El olvido que seremos

Reseña de una película colombiana no vista que acaba de recibir el premio Goya al mejor filme iberoamericano

Es imposible hacer la reseña de una película que no se ha visto. Así que el amable lector puede tomar este texto como una pre-reseña, realmente una introducción para situar a los futuros espectadores. Luego espero escribir la reseña como tal, pero pasarán meses para ello y no puedo evitar la emoción que me produce la historia de 'El Olvido que Seremos', que acaba de recibir el premio Goya como mejor película iberoamericana.

Se trata de una producción colombiana, con una participación estelar española, dirigida por Fernando Trueba, libreto de su hermano David y protagonizada por Javier Cámara, con equipo humano y técnico colombiano. Caracol, la legendaria compañía colombiana audiovisual que primero fue radial (Cadena Radial Colombiana), luego televisiva y ahora también con capítulo de cine. No se trata de una coproducción colombo-española, toda la inversión es colombiana. Filmada en los escenarios reales como Medellín.

Si Colombia fuera un personaje, podríamos decir que ha sido una figura maltratada en el cine internacional y algunas veces en el nacional. Las décadas de los años ochenta y noventa, fueron testigos de una serie de películas, convertidas en caricaturas crueles que dejaron en el público del mundo la imagen de un territorio fallido, salvaje y peligroso. Se creó un estereotipo que simplificó a un país muy complejo, con problemas como todos, pero con una cantidad de recursos, una diversidad tan rica, que maravilla a quien lo visita, cuando descubre lo bueno y positivo.

"Estamos hablando del primer clásico colombiano literario del siglo XXI"

Luego incluso las propias productoras colombianas, decidieron apostar por películas y series de televisión que ensalzaron a los victimarios, a algunos de aquellos personajes siniestros que causaron tanto dolor y daño, escondiendo a las víctimas y a tantos héroes, muchos anónimos y otros ilustres conocidos que ni se rindieron ni aceptaron que la ética y los valores ciudadanos se fueran por el inodoro. La sociedad colombiana, estaba a la espera de alguien que escribiera un libro, sobre la otra cara de la moneda.

Ese libro apareció en 2005, firmado por Héctor Abad Faciolince, quien compartió con millones de lectores en el mundo, la historia de su familia, y presentó a quienes no lo conocieron a su padre, el médico Héctor Abad Gómez, un incomparable ser humano. Desde su primera edición, no ha parado en las imprentas, hemos perdido el número de ediciones, traducciones a otros idiomas, un documental dirigido por Daniela Abad ('Carta a una Sombra', 2015), hija del escritor, ahora la película dirigida por Fernando Trueba y seguramente luego llegará en otros formatos como novela gráfica y lo que el futuro le depare. Estamos hablando del primer clásico colombiano literario del S.XXI.

Me enteré de la película, cuando tuve el inmenso privilegio de compartir con el gran Héctor Abad Faciolince en una presentación en Chicago en septiembre de 2018, organizada por el consulado de Colombia, el Instituto Cervantes y la editorial Archipelago Books. Durante esos días entrañables, Héctor Abad tuvo que realizar un trámite consular, debía hacer un reconocimiento de su firma en un documento dirigido a Caracol, la productora de la película, para finiquitar el proyecto. Así que si bien, mi nombre no aparece en los créditos de la cinta, puedo decir que sí está en algún documento que posibilitó la película. Todo un honor.

Tengo como costumbre regalar a mis amigos el libro que ha motivado todas estas emociones, algunos me han dicho que es la lectura que más les ha conmovido en su vida. La historia de una familia, la relación de un padre y su hijo, pero también el descubrimiento de un hombre, no perfecto, pero una persona íntegra, un profesor, un médico, un pionero de la salud pública, defensor de los derechos humanos, una víctima de la intolerancia e indiferencia. Una historia necesaria en estos tiempos que vivimos.

Ahora sí quedamos pendientes del estreno de la película, para cuando pueda verla y escribir la reseña, aunque tengo presentimiento que me gustará, si llega a reflejar la mitad de las emociones que produce la lectura del libro.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin