jueves. 28.03.2024

Soy porque tú eres

"¿Cuándo nos estancamos egoístamente en el bienestar de algunos y dejamos a la suerte el devenir de la mayoría?"

Hoy la lectura me llevó a un campo muy interesante dentro de la psicología humanista, una línea de la psicología que manifiesta los procesos y necesidades de la búsqueda de la autorrealización y el deseo de alcanzar nuestro potencial como seres humanos.

Y de esta manera me encontré con una teoría sobre las motivaciones humanas, escrita por allá en el año 1943 por el Psicólogo Abraham Maslow.

En esta teoría, llamada también la teoría de las necesidades básicas o la Teoría de la Pirámide de Maslow en honor a su nombre, su autor intentaba responder (de forma bastante atinada, desde mi humilde opinión), con una pregunta universal que ha pasado seguramente por la mente de cada uno de nosotros muchas veces, y tal vez, con los acontecimientos actuales de manera muy seguida: ¿Por qué nos comportamos como lo hacemos?

Está científicamente demostrado que nuestra naturaleza -como especie- responde a distintos hechos en los que la evolución nos ha puesto en una posición privilegiada en el reino animal, producto de nuestra capacidad de razonamiento y comunicación; sin embargo, también es un hecho que, a pesar de todo este proceso evolutivo, muchas de nuestras acciones aún derivan de reacciones instintivas de acuerdo a nuestras necesidades.

Es aquí donde Maslow clasifica estas necesidades dentro de distintas categorías, comenzando desde nuestras necesidades más básicas y que estarían en la base de esa pirámide que elabora, hasta el nivel más alto de la misma, al que llama de autorrealización.

Y es que en definitiva, primeramente nuestra prioridad consiste en subsistir y de ahí cubrir nuestras necesidades fisiológicas básicas como la alimentación, respirar, dormir, entre otras.

¿Cuándo fue que perdimos el norte o cuándo fue que nos salimos del camino que nos lleva al progreso?

De esa manera las jerarquías de nuestras necesidades van escalando para pasar por categorías con campos tales como la seguridad, la convivencia, el amor, la intimidad sexual, la autoestima, el reconocimiento, y llegar a la cúspide de la autorrealización donde encontramos campos trascendentales como la creatividad, la contribución, el desarrollo espiritual y el propósito.

Se imaginan el nivel de desarrollo que podríamos alcanzar como sociedad, si pudiésemos partir del hecho de reconocer y trabajar por llenar estos campos de forma organizada y para todos por igual sin discriminaciones o preferencias.

Si nuestros gobiernos pudiesen establecer planes que se basaran en políticas públicas que pudiesen llenar estas cuotas a nivel personal para todos los miembros de nuestras sociedades.

¿Cuándo fue que perdimos el norte o cuándo fue que nos salimos del camino que nos lleva al progreso?

¿Cuándo nos estancamos egoístamente en el bienestar de algunos y dejamos a la suerte el devenir de la mayoría?

Por ello es de vital importancia la transmisión de los conocimientos; porque aquellos que hayan podido evolucionar mentalmente y espiritualmente, entenderán siempre que el principal propósito del ser humano siempre debe ser apoyarnos los unos a los otros; “soy porque tú eres”. Y ese, queridos amigos, debería ser el eslogan de una humanidad que pretende transcender a más.

Soy porque tú eres
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