jueves. 28.03.2024

Ordesa

"Es el libro más sincero que he leído en mucho tiempo, y en él, el autor se desnuda completamente de una manera tan desprovista de artificio que en algunos momentos llega a ser devastadora"
Detalle de la cubierta de Ordesa.
Detalle de la cubierta de Ordesa.

Este libro ha sido un regalo doble, ya que me lo regaló mi amiga invisible del Club de lectura de Dubai, Lola, su presidenta, y porque su lectura ha sido un regalo para los sentidos. Llevaba tiempo queriendo leer algo de este autor tan poco convencional, y no me ha defraudado. El título engaña y puede resultar equívoco, pero no tengo nada que objetar a los gustos del autor. Ordesa es el libro más sincero que he leído en mucho tiempo, y en él, el autor se desnuda completamente. Dice que este libro es un acto de amor hacia sus padres ya fallecidos, pero desde luego es algo más, porque al hablar de sus padres habla de sí mismo, y lo hace de una manera tan desprovista de artificio, tan sincera, que en algunos momentos llega a ser devastadora, contando sin pudor lo que ha sido su vida desde su infancia. 

Manuel Vilas nació en Barbastro, un pueblo de la provincia de Huesca y estudió Filología Hispánica en la Universidad de Zaragoza. Fue profesor de Instituto durante varios años hasta que por voluntad propia lo abandonó y se dedicó por completo a la literatura. 

Ordesa habla de su familia, de cómo era su padre, al que le otorga el papel protagonista de esta novela, diario, memorias…, un viajante de comercio siempre impecable que nunca llegó a tener el dinero suficiente que se merecía. Habla de su madre, una mujer peculiar, intuitiva y poco adaptada al tiempo que le tocó vivir. Habla de ellos como un hijo que los amó, pero que se distanció de ellos cuando comenzó a vivir su vida de adulto, y lo hace desde la verdad más absoluta, por lo que sorprende la capacidad del autor de contar las intimidades de su familia. Él mismo dice que la gente debería hablar más de su familia, de sus padres, sin tapujos, sin ocultar nada, aunque a veces aparezcan las miserias que todos tenemos, porque la verdad es lo único que importa. 

Lo cierto es que al hablar de sí mismo y de su relación con su familia, nos asoma de una manera profunda a lo que es la condición humana, esa de la que todos participamos. Sus recuerdos afloran a través de una prosa ligera, y aunque en ciertos momentos se filtre un cierto sentimiento de fracaso existencial, de pesimismo controlado, mostrar las cosas tal y como fueron, y las relaciones tal y como se produjeron, resulta esperanzador y no es una contradicción. No lo es porque hablar de la verdad es mirar hacia adelante, porque si no reconocemos las cosas tal y como fueron, con sus momentos de felicidad o de tristeza e incluso de desesperación, no podemos pasar página y seguir avanzando. 

Creo que Ordesa es una especie de confesión en voz alta con la que Manuel Vilas ha querido dar un paso hacia el frente sabiendo lo que tiene detrás y eso es, desde mi punto de vista, un acto de valentía porque al hablar de nuestras propias vidas tendemos a adornar las miserias haciendo que pasen así más desapercibidas. Y desde luego la vida del autor no ha sido un camino de rosas, ya que transitó por el alcoholismo del que está recuperado, pero que le llevó a caer en las profundidades de una agonía constante que le ha marcado de por vida. 

Nos habla de la importancia de la familia como núcleo esencial que nos ancla a esta vida, y de la transformación de los sentimientos hacia los padres cuando pasamos de ser sólo hijos a ser también padres.  Nos recuerda que el amor de los padres por sus hijos sólo se comprende cuando pasa el tiempo, cuando ya has vivido y tenido experiencias porque es entonces cuando contemplas lo extraordinario de ese sentimiento en toda su complejidad. 

El libro no sigue patrones ni se rige por normas, es como que va a su bola, como el autor, que escribe lo que recuerda cómo y cuándo le viene en gana y ahí radica una de sus originalidades. Pero no creáis que por eso es desordenado no, sino que sigue una línea muy hábil enlazando anécdotas mezcladas con reflexiones y con hechos del pasado a la vez que habla del presente. Constantemente al hablar del amor por sus padres, habla del que él tiene por sus dos hijos y examina ese amor con lupa, y lo disecciona comparándolo con sus vivencias como hijo y entonces los entiende, porque al final, todos hemos sido hijos antes que padres. 

Acaba el libro con una serie de poesías urbanas, muy apartadas de normas, al igual que su prosa. Cuando acabé Ordesa me ocurrió algo fascinante y es que me hizo volver de una manera muy vívida a mis propios recuerdos como la hija que he sido, que soy y que seré para toda la eternidad. 

Hasta pronto. 

Ordesa
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