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sábado. 04.10.2025

Oud y bakhour: el lujo invisible de Emiratos

En la cultura emiratí, el perfume es un lenguaje: recibir a un invitado con bakhour es una señal de respeto y perfumarse con oud antes de salir de casa es casi un acto ceremonial
Los zocos de perfumes de Dubái impactan con sus frascos de cristal tallado y botellas doradas que parecen joyas. (Fuente externa)
Los zocos de perfumes de Dubái impactan con sus frascos de cristal tallado y botellas doradas que parecen joyas. (Fuente externa)

En Dubái, el lujo no siempre se ve. A veces flota en el aire, acaricia la piel como un velo delicado y perdura incluso después de que su portador ha abandonado la estancia. Ese lujo es invisible, pero imposible de ignorar: hablamos del oud y el bakhour.

El oud, conocido como “oro líquido”, proviene de la resina aromática del árbol de agar, generada únicamente cuando este se infecta por un hongo. Es tan raro que solo un pequeño porcentaje de estos árboles, que crecen principalmente en el sudeste asiático, producen esta resina. Su aroma, profundo y envolvente, es considerado uno de los más preciados del mundo y ha sido parte del comercio árabe desde hace más de 1.500 años. En la Ruta del Incienso, el oud se intercambiaba como un bien de lujo junto a la mirra y el incienso, viajando desde Asia hasta los palacios de Oriente Medio y las cortes de Roma y China.

El bakhour es un ritual ancestral. Consiste en virutas de madera impregnadas con aceites perfumados y resinas como sándalo o almizcle, que se queman en un mabkhara, un incensario tradicional. El humo que emana no solo perfuma el ambiente: se adhiere a la ropa, al cabello y a los tejidos, creando una huella aromática duradera. Antiguamente, en los campamentos beduinos, quemar bakhour era una manera de ahuyentar insectos, purificar el aire y, sobre todo, mostrar hospitalidad.

En la cultura emiratí, el perfume es un lenguaje. Recibir a un invitado con bakhour es una señal de respeto; perfumarse con oud antes de salir de casa es casi un acto ceremonial. Hay familias que guardan mezclas secretas de fragancias que se transmiten de generación en generación, y en las que cada miembro de la casa reconoce “su olor” como parte de su identidad.

Los zocos de perfumes de Dubái, con frascos de cristal tallado y botellas doradas que parecen joyas, conviven con boutiques contemporáneas que reinterpretan el oud en versiones modernas. Pasear entre ellos es sumergirse en siglos de historia comercial y tradición olfativa, donde cada frasco cuenta una historia y cada nota aromática evoca un recuerdo.

El oud y el bakhour son más que un aroma. Son un puente entre pasado y presente, tradición y modernidad, identidad y hospitalidad. Un lujo que, aunque invisible, habla claro y deja su rastro mucho después de que la persona haya pasado.

Oud y bakhour: el lujo invisible de Emiratos