jueves. 28.03.2024

Final de año frío, muy frío

"He decidido visitar un país nuevo estas fechas tan entrañables, Bulgaria. Estamos tan acostumbrados a seguir los caminos del turismo que a veces olvidamos que el verdadero viaje es aquel donde uno puede conocer tradiciones tan normales como diarias"

Visto desde Emiratos mi final de año va a parecer extraño. En esto que algunos llaman vida, y otros aventuras, he decidido visitar un país nuevo estas fechas tan entrañables. De los pocos países de Europa donde nunca he estado, Bulgaria. Me esperan más de 10 grados bajo cero, según las últimas previsiones, pero la verdad apetece.

Es curioso, no se si les pasa, pero cuanto más viaja uno, más se da cuenta que al final en el mundo todos somos bastante parecidos. Hablamos, amamos, odiamos y queremos con la misma intensidad. Quizás nos confundan las tradiciones y las culturas, pero como cualquier niño pequeño, en todos los lugares todos ellos juegan y ríen. En ese sentido tengo la curiosidad de visitar uno de los pocos países de Europa donde el idioma no se escribe en carácter latino. Allí escriben en cirílico, una aventura pues también para la vista.

Seguramente Sofia, mi destino en Bulgaria, no será uno de los lugares predilectos en las guías de turismo para pasar fin de año. Aunque una vez visto y leído sobre la ciudad uno observa que tiene sus tradiciones y sus propias costumbres. A veces confundimos lo común con lo apetecible.  Pero cuando uno ve que en la capital búlgara los fuegos artificiales se reparten en el valle para ser visionados a vista de pájaro desde las montañas nevadas que la bordean se pregunta donde esta la diferencia entre lo que muchos hacen y lo que uno puede hacer.

Estamos tan acostumbrados a seguir los caminos del turismo que a veces olvidamos que el verdadero viaje es aquel donde uno puede conocer tradiciones tan normales como diarias. Recordamos entonces algunos cuando Emiratos era apenas un lugar de cuatro turistas, o incluso, los nacidos en Barcelona, cuando nuestra capital era apenas de interés para los más avezados en la cultura de Gaudi. Nadie niega que esa parte del turismo es apasionante. Las ciudades se transforman por el turismo. No visto como algo negativo, todo lo contrario por la riqueza que comparta, pero si quizás como algo demasiado unificador. Londres, Paris, Dubai, Sydney, todas con un mismo patrón globalizador.

Por eso, a veces, algunas veces, aunque haga frío, mucho frío, es bueno dar un paseo por esos lugares que difícilmente recomendados en las guías de turismo. Es una forma diferente de comenzar el año. Seguramente ni peor ni mejor, pero quizás es bueno en algunas ocasiones alejarse del mundanal ruido global para saborear las costumbres más locales. Ya ven, en vez de bañador, toca bufanda, guantes, gorrito, pero, eso sí, en ningún caso sin faltar desear un Feliz Año a todos los lectores de EL CORREO. Como Sofía, un lugar diferente donde disfrutar del día a día.

Final de año frío, muy frío
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