sábado. 20.04.2024

Treinta años metidos en la red mundial

"En 1989 recuerdo que al menos en mi caso, el computador ya había reemplazado la vieja máquina de escribir Remington"

Hace treinta años el mundo fue atrapado en una red, pero ni mucho menos desea salir de esa malla invisible, por el contrario, al parecer los habitantes de este planeta queremos enredarnos cada vez más. Gracias al señor Tim Berners-Lee, los que no somos marineros podemos navegar, desde nuestra silla pegada a tierra, por rincones insospechados del universo real y del virtual que hemos venido creando.

En 1989 recuerdo que al menos en mi caso, el computador ya había reemplazado la vieja máquina de escribir Remington, al menos para los trabajos universitarios que guardaba en los llamados “disquetes”, así como los primeros escarceos literarios. Hasta ese momento el computador era eso, una máquina de escribir más sofisticada, con la gran ventaja que uno podía enmendar un error, sin necesidad de borrar en el papel o de utilizar el liquid paper, ese corrector que era una especie de lata de pintura blanca en miniatura, para cubrir el error tipográfico y escribir encima de nuevo.

Los que pertenecíamos a esa generación, no sospechábamos que a la vuelta de la esquina llegaría con los años noventa, la gran revolución de Internet (ignorábamos que eso ya había sido inventado muchos años atrás), pero el gran aporte del ingeniero británico Tim Berners-Lee fue fundamental para que todas las personas con acceso a un computador pudieran navegar libremente. Como todo lo que está sujeto al libre albedrío, ya depende del uso que la persona le de a ese fabuloso invento, pues los riesgos de la libertad, ya los conocemos desde el jardín del Edén. La red mundial virtual da grandes oportunidades a quienes no las tienen en su entorno real, aunque también hay grandes riesgos y sombras.

El mundo en 1989, tenía semejanzas y grandes diferencias con el actual. A pesar que solo han pasado treinta años, y algunos de los personajes destacados aún se mantienen vigentes, la percepción de la realidad era diferente. Términos como el cambio climático o el calentamiento global, no pertenecían al glosario de los individuos. En la agenda internacional primaba lo político, pues la llamada “cortina de acero”, se desvanecía como una trama de algodón, el muro de Berlín había caído y la otrora poderosa URSS, comenzaba a desmoronarse, Boris Yeltsin triunfa en las primeras elecciones democráticas en aquel imperio socialista.

En la cultura internacional, el premio Nobel de literatura volvía a escribirse en español, con el nombre de Camilo José Cela. Terminaba una década que tuvo estilo propio en la música y la moda de aquellos que éramos jóvenes, Madonna era la reina indiscutida y una joven Debbie Gibson intentaba rivalizar en el gusto de los seguidores de la música popular. Bill Cosby era un respetado y admirado comediante, a quien nadie se habría atrevido a denunciarle nada y su programa era el más visto en Estados Unidos, hoy está en la cárcel por abusador de mujeres. Donald Trump hacía negocios.

Colombia pasaba uno de sus peores años en su historia, por culpa del narcoterrorismo. El magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento, el líder liberal que pudo haber sigo un gran presidente, así como la explosión que destruyó las instalaciones del periódico El Espectador, fueron dos de los hechos que marcaron la vida del país y vistieron de luto aquellos días en los cuales, quienes intentábamos llevar una vida normal, salíamos de casa pero sin la seguridad de volver. Las ideas de Galán siguen intactas, El Espectador, a pesar de sus poderosos enemigos continúa siendo un periódico independiente, pero la vida nunca fue la misma en el país.

El fenómeno de la migración, como hoy, era un tema importante en el mundo, pero los flujos y las corrientes migratorias eran diferentes. En particular, que alguien por esos días, hubiera dicho que años más tarde, millones de venezolanos cruzarían la frontera en dirección a Colombia, buscando refugio, medicinas y alimentos, habría sido tomado por loco o un pésimo analista internacional.

Algunos de los adelantos tecnológicos que hoy nos acompañan en nuestra cotidianidad, habrían sido vistos como pura ciencia-ficción, no existían los teléfonos móviles o celulares; para hablar con alguien en otro país, había que ir a unos sitios especiales con cabinas, había que ser breve porque resultaba muy costoso. Tampoco pensar que con el aparato telefónico, se podían tomar fotos o filmar videos. Menos se podía prever, que las antiguas cartas románticas o los telegramas de emergencia se condensarían en algo llamado WhatsApp, ni que las nuevas comunidades humanas no serían físicas, gracias a la revolución de las redes sociales.

Para bien o para mal, vivimos días en los que dependemos y hemos adoptado los aparatos electrónicos como una extensión de nuestro cuerpo, cual órganos vitales, sin los cuales no podríamos subsistir. Todo por el invento del señor Tim Berners-Lee, un hombre que jugando a ser Dios, así no fuera su propósito, creó un universo virtual y nos dio las herramientas para habitarlo. Un mundo identificado como WWW, para quienes gusten de símbolos e interpretaciones.

-----------------------------------------

Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

Treinta años metidos en la red mundial
Comentarios