sábado. 20.04.2024

París

"La Basílica del Sacré-Coeur estaba justo delante de sus ojos. No podia haberse alojado más cerca. Nuhu se sintió inspirado de repente, abrió su maleta y sacó uno de sus cuadernos"
La Torre Eiffel en París. (Mónica Ortega)
La Torre Eiffel en París. (Mónica Ortega)

Se sentó en aquel café francés que encontró por casualidad. Desde la ventana podía ver el Burj Al Arab y muy cerca de la entrada, ocupando toda la pared una foto preciosa de la Torre Eiffel que le hizo sentir como si estuviera en Francia. Un chocolate caliente, un croque monsieur y un vaso de agua, le sirvió la camarera, no sin 
antes darle los buenos días. 

— ¡Buenos días! ¿Cómo está usted? 

—  Très bien, Merci! —contestó, tratando de practicar algunas de las palabras que conocía en francés. 

Nuhu llevaba varios años viviendo en Dubai,trabajaba en una oficina como administrativo, siempre sentado frente a un ordenador, pasaba las horas dedicado a su trabajo, aunque siempre habia soñado con publicar una novela, le encantaba leer y escribir. 

Cuando vivía en Uganda, su país natal, recibió un premio por escribir una historia. Sabía que tenia talento, que una vez se sentaba delante de su cuaderno y daba riendas a su imaginación podia escribir cualquier cosa.

También soñaba con viajar a París, la ciudad del amor, aunque no iría en busca de éste... su próposito era otro. Había leído en internet algunas publicaciones sobre una librería que se llamaba Shakespeare and Company, en la que ayudaban a los escritores, dándoles alojamiento a cambio de trabajo. 

¿Trabajar en una librería? Parecía interesante… ¿Por qué no? 

— ¡Crepes con jamón y queso!— pidió Nuhu levantando la mano.

La camarera sonrió, contestándole:  —¡Enseguida se lo traigo! 

No podia parar de mirar aquella foto de la Torre Eiffel que tanto le gustaba. Llevaba ahorrando durante algún tiempo, quizás podría viajar pronto. 

Pasaron varios años y Nuhu trabajaba sin cesar. Un día libre a la semana no era suficiente para descansar, necesitaba unas vacaciones. Entonces tomó la decisión de hacer aquel viaje a París.

En los próximos días debía organizarlo todo, comprar los billetes de avión, hacer una reserva para el alojamiento, planear sus rutas…

Quería comprar un pequeño diccionario de francés, pensó que le sería útil.

No podia olvidarse de todos los preparativos para su viaje, aunque Francia acababa de abrir las fronteras nuevamente a sus visitantes, debía mirar cuales eran las restricciones actuales relacionadas con el COVID-19. ¡Cada día era más difícil viajar!

Debía llevar su certificado de vacunación y hacerse algunas pruebas antes de salir. No podia olvidarse de ningún detalle…

Por fin encontró el alojamiento. Hizo una rápida reserva por internet, un piso en el centro de la ciudad, parecía un buen lugar por las fotos que había visto.

Pisó suelo francés a las tres menos cuarto, apenas comió en el avión, la comida que le sirvieron no le había gustado. Cogió un taxi en el aeropuerto con dirección al centro de la ciudad, había decidido alojarse en el emblemático barrio de Montmartre, el barrio bohemio con más encanto de París. Un pequeño piso con una habitación y una cocina, parecía perfecto para él. 

Cuando estaba dentro del taxi de camino hacia el piso, encendió su móvil y empezó a leer los emails que acababa de recibir al aterrizar. Tenia un nuevo email de la compañía de alquiler de pisos, que decía así: 

Estimado señor Nuhu,

Lamentamos informarle de que hemos tenido que cambiar su piso, aunque le podemos ofrecer otro, que también se encuentra en el barrio de Montmartre, el dueño no puede recibirle para entregarle las llaves porque está fuera del país y las ha dejado en otro lugar para que usted las pueda recoger. 

Debe dirigirse a su llegada a la calle Rue de la Huchette, cerca de la estación de metro Saint –Michel. Allí encontrará un estanco de tabaco. Cuando llegué a él, entrégueles el código 8543 y ellos le darán las llaves, después siga las instrucciones que le adjunto en este email para poder entrar en el piso.

Nuhu, pensó que todo parecía muy raro, pero no dudó en decirle al taxista que se dirigiera hacia otro lugar.

— ¡Lléveme a la calle Rue de la Huchette, s’il vous plait!

