Sonidos en la distancia
Uno de los sonidos que evoco desde la niñez, es el del voceador de prensa que anunciaba a todo pulmón el nombre de los periódicos que distribuía en su labor matinal. “El Tiempo”, “El Espectador”, en un canto monódico que transcurría por mi ciudad. Un joven que iba aliviando el peso de su trabajo a medida que los transeúntes se llevaban las noticias, algunas efectivamente muy pesadas al traducir las tragedias cotidianas de nuestro mundo.
El voceador se ubicaba en una esquina de Bogotá y allí llegaban los vecinos, especialmente el día domingo a comprar el paquete de papel. De niño aprendí que igual que el pan recién horneado y fragante, era muy importante comprar el periódico con las noticias frescas. El primer encargo importante que tuve en la vida, a los seis años de edad, fue comprar pan y periódico por cuenta de mis padres, que me daban unas monedas para tal efecto. Entendí que el hombre no sólo vive de pan, de noticias también.
La historia del voceador de periódicos tuvo varias etapas. Primero fue un pregonero que leía los titulares de las noticias del día, apaciguando la necesidad de saber de quienes no tenían dinero para pagar el papel periódico o aquellos que por falta de escuela no podían leer. Luego llegaría la radio y le quitó esa tarea al voceador, que ahorró saliva. Décadas más tarde el mismo voceador desaparecía, seguramente con la llegada de la televisión. El voceador se convirtió en un repartidor mudo, una presencia silenciosa que teme despertar a los suscriptores en las casas donde deja su carga de papel. Aunque el distribuidor sigue siendo la imagen en carne y hueso del periódico, uno de los empleos con más riesgos, en su afán de llevar oportunamente las noticias a los lectores.
Hubo una época en que un periódico era fabricado no sólo con papel, letras e imágenes, también con sonidos a través de las calles. Uno puede imaginar a un voceador ficticio en una esquina de Abu Dhabi, Dubái o Ras Al Khaima, gritando a todo pulmón y en español: ¡El Correo del Golfo, El Correo del Golfo!
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin