“La palabra impacta pero el ejemplo arrasa”, una frase atribuida a la escritora y diseñadora estadounidense Edith Wharton que podría definir a todas y cada una de las mujeres que no solo son iconos sino que han trabajado desde sus puestos para hacer y dejar un mundo mejor.
Pilar Aranda Ramírez, nacida en Zaragoza pero andaluza de adopción y granadina de corazón, en 2015 se convirtió en la primera mujer rectora de la Universidad de Granada siendo reelegida en 2019.
Docente de licenciatura, grado, posgrado y másteres en universidades de Madrid, Barcelona e Hispanoamérica (Universidad de Guadalajara, México, de Antioquia, Colombia y Quito, Ecuador), ha dirigido 13 tesis doctorales, 6 de ellas internacionales, cuenta con más de 90 publicaciones científicas y sigue siendo referencia por su labor investigadora en más de 20 proyectos.
Es Asociada Ad Honorem de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas por su contribución a la Ciencia, entre los numerosos premios recibidos destaca el Premio Meridiana 2016 (Mención Especial Carmen Olmedo). Premio de Reconocimiento a Mujeres comprometidas por la Igualdad. Premio Clara Campoamor 2017 . Premio Sanitaria 2019 en la categoría de Farmacia. Premio Concha Caballero de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). Premio Menina 2020 en reconocimiento a su lucha por la igualdad. La Academia General Militar le impuso la Gran Cruz del Mérito Militar en febrero de 2020. Premio IDEAL a la trayectoria personal y la bandera de Andalucía en reconocimiento a su trayectoria ambos en febrero de 2023.
En la carrera profesional de Pilar Aranda solo encontramos éxitos y reconocimiento, testigos de las muchas horas de trabajo que ha dedicado no solo a su labor docente, científica y divulgadora sino también a su trabajo como gestora de la UGR, una institución con raíces en el S. XIV, cuando el rey Yusuf I creó la Madraza de Granada, pero fundada el 14 de julio de 1531 y situada en 2022 entre las 300 mejores del mundo según el ranking de Shanghái.
A lo largo de sus ocho años de mandato ha tratado de dar respuesta a los numerosos retos y proyectos encaminados a incrementar la excelencia de la UGR en un mundo cada vez más interrelacionado en el proceso del conocimiento, una universidad que cuenta con el Sello de Unidad de Excelencia María de Maeztu por parte del Instituto de Matemáticas de la UGR y que a día de hoy es la primera universidad europea en el envío y recepción de estudiantes, profesorado y personal administrativo en los programas de movilidad.
La internacionalización alcanzada ha supuesto enriquecimiento académico, desarrollo de la actividad investigadora y científica y proporcionado nuevas ideas. El porcentaje de doctorados es altísimo, el número de investigadores y estudios de la UGR altamente citados en revistas científicas ha crecido en los últimos años, la UGR se tiene en cuenta y es referencia en Inteligencia Artificial, energía del futuro -limpia e inagotable- como es la fusión nuclear con el proyecto IFMIF-DONES, y en programas y proyectos como el europeo 'Life Watch' para la investigación de la biodiversidad y ecosistemas, la recuperación del chopo, además de los ligados a la innovación y nuevas tecnologías relacionados con la sostenibilidad y economía circular.
El trabajo realizado seguirá dando frutos, uno de ellos y del que quizás se sienta más orgullosa es el Programa de Mayores que creó siendo vicerrectora de estudiantes de la UGR, motivada por promover una sociedad más inclusiva y solidaria con las personas mayores.
La UNESCO introdujo en la década de los 70 del siglo pasado el concepto de Aprendizaje a lo largo de la vida (ALV) <como un nuevo paradigma y un principio organizador de los sistemas de educación y aprendizaje en el siglo XXI>. Consciente de que las personas mayores no habían tenido la oportunidad de asistir a la universidad, en su mayoría eran autodidactas e incluso algunas no tenían estudios aunque sí una gran hambre de saber, de conocer, en los 90 puso en marcha el programa asumiendo además las recomendaciones de la Comisión Europea -la promoción de una ciudadanía activa, y el fomento de las capacidades profesionales a fin de adaptarse a las necesidades de nueva sociedad del conocimiento y de permitir la plena participación en la vida social y económica-. La experiencia ha dado sus frutos con diferentes eventos y programas en universidades latinoamericanas como S. Marcos de Lima y La UNAM México y se sigue trabajando para romper la brecha digital y promocionar el envejecimiento activo en todos los ámbitos y actividades sociales.
Ella misma afirma:"Hay que hacer innovación, pero hay que recordar que la innovación social también lo es. (...) Empezamos con la docencia; luego se añadió la función de investigación; va a hacer un siglo de la función de extensión, con el proceso de Córdoba; y luego empezaron las transferencias de conocimiento, más con una relación con el mundo empresarial y los parques tecnológicos. Pero hoy somos conscientes de la importancia de la transferencia social".
En mayo de 2023 concluye su mandato, deja una universidad diferente a la que se encontró en 2015 y tras dos mandatos deseamos que sus aspiraciones de hacer de la UGR una universidad sostenible, igualitaria e inclusiva se hayan cumplido.