'In Memoriam', mi sección preferida de los premios Óscar
Como cada año, se ha celebrado la ceremonia de entrega de los premios Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, cuando las estrellas descendieron del cielo, o quizás mejor, se levantaron del suelo, en donde suelen ser pisoteadas por los mortales, en el llamado paseo de la fama de Hollywood y se han sentado en el teatro Dolby de Los Ángeles para aplaudir a los seleccionados por el honor y la gloria, así como darles palmaditas a los nominados perdedores, que guardan para otra ocasión su discurso preparado.
Puede ser la progresiva vejez, que no puedo impedir ni negar, pero cada vez más me cuesta ver la larga ceremonia, con sus previsibles discursos así parezcan improvisados y que, a pesar de la advertencia, siempre se terminan extendiendo. Lo que no puedo perderme es la sección 'In Memoriam', afición que comparto con mi amigo y colega Gustavo Paredes. Posiblemente sea por la nostalgia que encierra o por alguna suerte de necrofilia, vaya uno a saber. Es necesario el reconocimiento a quienes nos entretuvieron durante felices horas en una sala de cine y que se fueron ahora sí a la eternidad, en un sentido último homenaje. Al mismo tiempo sirve para recordarle a las celebridades que no son inmortales del todo.
Con Gustavo aprovechamos para ponernos al día sobre aquellas muertes notables, casi siempre nos pasa que al ver los rostros y sus nombres, nos sorprendemos con algunos que ignorábamos habían dejado este barrio de los vivos, así como con otros que pensábamos hacía rato nos habían abandonado. De igual manera, vamos anotando las omisiones que esta vez, fueron prominentes.
Es posible que algunos de los académicos en Hollywood no sepan quien fue Luis Buñuel y por consiguiente Silvia Pinal, pero los cinéfilos latinoamericanos habríamos agradecido que mencionaran a la inolvidable actriz mexicana, también omitieron al actor afroamericano Tony Todd, así como al clásico británico Bernard Hill, del reparto de las películas del Señor de los Anillos, que además fueron cintas oscarizadas. Tampoco apareció Olivia Hussey, británica nacida en Argentina, eterna Julieta en nuestra memoria.
Pero lo que sí resulta inadmisible es que no dieran espacio para uno de los grandes de la cinematografía mundial, Alain Delon, a quien debían recordar en Los Ángeles, porque filmó allí varias películas, al menos, recuerdo una con la bellísima Ann-Margret. Sólo por esto, presidente Macron, puede usted regresar al despacho de su colega estadounidense, ese personaje tan impresentable como temible, darle un bofetón y retarlo a duelo, para reparar el honor francés que ha sido tan lesionado. Eso sí, le recomiendo ganar en la contienda, el mundo se lo agradecerá.
De todas maneras, a pesar de estos imperdonables olvidos, los asistentes aplaudieron a uno de los grandes que se ha ido, Gene Hackman, quien para siempre estará persiguiendo a Fernando Rey, en la pantalla eterna ('Contacto en Francia'). Hay estrellas que se apagan pero dejan una estela gigantesca, así su muerte tenga un halo de misterio, como el de 'La Conversación' o de esas modestas novelas policíacas, que Hackman escribía.
Ahora con Gustavo, tenemos un año por delante, esperar los anuncios funerarios, los obituarios de las estrellas de cine que nos van dejando y luego verificar si los notarios de la Academia tomaron nota o tomaron una copa y se olvidaron. Aunque suene extraño, larga vida a los 'In Memoriam'.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.