La periodista española Almudena Ariza, ha propuesto que la amabilidad colombiana sea proclamada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, a propósito de su experiencia trabajando y viviendo en Colombia. La corresponsal de televisión española (RTVE) en Bogotá, ha sorprendido con su propuesta, en una entrevista para W Radio.
A Almudena a quien he seguido en su brillante trayectoria periodística la admiro por diversos motivos, pero ante todo por su compromiso con la verdad y el sentido ético de su profesión. Recuerdo muy bien, cuando le ofrecieron el importante cargo de directora de los informativos de la cadena pública de información y ella prefirió seguir en su trabajo de corresponsal, continuando con los riesgos e inestabilidad que eso supone.
Mujer valiente y sensible, le tocó ser testigo de la crueldad del gobierno de Netanyahu en el cruel y desvergonzado extermino de la población palestina y permanentemente ha denunciado ese genocidio, transmitido en tiempo real a los ojos del mundo. Almudena ha sido corresponsal de guerra, reportera, siendo muy jovencita se inició en la radio y ha sido presentadora de diversos tipos de programas, tanto informativos como de variedades, incluyendo uno con el querido y legendario Jordi Hurtado.
El tema de la amabilidad colombiana daría para un curso de psicología colectiva. Hay diversas teorías, que van desde la sumisión de un pasado colonial, hasta la impostura de la conveniencia para conseguir algo. No me convencen esos extremos, creo que estamos ante una actitud sincera y espontánea, que tiene que ver, con la forma como nos educaron nuestros abuelos y padres y una verdadera vocación por agradar.
A pesar de los cambios sociales y tecnológicos, en la mayoría de los hogares colombianos, especialmente en los más humildes, o en las zonas rurales, subsisten unos principios básicos de comportamiento: Siempre saludar y despedirse de las personas, dar las gracias, pedir el favor, ofrecer excusas cuando sea necesario. Eso para quienes lo han perdido, se interpreta como amabilidad.
Claro, no faltarán los colombianos que para nada son amables, serán las excepciones que confirman la regla. Entre nosotros mismos podemos ser cordiales, pero con los extranjeros es que nos esmeramos en el buen trato. Los colombianos, fuimos los villanos de las películas de Hollywood en los años 80 y 90, los sospechosos habituales de algo malo y sufríamos mucho con esas imágenes que no correspondían a nuestra realidad. Creo que ahora que nos visitan millones de turistas al año, queremos que se lleven a su casa una grata impresión, desplegando nuestra vocación de ser buenos anfitriones.
Estoy tomando un Máster de Diplomacia y hace poco en clase con el profesor e investigador español Juan Luis Manfredi, veíamos conceptos como el poder suave ('soft power' que acuñó el autor estadounidense Joseph Nye, recientemente fallecido), como instrumento de diplomacia pública y lo que se ha denominado marca país (que al profesor Manfredi no le gusta, por su relación con el marketing). Caigo en cuenta que la amabilidad colombiana, es nuestra verdadera marca país, al menos para el viajero, quien trae en la maleta de recuerdos, el buen trato recibido.
Un dicho que confirma todos los párrafos anteriores y que usamos mucho en Colombia es que la amabilidad no cuesta. Tener un simple detalle de cortesía o gentileza al día, puede ser determinante para la otra persona que lo recibe. Al final, decirle a la querida Almudena Ariza: Su merced que Dios se lo pague, que ha sido muy amable de su parte y ojalá su propuesta trascienda en la UNESCO, pues modestia aparte, nos lo merecemos. Pasen un lindo día y cuídense mucho.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En lo que sigue llamando Twitter lo encuentran como @dixonmedellin y explora el cielo azul en Bluesky como @dixonacostamed.bsky.social.
