sábado. 27.04.2024

El último beso, ¿la canción más irresponsable del mundo?

"En la versión en español, aunque en principio nos entristece la historia y nos solidarizamos con el narrador-protagonista, si uno analiza la letra, puede que estemos ante un caso de homicidio no intencional"

Hace unos días celebramos la vida del Maestro Alci Acosta, máximo exponente del bolero trágico y del despecho arrabalero con una voz muy particular, precursor en Colombia de la llamada “música popular”, hoy como divertimento, vamos a analizar una de las canciones que él hizo famosa, “Por qué se fue, por qué murió?”, pero cuyo título original es “El último beso”, la cual ha tenido múltiples versiones. ¿Se puede analizar desde el humor, una canción que es una tragedia en toda regla? Vamos al menos a intentarlo.

Primero hay que decir que la canción original es “Last Kiss” lanzada en 1961 por Wayne Cochran, sin mayor éxito, sin embargo fue retomada por J. Frank Wilson and the Cavalliers, quienes la convirtieron en una de las baladas más escuchadas en 1964 y desde ahí no ha parado, hasta Pearl Jam, la banda de rock alternativo la ha interpretado. La primera versión en español fue grabada en 1965 por el cantante mexicano Polo con el título “El último beso”. Al igual que la original, la canción en nuestro idioma ha contado con multitud de interpretaciones, siendo posiblemente las más destacadas las del grupo mexicano Los Apson, la del argentino Leo Dan y la del colombiano Alci Acosta, quien le modificó el título. 

En la traducción que se hizo de la letra de “Last Kiss” al castellano, encontramos divergencias. Si bien la historia central es similar, hay diferencias de fondo, se trata de una pareja que sale a pasear en auto, en la versión anglosajona son dos jóvenes, en su primera cita romántica y en español, es claro que son novios o esposos, en cualquier caso, tienen un accidente y ella muere en los brazos de su amado, quien espera ser bueno para encontrarse con la mujer en el cielo. En la canción en inglés, es claro que se trata de un accidente involuntario, pues de manera imprevista, los protagonistas encontraron otro auto detenido en una vía rápida y para esquivarlo, su automóvil termina saliéndose de la carretera y chocando.

Ahora bien, en la versión en español, aunque en principio nos entristece la historia y nos solidarizamos con el narrador-protagonista, si uno analiza la letra, puede que estemos ante un caso de homicidio no intencional (los abogados dirían culposo, para diferenciarlo del doloso o intencional). A las pruebas me remito.

La segunda estrofa de la canción, es toda un confesión:

“Íbamos los dos al anochecer

oscurecía y no podía ver

yo manejaba, iba a más de cien

prendí las luces para leer,

había un letrero de desviación

el cual pasamos sin precaución

muy tarde fue y al frenar

el carro volcó y hasta el fondo fue a dar.”

El conductor reconoce que iba por una vía totalmente oscura, pero además llevaba las luces apagadas, a una excesiva velocidad, pues iba a más de 100 kilómetros por hora, pasa un letrero de advertencia sobre una desviación, que claramente fue leído pero no acatado y en lugar de reducir la velocidad, prefirió seguir adelante, como él mismo afirma sin ninguna precaución y cuando intenta frenar, el auto sufre un volcamiento. El resultado trágico de semejante cadena de irresponsabilidades es previsible.

Ahora bien, a pesar de reconocer su culpabilidad, el insensato conductor parece que se arrepiente de asumir su responsabilidad, porque inexplicablemente se pregunta varias veces: “¿Por qué se fue y por qué murió?” Para agregar “¿Por qué el Señor me la quitó?”. Ahora resulta que el culpable es Dios, lo que es una salida muy fácil, en lugar de asumir las consecuencias de sus actos. 

En lo que sí estamos de acuerdo es que el responsable de la muerte de su pareja, sí debe comportarse muy bien, para poder estar con ella en la eternidad. Podría empezar, acudiendo a las autoridades competentes y que sean estas las que analicen seriamente el texto de la canción. En cualquier caso, que nos quede de lección, esta triste canción, para conducirnos en la vida con prudencia, incluso los que no manejamos.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

El último beso, ¿la canción más irresponsable del mundo?
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