Una política de bonificaciones está basada en indicadores de desempeño. Sin embargo, muchas veces estos indicadores se establecen por áreas sin haber realizado un trabajo previo que impulse la sinergia entre ellas.
Repartir bonificaciones sin saber si hay alineamiento estratégico no es recomendable porque no está claro si algunas de ellas están destruyendo valor a otras e igual están recibiendo bonificación.
Otro caso no recomendable es cuando hay un esfuerzo de alineamiento de los objetivos estratégicos interáreas pero se les mide con indicadores equivocados. Por ejemplo, indicadores cortoplacistas como la utilidad neta o el Ebitda no miden la salud financiera de la organización pues miden la foto, no la película.
Ambos escenarios no son recomendables para definir y menos para implementar una política de bonificaciones porque se puede estar teniendo utilidades, estar pagando impuestos, estar repartiendo bonificaciones pero estar destruyendo valor como organización, lo cual hace insostenible ese camino.
Dicho esto, lo que debe hacerse primero es adoptar el objetivo supremo de maximizar la generación de valor de la organización.
Con ese objetivo supremo claramente definido hay que escoger cómo lograrlo: La Hoja de Ruta Estratégica que propone el Balanced Scorecard de Siglo XXI es la metodología óptima porque marca una ruta intergerencial, impulsando el alineamiento estratégico entre las diferentes áreas funcionales.
Además al ser Hoja de Ruta y ya no Matriz (como la versión BSC tradicional), tiene un vértice, un objetivo e indicador supremo, y la metodología indica que dicho indicador no puede ser cortoplacista sino uno que mida la generación de valor, como el Flujo de Caja de Libre Disponibilidad Proyectado y Descontado.
Es pertinente mencionar que a lo largo de la Hoja de Ruta de Objetivos Estratégicos aparecen acompañándolos sus correspondientes KPI y los responsables de cada uno de ellos, siendo éstos los distintos gerentes funcionales.
Terminado el diseño del Balanced Scorecard: SXXI con sus correspondientes Objetivos Estratégicos y KPIs, el siguiente paso es definir una Hoja de Ruta de Objetivos Operativos para viabilizar cada uno de los objetivos del BSC en los llamados Scorecard Funcionales, los mismos que incluyen sus correspondientes Indicadores de Desempeño.
A manera de resumen tenemos:
Se debe buscar maximizar la generación de valor en la organización para que la salud financiera sea sostenible en el tiempo. Para lograrlo, es necesario diseñar la Hoja de Ruta Estratégica del Balanced Scorecard: Siglo XXI y sus correspondientes KPI pues así aseguramos la sinergia interáreas. Recién en ese momento se debe pasar a definir los Scorecard Funcionales por área, que son los que incluyen las Hojas de Ruta Operativas con sus correspondientes indicadores de desempeño. De esta manera lograremos tener indicadores de desempeño que estén alineados a la estrategia integral y busquen maximizar la generación de valor de la organización.
Establecer una política de bonificaciones requiere prerrequisitos para estar seguros que se reparten cuando corresponde porque la organización está con salud financiera sostenible y no haciéndolo sin tener un diagnóstico claro porque se podría complicar el futuro de la entidad sin siquiera saberlo.