domingo. 28.04.2024

En la toponimia de Madrid se esconde agazapada su propia historia. Vayamos primero a su origen etimológico: Maŷrit. Un vocablo árabe. Y ahora detengámonos en la patrona de la ciudad: la Virgen de la Almudena. Bingo. Otra palabra árabe. Almudena procede de almudaina, que es el diminutivo de medina, que, a su vez, significa ciudad. La Virgen de la Almudena, por lo tanto, es la Virgen de la “ciudadela”. Es decir, de la pequeña fortificación que fue levantada por el Estado omeya de Córdoba en el siglo IX para hacer frente a las incursiones castellanas. 

El origen de la capital de España es inequívocamente islámico. No únicamente por razones toponímicas, sino también por las abundantes pruebas documentales y arqueológicas que respaldan esta hipótesis. Todos los cronistas andalusíes acreditan su fundación por el emir cordobés Mohammed I a mediados del siglo IX. Desde Ibn Hayyan hasta Al Razi, pasando por Idrisi. Y la única fuente cristiana, escrita por el obispo Sampiro de León en el siglo XI, cita el ataque de Ramiro II de Asturias a Magerit, la ciudad de los “caldeos”. 

Los vestigios arqueológicos son escasos pero concluyentes. Muchos fueron arrasados en el siglo XVI cuando Felipe II decidió trasladar la capital del Imperio español a Madrid, aunque algunos fueron emergiendo ya en el XX en determinadas intervenciones constructivas contemporáneas. Por ejemplo, un lienzo de muralla medieval de 120 metros y un buen número de objetos andalusíes, desde cerámica y utensilios agrícolas hasta canalizaciones de agua. 

La fundación musulmana de Madrid ha vivido en la penumbra de la  historia durante siglos y aún hoy es soslayada deliberadamente por la narrativa dominante

La fundación musulmana de Madrid, no obstante, ha vivido en la penumbra de la  historia durante siglos y aún hoy es soslayada deliberadamente por la narrativa dominante. “Hay una disputa sobre los orígenes de Madrid”, admite el arabista Daniel Gil-Benumeya, director científico del Centro de Estudios sobre el Madrid Islámico (CEMI). “Y aunque a veces se revista de argumentos científicos, no hay ningún indicio documental ni arqueológico que permita afirmar que existía Madrid antes de la fundación islámica”. 

La razón parece evidente. La capital del católico Imperio español no podía permitirse la inconveniencia de haber sido erigida por su gran antagonista histórico. Así lo sostiene Gil-Benumeya: “La identidad española tiene una historia conflictiva con su pasado islámico”. Y ya Felipe II, explica el arabista, lo resolvió “inventándose unos orígenes romanos acordes con el Imperio católico”. Todo aquel relato ya no se sostiene hoy día, al no estar soportado sobre evidencias arqueológicas. Sin embargo, añade el experto, otras nuevas hipótesis, vinculadas a un supuesto origen visigodo, han venido a sustituir a aquellas. “Una variante es situar el origen después de la conquista castellana y asegurar que el núcleo islámico no fue nunca más allá de un campamento militar”. 

El historiador Juan Cortés, autor de Maŷrit: guía ilustrada del Madrid Medieval, comparte también la hipótesis fundacional musulmana. Y sitúa en el siglo XVII el punto de despegue del falseamiento histórico de sus orígenes. “Se le llegó a relacionar hasta con algún descendiente de Troya. ¿Por qué? Porque España tenía la gran losa de la permanencia durante siglos de los musulmanes y eso chocaba con la monarquía católica”, explica el historiador en conversación telefónica desde Illinois (EEUU), donde realiza un proyecto de investigación. “Se quiso anular el pasado islámico, particularmente durante la católica dictadura de Franco, pese a las evidencias arqueológicas”, que se conservan en el Museo de San Isidro y en Alcalá de Henares.

Uno de los escasos recuerdos que Madrid dedica hoy a su fundador, Mohamed I. (@madridislamico)

Uno de los escasos recuerdos de Madrid a su fundador, Mohamed I. (@madridislamico)

Cortés sitúa el origen islámico de Madrid hacia el año 860. Como vestigios materiales, alude a los restos aparecidos en la calle Mayor y la atalaya islámica del aparcamiento de la Plaza de Oriente, además de las numerosas fuentes documentales andalusíes ya referidas por Gil-Benumeya. Según aduce el coordinador científico del CEMI y autor también de dos libros sobre el Madrid islámico, la antigua Iglesia de Santa María de la Almudena, derribada en la segunda mitad del XIX, fue construida sobre la mezquita aljama de Maŷrit. No quedan, sin embargo, registros arqueológicos del originario templo musulmán. “De su existencia, solo hay pruebas documentales”, asegura. 

La actual Catedral de la Almudena fue construida en frente de la vieja iglesia. Y en sus inmediaciones fue encontrado un esqueleto datado en el siglo VIII, que se atribuyó al periodo visigodo porque la posición de su enterramiento no concordaba con las coordenadas islámicas. Gil-Benumeya resta crédito a esas hipótesis. “La tumba estaba descontextualizada y no aparecía ligada a ninguna otra huella de hábitat permanente, aunque cierta prensa lo amplificó”. Todas las teorías que evocan la existencia de vestigios hispano visigodos son, en opinión del profesor de la Universidad Complutense de Madrid, una “fabulación construida por los medios”. “Se inventó hasta una basílica tardorromana. Y eso no tiene ningún fundamento”, afirma Benumeya. 

Maŷrit fue conquistada por Alfonso VI en el año 1085 y anexionada al reino de Castilla. Se mantuvo, por tanto, durante dos siglos bajo dominación andalusí. La población musulmana se convirtió entonces en una comunidad minoritaria por espacio de otros cuatro siglos hasta la conversión forzosa de 1502. Un siglo después, los moriscos fueron expulsados. La leyenda dice que la Virgen de la Almudena apareció escondida “con dos velas milagrosamente encendidas” en un torreón de la antigua muralla con la entrada militar de Alfonso VI. Y aún hoy, hasta el alcalde de Madrid, sigue manteniendo vivo el relato de la “reconquista”, cuyo concepto presupone una continuidad cristiana histórica discutida por gran parte de los especialistas. 

El fundador de Madrid, Mohammed I, apenas tiene un pequeño parque a su nombre

“Madrid tiene un problema con el reconocimiento de su origen islámico”, sostiene Juan Cortés. “Y deberíamos sentirnos orgullosos de él”, agrega. El propio fundador de la ciudad, Mohammed I, apenas tiene un pequeño parque a su nombre, lamenta el historiador. Poco tributo en comparación con el mayúsculo reconocimiento que la capital de España entrega a la figura de Felipe II. Entre las casi diez mil denominaciones del callejero de Madrid, solo tres enclaves recuerdan los ocho siglos de la presencia islámica en España, tal como señala Benumeya en un artículo publicado en septiembre pasado. Además del emir cordobés, el filósofo Averroes cuenta con una escondida calle y el célebre astrónomo Maslama (Madrid 950, Córdoba 1007) conserva su nombre inscrito en una extraviada placita del norte de la ciudad. Desde luego, escaso obsequio para la única capital de origen islámico de toda Europa.

Madrid, la única capital de origen islámico de toda Europa
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