Estaban llegando a su destino,cuando Nuhu anunció: —Por favor, ¿puede usted parar un momento en el estanco que está  ahí delante? Solo cinco minutos, enseguida vuelvo.

El taxista paró donde le había indicado diciéndole: — No tarde usted mucho.

Nuhu asintió, abrió la puerta del taxi, salió y se dirigió hacia el estanco, donde se encontró con un chico de nacionalidad china. 

— ¿Hablas inglés? — le preguntó.

El chico contestó: — Sí. ¿Qué quiere? 

— Me han dicho que debo darte un código y que tú me tienes que entregar una llave.

El chico le miró sin contestar y sacó una máquina del cajón.

— Dime el código — le dijo.

Nuhu respondió: — 8543 

El chico lo introdujo en la máquina y  aparecieron las letras MMT en la pantalla, luego se dirigió a un mueble donde tenia muchas llaves colgadas y cogió la llave con las letras correspondientes. 

Nuhu imaginó que las letras significaban Montmartre. Cogió su llave, le dio las gracias y se dirigió hacia el taxi. El chico le dijo antes de irse: — No te olvides de devolverme la llave antes de irte de París. 

Nuhu asintió dedicándole una sonrisa. 

— Disculpe la espera — le dijo al taxista — Lléveme a esta dirección, en el barrio de Montmartre, por favor. El taxista se puso en camino rápidamente. 

Nuhu llegó al piso, intodujo la llave en la cerradura y sin saber muy bien lo que le esperaba al otro lado, abrió la puerta, viendo una pequeña sala que le dio la bienvenida. 

Al fondo una habitación con un baño minúsculo dentro de ésta. La cocina también era pequeña. Dejó la maleta en la entrada y se hizo un café. Después fue hacia la ventana abriendo las cortinas. 

La Basílica del Sacré-Coeur estaba justo delante de sus ojos. No podia haberse alojado más cerca. Nuhu se sintió inspirado de repente, abrió su maleta y sacó uno de sus cuadernos. Por fin, allí estaba la Basílica, justo en frente de él, entonces comenzó a escribir…

Permaneció sentado delante de aquella ventana durante dos días, solo se levantó de la silla para comer y dormir. Una vez hubo terminado decidió bajar a la calle y explorar París.

¿Por dónde podía empezar?

Sin pensarlo dos veces se dirigió caminando hacia la Basílica que llevaba mirando varios días desde la ventana.  Subió los 222 escalones hasta llegar a la cima del Montmartre, quería observar las vistas de la ciudad desde allí. Al llegar a la parte más alta se giró y allí estaba la escena más maravillosa que pudieras imaginar. París, delante de sus ojos, un sueño hecho realidad.

Después de observar aquellas increíbles vistas, siguió caminando hasta llegar a la Plaza de Tertre, una de las más emblemáticas de la ciudad. Siempre había leído sobre ella…

La plaza estaba llena de artistas y retratistas que pintaban sus cuadros mientras algunas personas posaban para ellos. Nuhu se sentó en un café cercano, pidió un croissant y un café con leche y comenzó a observar a la gente que pasaba por allí... Uganda, sus raíces. Dubai, su casa. París, una nueva estación de paso… Miles de cosas pasaron por su mente en aquel momento y sacando su cuaderno comenzó a escribir de nuevo… allí, rodeado de artistas. Allí, en aquel lugar, donde sin duda alguna podia demostrar la brutal perfección de su corazón, a través de sus escritos. 

¡Uno, Dos ,Tres!¡Había llegado! 

Delante de él estaba la librería Shakespeare and Company

Ayer paseó por Montmartre, hoy quería descubrir el Barrio Latino.

Shakespeare and Company era una librería especial, con un ambiente único. Un lugar que estaba cerca de la Catedral de Notre Dame

Nuhu había llegado demasiado pronto, antes de que abrieran y se apoyó en la pared mientras esperaba a que alguien llegase y abriera la puerta. 

— ¡Hola! ¡Buenos días! ¿Está usted esperando a alguien?

Nuhu giró la cabeza hacia  un lado y vio a una chica que llevaba un manojo de llaves en la mano. 

— Sí— contestó: — Estoy esperando a que abran. ¿Trabaja usted aquí? 
 
— Sí—  dijo sonriendo. Mientras abría la puerta. 

— Espere un momento, por favor. Voy a encender la luz. 

La chica encendió la luz de la tienda, después dejó su bolso en una silla y colgó el cartel que decía abierto en la puerta. 

