jueves. 28.03.2024

El Everest, aquel imposible

"La cima del Himalaya ha terminado por ser una especie de parque temático para turistas extremos, un basurero al cual se le hace una fila eterna"

Una de las imágenes más vistas en los últimos días es la de una fila de personas en la cima del monte Everest, tomada por el escalador nepalí Nirma Purja, seguro una de las fotografías que identificarán este 2019, la de una fila tan estática y desesperante como la de un supermercado en día domingo en la tarde, o la de un “trancón” (bogotanismo para denominar un atascamiento de vehículos) en cualquier hora pico.

El Everest es uno de aquellos nombres paradójicos, tan lejanos y al mismo tiempo tan familiares, quizás de los primeros que uno aprende de un sitio en las antípodas, por ser la montaña más alta del mundo, de la cual nos enseñaron que un neozelandés llamado Edmund Hillary había sido el primero en llegar a su cima, hazaña que le mereció ser nombrado caballero. Hillary es la primera persona que ha explorado el Polo Norte, el Polo Sur y el Everest. Para los diplomáticos es un orgullo, saber que se trató de un colega, pues gracias a su logro, en los años ochenta fue nombrado embajador de Nueva Zelanda precisamente ante los gobiernos de India, Bangladesh y Nepal.

Aunque es probable que Sir Edmund no fuera el primer ser humano en llegar al techo del mundo, pues no extrañaría que algún nepalí, tan aventurero como anónimo hubiera escalado el Everest. Afortunadamente con el tiempo se ha reconocido también al nepalí Tenzing Norgay, quien acompañó a Hillary en ese primer ascenso oficial, lo que le ha dado derecho para aparecer en las enciclopedias físicas y virtuales. De hecho, la única fotografía de la proeza de esta pareja, es la de Norgay en la cima del Himalaya, porque parece que Hillary declinó ser fotografiado por su compañero.

Mucho pensábamos que los sherpas era la denominación de los guías de los escaladores occidentales, realmente sherpa es uno de los grupos étnicos que habitan las montañas de Nepal en el Himalaya, es una palabra que significa gente del oriente, para referirse al origen geográfico de estos grupos humanos. Los sherpas por su naturaleza y cultura son excelentes escaladores, equivalen a los ciclistas colombianos, apodados los “escarabajos” por su facilidad para las etapas de montaña.

Ahora resulta que cualquier persona puede subir al Everest, lo cual explica la cantidad de muertes producidas durante las últimas semanas, pues cada vez llegan más personas, sin mayor experiencia en la escalada o el montañismo, pues los requisitos se reducen a pagar una tarifa establecida por el gobierno de Nepal que actualmente está al alcance de todo el que lo desee. Así que el Everest ha terminado por ser una especie de parque temático para turistas extremos, quienes en ocasiones se exponen más de la cuenta, sin tomar conciencia del gran peligro para sus vidas, especialmente por la escasez de oxígeno en aquellas alturas.

Pero también lo que debe preocupar, es que el Everest se ha convertido en el basurero más alto del mundo, pues parece que la mayoría de las personas que suben, prefieren abandonar buena parte de su equipo, para facilitar el descenso, dejando a su paso, montones de cilindros de oxígeno, material innecesario, tiendas de acampar y toneladas de plástico, ese mismo que no se degrada en miles de años.

El Everest, conocido por los nepalíes como Sagarmatha o los tibetanos como Chomolungma, ya no es lo que solía ser, uno de esos sitios inexplorados, prohibidos para los mortales, solo visitado por los ángeles y algunos privilegiados. Ahora es un basurero al cual se le hace una fila eterna. Tome su turno.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

El Everest, aquel imposible
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