ocasión vivimos en la frontera norte de Irán con Turquía, donde tuvimos que permanecer más de 12 horas en tierra de nadie hasta que entregamos 300 euros de mordida a los agentes sentados ante la barrera fronteriza.
Una señal. El policía agitó una mano para indicarnos que nos acercáramos a él. En contra de lo imaginado y tras hacerle entrega de nuestros pasaportes, accedió a que uno pasara 'al otro lado'. La elegida fue Caro, sus ganas de fumar resultaban más perentorias.
- Sorry, exclamé.
Por la expresión de su cara entendí que, por esa vez, quedaba libre de carga.
- Thank you very much.
Pasado el peligro, impaciente, continué fumando 303. A esas horas empezaba a imaginar todos los peligros que podría estar corriendo Caro en una ciudad absolutamente desconocida, sin pasaporte y sin dinero. Pero, al fin, no sé cómo, me entró un mensaje sms en el teléfono.
- Tampoco funciona el cajero de la puerta, voy a ir a algún banco de los alrededores, decía.
ENTRADA ILEGAL A NEPAL
Lo malo era que ya ni siquiera me quedaban 303, esos finos y cortos cigarrillos hechos en Emiratos Árabes que en los últimos tiempos se habían convertido en mis grandes aliados. De modo que me puse a observar el ir y venir de gentes, entre quienes abundaban los montañeros, ya calzados con recias botas, que se dirigían a las rutas de Éverest y Annapurna.
De vez en cuando escribía a Caro un sms. "¿Has podido sacar dinero?", "Dime algo", pero nada. Silencio. No entendía cómo podía llevar tanto tiempo encontrar un cajero apto para nuestra tarjeta, lo que me empujaba a pensar que habían surgido otro tipo de problemas, aunque no acertaba -ni quería imaginar- cuáles.
La novedad fue que nos hicieron pasar a un pequeño cuarto situado al lado del 'departamento' de inmigración. Más espera. Exactamente hasta que tiempo después apareció un señor, muy amable, que nos explicó que para solucionar el problema -gracias a Dios- nos iban a entregar unos documentos provisionales con los que podríamos trasladarnos a un hotel hasta que al día siguiente regresáramos de nuevo al aeropuerto para pagar los correspondientes visados. ¡Aleluya! Eso sí, se quedaban con los pasaportes.
CIUDAD MONUMENTAL
Eso sí, nada más darnos una ducha y después de fumarnos un Winston Blue -Caro- y un More mentolado -yo, los 303 se me acabaron- pudimos comprobar que nos hallábamos en un ciudad verdaderamente monumental, plagada de templos budistas e hindúes (muchos de ellos con las heridas causadas por el devastador terremoto sufrido en Nepal), con una tradición y una cultura centenaria y, como remate, al pie del Himalaya. Los próximos tres días estaba garantizado que resultarían apasionantes.
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Vuelos desde Dubai: Tres diarios con FlyDubai (unos 300 dólares ida y vuelta). Tour aéreo por el Himalaya, Éverest incluido, unos 150 dólares, salida de la términal aérea doméstica de Katmandú (en Thamel hay cientos de agencias de viajes y es posible regatear). Visado de turista por 15 días: 25 dólares (hay que pagarlo en dólares o euros. También, si funciona, con tarjeta. Nunca en rupias). Hoteles: de todos los precios, desde muy muy baratos a caros (basta con hacer una búsqueda en Booking). Taxis, muy baratos y te pueden llevar a cualquier parte. En los alrededores se puede visitar, entre otros lugares, Bhaktapur y Changu (una preciosidad entre bosques con templo propio de Indiana Jones). Si se dispone de unos cinco días es una buena opción volar a Lukla, ciudad en pleno Himalaya a la que sólo se accede por avión y que es el comienzo de la ruta al campamento base del Éverest. El vuelo ida y vuelta sale por unos 160 dólares. Hay hoteles a buen precio para pasar la noche.