jueves. 02.05.2024

Tiempos de cambios

"La situación de la empresa se ha transformado: los que habían sido jefes y dueños pasaron a empleados primero y a abandonarla después, cual Steve Jobs, dejando la casa que ellos mismos habían construido... ¡a ver qué pasa!"
Una imagen de Doha, capital de Qatar.

Tiempos de cambios. No debería sorprenderme, se supone que  eso es lo único que no cambia. Pero mi percepción es que últimamente todo sucede más rápido- si cabe-. Lo estático se mueve, las personas se mudan, las empresas se sacuden. Las relaciones avanzan más deprisa que nunca. ¡Nada hay quieto!

El último año y medio he sentido que mi vida se mantenía estable. Alterada tan solo por unos problemillas con mi visado y unos meses en que fui una emigrante ilegal. Pero aparte de esto, desde que me cambié de trabajo me siento sosegada, estable y con energía y tiempo para mí. He disfrutado de la tranquilidad que tanto había anhelado desde que aterricé en Qatar.

Recuerdo que cuando llegué a esta empresa y las cosas empezaron a ir bien, le pedí a Dios que mantuviera esa estabilidad durante un tiempo, que me sentía exhausta y agotada de tanto correr para aquí y para allá. Y que no podía seguir haciendo frente a situaciones como la vivida en la empresa anterior, en la que el jefe tenía por costumbre no pagar a las subcontratas, a los proveedores ni a sus empleados. Y entonces llegué aquí. No sé si por casualidad o por necesidad y este empleo supuso un remanso de paz en mi vida. Aquí me he recuperado. Mis estructuras se han recolocado de alguna manera y he aprehendido lo aprendido.

He descansado a muchos niveles, disfrutado de algunos viajes, de mis amigas, de aquí, de mí y de mi tiempo. Mi empleo no ha supuesto una fuente de estrés ni he afrontado responsabilidades. El ambiente dentro de la oficina ha sido sano y saludable.

Como estamos en momentos de cambios, de unos meses a esta parte la situación de la empresa se ha transformado. Nos ha absorbido la grande, con todas las ventajas e inconvenientes que ello supone. Nos mudamos a sus oficinas y los colores de nuestros días se tornaron un poco a gris. Mis compañeros y yo perdimos la pasión por el camino y el trabajo se convirtió en un medio por el que obtener dinero. Solo eso. Los que habían sido jefes y dueños de la empresa pasaron a empleados primero y a abandonarla después, cual Steve Jobs, dejando la casa que ellos mismos habían construido.

Conforme vamos aprendiendo las nuevas políticas de la empresa, las novedades se suceden. Como la de esta semana: mi manager se marcha. Entonces ves que aquella estructura directiva que te había tratado como parte de su familia ya no existe. Se encuentra desmembrada y, poco a poco, van desfilando hacia la puerta de salida.

Existen muchos lazos afectivos hacia ellos y, por otra parte, nos queda la duda de qué sucederá con nosotros. Nos preguntamos quién ocupará su lugar, quién va a dirigir este departamento. Por conocer los clientes y los proyectos y por haber aprendido el funcionamiento del equipo y los procesos de trabajo, algunas quinielas apuntaban hacia mí. Luego sabemos que no, que ya han contratado a alguien.

Y así nos preparamos para la transición, para los cambios, para echar de menos y recibir con bienvenidas. Yo me mantengo en mi decisión de volver a España el año próximo, antes del verano. Eso, si no me echan antes, porque con tantas novedades y modificaciones, no se sabe qué va a suceder mañana. Mientras tanto, disfrutaré del tiempo aquí. Agotaré hasta el último minuto en Qatar, con mi gente e, incluso, en la nueva empresa. Como poco, me dará para observar, aprender y seguir creciendo. Y por cierto, lo seguiré contando… ¡a ver qué pasa!

Tiempos de cambios
Comentarios