Hace unos días, con mi esposa Patricia, tuvimos oportunidad de asistir al concierto que la cantautora española Rozalén ofreció en Bogotá, en el tour que la trajo a varios destinos en América Latina y resultó una experiencia humana que trascendió una presentación normal de una artista exitosa, que hiciera un repaso de sus éxitos, para convertirse -como ella misma lo concibió- en una terapia, para ella y todos los asistentes. Aquí viene la crónica de esa experiencia sanadora.
Primero hay que decir que Rozalén es un apellido y no es un nombre, pero como esto va un poco de psicoanálisis escrito, me atrevo a esbozar una hipótesis y es la identificación con el apellido paterno, un gran lazo con el padre, ahora ausente, pero siempre presente. El nombre completo de la artista es María de los Ángeles Rozalén Ortuño, oriunda de Albacete, criada en Letur, pueblo de la sierra del Segura, de donde era su madre y en donde su padre ejerció el sacerdocio, en una vida anterior.
Según la biografía que uno encuentra en Internet, desde muy pequeña Rozalén manifestó sus intereses artísticos, especialmente con el canto y la poesía, luego aprendería a tocar guitarra y bandurria, haciendo parte de una rondalla vecinal y como cantante en coros parroquiales. A los 14 años empezó a componer y desde entonces no ha dejado de hacerlo, ¿eso será señal de una tendencia maniaco-compulsiva? Espero que para nuestro bien como espectadores, así sea y nunca se detenga!
Ahora bien, lo de la terapia musical no es broma, Rozalén estudió psicología en la Universidad de Murcia y tiene un máster en Musicoterapia y al menos un concierto como el que ofreció en Bogotá, en efecto, se convierte en una sesión terapéutica. La conexión con Colombia empezó a revelarse en esta presentación que Rozalén señaló como una especie de terapia musical, porque la verdad fue un carrusel de sensaciones y emociones. Al día siguiente, Rozalén ofreció un recital en Medellín y espero que haya sido tan intenso y sensible como el de la capital.

Los primeros síntomas del contagio que ha tenido Rozalén con Colombia, los descubrió ella misma, al confesarnos que en su primer concierto público, siendo una adolescente, lo inició con una canción de Shakira, un verdadero clásico de la estrella colombiana, “Inevitable”, de la cual compartió para nuestra dicha unas estrofas. Rozalén interpretó una versión muy suya de “Fíjate bien”, canción de Juanes, que si ella no lo hubiera anunciado previamente, habría costado identificar, porque los arreglos y la interpretación, entregaron una melodía diferente, difícil decir cuál es más bonita y sentida.
Rozalén presentó su más reciente trabajo musical, titulado “El Abrazo”, el cual ha sido nominado en los premios Grammy Latinos en la categoría Mejor Álbum Cantautor y Mejor Canción Cantautor por “Entonces”. Este disco tiene alma colombiana, no sólo aparece un tema que ya es muy conocido y bailado por todos, “Tres días en Cartagena”, en una feliz colaboración con Carlos Vives, sino una canción preciosa, “Llévame”, inspirada en un viaje que realizó al Departamento del Cauca, al suroccidente de Colombia, en donde aprendió del conflicto y de la paz, de las realidades y los sueños.
En mi casa, quien primero cayó enferma por el virus Rozalén, fue mi esposa Patricia, desde que la escuchó hace varios años, pero además por un detalle que no ha sido ajeno y que vuelve únicas las presentaciones de la cantautora, estar acompañada por Beatriz Romero, quien según ella, debió ser su hermana en otra vida y es cantante con las manos, pues es su intérprete en idioma de signos. Rozalén ganadora de muchos reconocimientos, como el Goya, es en sí misma un premio para quienes la seguimos.
Ahora bien, luego de esta intensa terapia musical, los pacientes o espectadores que estuvimos en el teatro Roberto Arias Pérez de Colsubsidio, uno de los centros entrañables de las artes en Bogotá, requerimos saber la cita de la próxima consulta con la Dra. Rozalén, quien sin duda es médica del alma.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.