Pasa — le dijo.— ¿Puedo tutearte? 

— Si, claro— contestó Nuhu. Soy un hombre joven. 

Nuhu le explicó que era escritor o que deseaba convertirse en uno de ellos y que había venido desde Dubai donde vivía, para visitar París. Había escuchado que su librería ofrecía trabajo a jóvenes aspirantes a escritores y le preguntó si tenía algo que pudiera ofrecerle a él.

La chica le dijo que sí, que era cierto lo que había escuchado, que solían contratar a jóvenes escritores para que trabajaran en la librería, pero que en aquel momento no necesitaban a nadie. 

Nuhu sonrió sin querer mostrar su desilusión, diciendo : — Quizás en otra ocasión.

La chica le preguntó: —¿Quieres ver los libros antes de irte?

Nuhu asintió y se dirigió hacia ellos.

La librería contaba con varios pasillos por los que empezó a caminar, se paró delante de las estanterías repletas 
de libros. Entonces comenzó a coger los que le interesaban, que eran muchos, tenía un gran interés por la lectura

Con las manos llenas, subió al segundo piso donde encontró una sala de lectura bastante amplia llena de fotografías antiguas, una máquina de escribir y un sofá sobre el que dormía un gato. 

Nuhu se sintió como en casa. Deseaba tanto poder trabajar en aquel lugar…

Entonces se sentó en el sofà, dejó su mochila en el suelo abrió uno de los libros y comenzó a leer. Después de algunas horas leyendo, se acomodó en el sofá cerrando los ojos y se quedó dormido. No sé cuánto tiempo estaría allí tumbado, solo sé que cuando le vi, me contó, que había perdido la noción del tiempo, que se despertó bruscamente cuando el gato saltó sobre èl y que al despertarse se encontró con la sala llena de gente. Gente sentada junto a él, leyendo. Otros mirando por la ventana, o simplemente curioseando entre los libros. Todos eran clientes de la librería. Me dijo que se sintió incómodo y avergonzado por la presencia repentina de tantas personas alrededor de él, no debía de haberse quedado dormido, pensó que quizás aquellas personas llevaban horas observándole mientras tenia los ojos cerrados. 

Entonces se levantó rápidamente cogiendo su mochila, que estaba abierta y metió uno de los  libros que antes había cogido de las estanterías, sin darse cuenta de que no lo había pagado, salió de la sala, bajó las escaleras y caminó dirigiéndose hacia la salida. Tuvo que pararse antes de salir porque no podía pasar. Algunas personas estaban paradas alrededor de un agujero que había en el suelo. Miró con curiosidad y vio que estaba lleno de monedas, era un pozo de los deseos.

Quiso echar una moneda antes de irse, abrió la mochila buscando su cartera y no logró encontrarla. En el bolsillo de su pantalón tenía un bolígrafo y un papel pequeño, los sacó y escribió la frase: ”Quiero soñarme entre libros” y echó el papel en el pozo de los deseos, en vez de la moneda. La gente se le quedó mirando y alguien dijo: — Es un pozo de los deseos, no una papelera.

Nuhu le miró sin decir nada, se dirigió hacia la puerta, salió y se fue caminando con dirección al metro dejando la  librería detras de él.

¿Podría algún día trabajar en aquel lugar? 

Nuhu que apenas hablaba francés, había viajado a Europa en busca de su sueño, no lo había conseguido en su  
primer intento, pero había tenido el valor de visitar la librería  sobre la que tanto había leído. Sus sueños  
estaban escritos en un papel que aunque muchos pensaban que era basura, para él tenían más valor que el dinero y allí se quedaban en el pozo de los deseos, esperando que algún día alguien los leyese y quizás le llamasen ofreciéndole una  oportunidad.

¿Te gustaría saber que pasó con Nuhu? 

Quizás regresó a Dubai, quizás se quedó en Paris… O ¿por qué no? Pudo haber cogido un vuelo directo a Uganda para ir a ver a su familia. Sea donde sea que esté, sigue soñando con París y  con ser escritor… y viaja con su maleta colmada de ilusiones, llenando su alma de agua de lluvia fresca con inspiraciones. 

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Esta es una historia inventada, inspirada en una visita real a este lugar..Las descripciones de los interiores son reales (el gato, la máquina de escribir y el pozo de los deseos) y se describen tal y como los vio la escritora cuando visitó la librería Shakespeare and Company, una librería sobre la que se ha escrito mucho y que se encuentra en París. 

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