En el centenario de Don Guillermo Cano.
'Mientras haya tinta', es el corto animado que ha producido el periódico El Espectador para conmemorar el centenario del periodista Guillermo Cano Isaza (1925 - 1986), director del periódico desde 1952 hasta el día en que fue asesinado por orden de las mafias del narcotráfico, el miércoles 17 de diciembre de 1986, cuando murió más que un hombre, toda una época de hacer periodismo honesto y comprometido en Colombia.
Guillermo Cano Isaza nació en Bogotá, el 12 de agosto de 1925, en un hogar signado por el periodismo. Estudió en uno de los colegios insignes de la ciudad, el Gimnasio Moderno y cuando se graduó de bachiller en 1943 empezó a trabajar en El Espectador, el periódico fundado por su abuelo Fidel Cano Gutiérrez en la ciudad de Medellín. Empezó siendo linotipista (el linotipo era una máquina tipográfica para componer las líneas de los textos impresos), fue reportero taurino, deportivo, antes de columnista. Luego crearía el Magazín Dominical, del cual fue director, lo cual es significativo para quienes hemos escrito alguna línea en ese suplemento literario.
Cano tuvo un bautismo de fuego en 1952, como director de El Espectador, cargo que asumió días más tarde del incendio de la sede del periódico por un grupo de vándalos de orientación conservadora. El periódico era de tendencia liberal y se vivía la violencia política entre los seguidores de los dos partidos tradicionales, liberal y conservador. Entre 1956 y 1959, El Espectador sufrió la censura del gobierno militar, durante la única dictadura que tuvo Colombia.
Don Guillermo, siempre estuvo vinculado al deporte colombiano y en 1960, creó un premio todavía vigente, el Deportista del Año. En 1964, El Espectador se trasladó de su tradicional sede en la céntrica Avenida Jiménez a la Avenida 68 en el occidente de la ciudad. El Espectador es reconocido como el medio que nunca ha dudado en enfrentarse a los grandes poderes del país, cuando está de por medio la defensa de las libertades ciudadanas, la transparencia periodística, la decencia social o la ética política.
El periódico se opuso a la dictadura militar, al llamado Estatuto de Seguridad durante el gobierno de Julio César Turbay, en 1982 denunció las prácticas deshonestas del Grupo Grancolombiano, enorme conglomerado financiero, cuya pauta publicitaria era vital para cualquier medio de comunicación. Al mismo tiempo, El Espectador inició la investigación y denuncia pública sobre el poder del narcotráfico en la política y su influencia nefasta en la sociedad, señalando con nombre propio a los mafiosos, siendo el primer medio en revelar el pasado delincuencial de Pablo Escobar Gaviria y otros narcotraficantes, que posaban como políticos o empresarios emergentes exitosos.

Los criminales se vengaron del periódico, asesinando a Guillermo Cano y haciendo estallar en sus instalaciones una de las bombas más fuertes en la terrible historia del narcoterrorismo que estremeció a las ciudades colombianas. Don Guillermo, como fue conocido el insigne periodista, tenía una columna editorial, 'Libreta de Notas', en donde consignó sus ideas, sobre lo divino y humano, pero muy especialmente sobre su profesión y el porvenir de Colombia. Un hombre de familia que al frente de su máquina de escribir adquiría estatura de gigante.
Don Guillermo se casó con la periodista Ana María Busquets, una española muy colombiana, quien llegó a nuestro país a los cuatro años, con sus padres, escapando de la Guerra Civil. Doña Ana María a sus 90 años sigue muy activa, como presidenta de la Fundación Guillermo Cano Isaza. Con Don Guillermo, formó una bonita familia de cinco hijos y ha sido columnista de El Espectador. Fidel Cano Correa, sobrino de Don Guillermo, es el actual director del diario.
En lo personal, siempre he estado vinculado con El Espectador, desde hace unos años con un blog en el cual escribo de todo un poco, ocasionalmente artículos para el periódico e incluso caricaturas, pero todo inició con cartas como lector que fueron publicadas en el periódico, cuando era estudiante de Sociología en la Universidad Nacional y veía con preocupación el auge del narcotráfico y su incidencia en el sistema axiológico (de valores) de nuestra sociedad. Saber que era Don Guillermo, quien escogía las cartas de los lectores, me produce un sentimiento especial de afecto nostálgico.
Si hay una palabra que se repite para definir a Don Guillermo Cano, es decencia. Como suele suceder con grandes personalidades, su vida y obra viene siendo reconocida luego de su muerte. El Premio Mundial de la Libertad de Prensa UNESCO, lleva su nombre y su lucha en defensa de la libertad de prensa, dio origen a la Resolución 29 de la Asamblea General de Naciones Unidas, que condenó la violencia contra los periodistas.
No deja de ser frustrante, que en los puestos de recuerdos en las ciudades colombianas, se vendan camisetas con la imagen de Pablo Escobar, criminal abominable, como si fuera un héroe del cual pudiéramos sentirnos orgullosos, mientras que una de sus víctimas, verdadero paladín de la verdad, el trabajo y la honestidad, Guillermo Cano Isaza, no sea tan reconocido. Nos queda el busto que hizo en su honor, el gran artista colombiano Rodrigo Arenas Betancur en Medellín.
Por ello, qué buena idea la de El Espectador de lanzar 'Mientras haya tinta', corto animado, que ojalá llegue a todo el mundo, para divulgar la vida y obra de un colombiano admirable. Aquí dejo el tráiler, con el sonido de fondo de una máquina de escribir.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En lo que sigue llamando Twitter lo encuentran como @dixonmedellin y explora el cielo azul en Bluesky como @dixonacostamed.bsky.social.