miércoles. 24.04.2024

El abismo entre Twitter y Mastodon

Las expectativas descaminadas, el diseño antiviral y el cambio de escala complican el salto de una plataforma a la otra

Mastodon.
Mastodon.

Cada vez con mayor frecuencia me dicen: «tenemos que hablar sobre Mastodon». Por lo general, significa dos cosas: ayuda para escoger una instancia o para adaptarse, o bien consulta sobre las perspectivas de la federación ante la debacle de Twitter y valoración de otras opciones.

Vale la pena insistir en cuatro ideas fundamentales:

1. Mastodon no es como Twitter

A pesar del recurrente discurso de los medios acerca de Mastodon como alternativa o competencia frente a Twitter, hay que orientar las expectativas hacia la exploración y el descubrimiento de un modo completamente diferente de practicar el microblogging.

Mastodon no es como Twitter y, aunque nació bajo su inspiración, fue diseñado para situarse en sus antípodas.

2. Twitter sigue siendo la plaza pública planetaria

Aunque cada episodio de la destrucción progresiva del viejo Twitter se traduzca en picos de nuevas cuentas en la federación, la diferencia de usuarios activos mensuales entre Twitter (368M) y Mastodon (2.6M) sigue siendo abismal.

Además de una escala diferente, la arquitectura de Mastodon basada en una federación de servidores autónomos (sin búsquedas centralizadas ni tendencias globales), impide recrear el efecto de plaza pública planetaria que sigue teniendo Twitter (como acaba de comprobarse, una vez más, con motivo de los trágicos terremotos de Turquía y Siria).

3. Pero se está convirtiendo en una amenaza reputacional

La deriva descaradamente comercial de Twitter, bajo la dirección de Musk, afecta progresivamente a la gestión de identidades, a los accesos a la API, a las políticas de moderación, a la cantidad de publicaciones diarias, a su visibilidad y a otras funciones de la plataforma que sólo estarán disponibles para usuarios de pago. 

Permanecer en Twitter se está convirtiendo en una amenaza reputacional, pero cerrar las cuentas no es una opción razonable para usuarios con grandes comunidades ni para la mayor parte de las cuentas corporativas e institucionales.

4. Hay que tener un plan B

Hay que tener un plan B en materia de estrategia digital, no sólo por la marcha de Twitter, sino por la evolución del escenario de las redes sociales comerciales (es bastante evidente el cambio de algoritmos en Instagram, por ejemplo) y por el tsunami que están provocando las aplicaciones generativas de la inteligencia artificial

Y aunque Mastodon no sea necesariamente la alternativa adecuada para todos los usuarios, la filosofía que sustenta el fediverso (software libre, protocolos abiertos, servidores autónomos, moderación comunitaria y redes federadas) puede alumbrar nuevos caminos para diseñar el futuro de las marcas personales y corporativas en la red.

El concepto de self-hosting, con el que se inició la revolución de los blogs y que subyace a Mastodon, es una vía a explorar para la gestión de la presencia digital de instituciones, marcas, medios de comunicación y usuarios que no quieran verse atrapados nuevamente por los vaivenes del multimillonario de turno.

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José Luis Orihuela es profesor de Comunicación Multimedia y Estrategia Digital de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, es miembro del consejo del Center for Internet Studies and Digital Life. Es autor de Culturas digitales (2021), Los medios después de internet (2015), Mundo Twitter (2011), 80 claves sobre el futuro del periodismo (2011) y La revolución de los blogs (2006).

El abismo entre Twitter y Mastodon
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