Hace unos días, gracias al El Correo del Golfo, único medio en español de la península arábica, nos enteramos de la grata noticia sobre el premio de la Bienal de arte del Emirato de Sharjah, que ha recibido la artista bogotana Doris Salcedo, una escultora que se destaca en el mundo, en un medio dominado por los hombres y que ha hecho de su arte, un manifiesto contra la violencia y la injusticia. Aquí, un modesto tributo para que el amable lector conozca sobre su vida y obra.
Doris Salcedo es oriunda de Bogotá en donde vive y trabaja, estudió en su ciudad natal y en Nueva York, ha recibido el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Colombia y se le reconoce por tomar elementos de la vida cotidiana o doméstica, para convertirlos en textos visuales poderosos, que suelen denunciar problemas de los seres humanos. Ha realizado instalaciones memorables que aluden a episodios históricos colombianos, pero que se identifican con situaciones reconocibles en cualquier lugar del mundo.
La obra que triunfó en Sharjah entre 150 trabajos de participantes de más de 70 países, lleva el título de “Uprooted”, que podría traducirse como “Desarraigados” o “Los que no tienen lugar”, consistente en una casa hecha de árboles muertos, una obra en la que denuncia varios temas, como las políticas de las potencias mundiales que agravan la crisis climática y la migración. Se deriva de una investigación profunda. Aunque fueron raíces y tallos de árboles muertos que encontró en un bosque de Boyacá, en el centro de Colombia. Aunque los árboles no estaban vivos, la artista ha promovido una campaña de reforestación en la misma región en la cual encontró la materia prima, para que la vida regrese en donde primó la muerte.
Una instalación de 32 metros de largo, que se fueron en 20 contenedores desde Colombia a los Emiratos Árabes Unidos y es grande porque los problemas a los que alude son inmensos. Como dice la periodista María Jimena Duzán, actualmente Doris Salcedo es una escultora que “asombra el mundo”. De la artista, aunque ella no le gusta el apelativo, sino simplemente escultora, se ha dicho que apela a la “poética del dolor”.
Las obras permanentes o efímeras de Salcedo, nunca pasan desapercibidas, se mantienen en la memoria. Ella trabaja desde lo que llama el “sur global”, contando historias locales que se vuelven universales, como las víctimas del conflicto en Colombia o los migrantes que mueren en su camino a los sueños. Salcedo ha expuesto en los museos más importantes del mundo y recibido reconocimientos como el Premio Velásquez de Artes Plásticas, Hiroshima Art Prize, Premio Nasher Prize de Escultura o el Premio de Arte Nomura.
La obra de Doris Salcedo es un antídoto contra el olvido, como la instalación que realizó en el Palacio de Justicia, para recordar la infamia de la toma y retoma de la entidad, en donde los magistrados de la Corte Suprema, servidores públicos y personas anónimas perdieron la vida en uno de los episodios más absurdos y crueles de la historia reciente. Salcedo es comprometida con la paz, su obra “Fragmentos” resultó de la fundición de miles de toneladas de armas utilizadas por la antigua guerrilla de las FARC y que fue reelaborada con la ayuda de mujeres que habían sido víctimas de la violencia.
Doris Salcedo, una artista que efectivamente no deja indiferente al espectador. Una cabellera frondosa en la que habitan ideas y proyectos, un par de manos con conciencia de país y de mundo. Qué cabeza y manos sigan trabajando en función del arte y los temas importantes del ser humano.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera y escritor por vocación. Lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin