sábado. 20.04.2024

El Padre Nuestro en Muisca

Crónica personal de Dixon Moya sobre una iniciativa secreta que ha hecho posible que el Padre Nuestro en la lengua que se originó en el corazón de Colombia de testimonio en el Monte de Olivos de Jerusalén de amor, fe y agradecimiento y sea una ofrenda perpetua por la salud de su esposa Patricia
Bendición de la placa con el Padre Nuestro en Muisca en iglesia del Monasterio Carmelita situado en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)
Bendición de la placa con el Padre Nuestro en Muisca en iglesia del Monasterio Carmelita situado en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)

Buen día. Hoy deseo compartir una crónica personal, que será una primicia para la gran protagonista de la historia, mi esposa Patricia, quien hasta el momento desconoce esta noticia. Espero que tanto para ella, como para el ocasional lector, resulte una sorpresa agradable. Esta historia va con el respeto por las diferentes creencias religiosas de los lectores, es una historia de fe, pero sobre todo de amor.

En el año 2019, antes de la pandemia del Covid-19, con Patricia tuvimos ocasión de realizar un viaje a Israel, para visitar a nuestro querido amigo mexicano, el Embajador Pedro Blanco y uno de los sitios que nos maravillaron fue la Iglesia del Padre Nuestro en Jerusalén, localizada en el Monte de los Olivos, parte del Monasterio Carmelita conocido como el Santuario de Eleona. Allí vimos decenas de placas en cerámica con las versiones en los idiomas del mundo, de la oración que Jesús enseñó a sus apóstoles y que es pilar fundamental de la creencia de los cristianos.

La Embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, se dirige a los asistentes durante la inauguración de la placa con el Padre Nuestro en Muisca en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)
La Embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, se dirige a los asistentes durante la inauguración de la placa con el Padre Nuestro en Muisca en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)

Lógicamente aparecía la oración en español, pero además también en varias lenguas indígenas precolombinas, aquellas que se hablaban en el territorio de América Latina, antes de la llegada de la colonización española. En el caso de Colombia, hubo muchos pueblos indígenas pertenecientes a diversas familias étnicas, pero la cultura Chibcha fue la más importante que habitó el territorio, con una estructura política y social avanzada, de esta cultura el grupo más representativo fue el de los muiscas, que poblaron grandes extensiones de la zona andina colombiana, concretamente en el centro del país, en el altiplano cundiboyacense, en donde se encuentra Bogotá, fundada en un rico y fértil valle entre montañas.

La Confederación Muisca, fue la organización política de este pueblo, que era una alianza entre diversos grupos, liderados especialmente por dos tipos de gobernantes, los zipas y los zaques, funcionaba para la administración, el comercio y la defensa mutua. Se calcula que a la llegada de los españoles al centro de Colombia, la población muisca podía estar en unos dos millones de personas, quienes vivían en un territorio de clima frío o templado. Se destacaron por su sensibilidad artística, expertos tejedores de algodón, la producción textil fue uno de los principales rubros económicos, así como la orfebrería en oro.

El momento de la eucaristía tras la inauguración de la placa con la oración en Muisca en la Iglesia del Padre Nuestro en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)
El momento de la eucaristía tras la inauguración de la placa con la oración en Muisca en la Iglesia del Padre Nuestro en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)

En Bogotá existe el mayor y más importante museo de piezas precolombinas de oro del mundo, con miles de obras indígenas originarias y una de las piezas más valiosas es la “Balsa Muisca”, la representación de una ceremonia, en la cual el gobernante cubierto en oro en polvo, se sumergía en la laguna sagrada de Guatavita, en donde los muiscas ubicaban el origen del mundo. Esta ceremonia muisca, fue la que originó la leyenda de El Dorado, que motivó la búsqueda de una ciudad de oro en Colombia, por parte de conquistadores y aventureros en diversas épocas.

Cuando conocimos la iglesia del Padre Nuestro, mencionamos con Patricia que sería muy bonito si en el futuro, pudiera construirse una placa de cerámica con la oración del Padre Nuestro en lengua muisca, pero no pasó de un comentario. Luego con el paso del tiempo, vino una noticia terrible que llegó a nuestra vida. Patricia fue diagnosticada con un cáncer avanzado, esto en medio de la pandemia del Covid-19, cuando todo el mundo tenía como prioridad la lucha contra el virus.

El Embajador mexicano Pedro Blanco junto a la Embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, ante la placa con el Padre Nuestro en Muisca. (Cedida)
El Embajador mexicano Pedro Blanco junto a la Embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, ante la placa con el Padre Nuestro en Muisca. (Cedida)

La noticia la recibimos en Chicago, Estados Unidos, en donde presto servicios en el consulado de Colombia en esta ciudad. A pesar de ser una de las peores noticias que hemos recibido, nos encomendamos a Dios, a la Virgen, pues somos católicos creyentes y a los médicos del Hospital Northwestern, en donde para resumirlo, le salvaron la vida a Patricia, quien actualmente sigue en tratamiento, luego de una cirugía delicada y largas sesiones de quimioterapia.

Superado aquel trance, recordé aquella idea del Padre Nuestro en lenguaje Muisca y como ofrenda por la salud de Patricia, inicié una secreta iniciativa, pues ella hasta el día de hoy, no sabe de esta placa que se ha inaugurado oficialmente en Jerusalén, por la Embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez. Primero busqué la oración en lengua muisca y afortunadamente la encontré en una fuente confiable y después con la ayuda de nuestro amigo, el Embajador mexicano Pedro Blanco, y la autorización del Cónsul General de Francia René Troccaz y del Monasterio de Carmelitas (destacando a la Hermana Anaywah), se logró que hoy sea una bonita realidad.

Oración en Muisca inaugurada en la Iglesia del Padre Nuestro en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)
Oración en Muisca inaugurada en la Iglesia del Padre Nuestro en el Monte de los Olivos de Jerusalén. (Cedida)

La ceremonia de inauguración fue muy hermosa y emotiva, con una eucaristía y la develación de la placa, la presencia de comunidad colombiana quienes escucharon las palabras de la Embajadora Manjarrez y al final compartieron unas empanadas y jugo de guayaba, que disfrutaron invitados especiales como las hermanas del Monasterio y nuestro querido amigo Pedro Blanco. Gracias a todos los que intervinieron en esta iniciativa. Dios los bendiga.

La aspiración es que esa placa se tome como una donación de Colombia para el Monasterio y para todos los fieles del mundo que vayan a conocer este bello templo, estoy seguro que los visitantes colombianos en el futuro se sentirán gratamente sorprendidos al encontrar el Padre Nuestro en la lengua que se originó en el corazón de Colombia. Que se entienda como un testimonio de amor, de fe y agradecimiento.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

 

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